Desde hace un año que salteñas organizan “Género trueque”, un espacio de debate, autogestión, reciprocidad e intercambio de bienes para mujeres que deciden hacerle frente a la crisis económica y laboral. Hablamos con Florencia Soraire, una de sus organizadoras. (Andrea Sztychmasjter)
Los trueques tuvieron su auge en Argentina durante la crisis de 2001 ésta forzó a varios a intercambiar productos y servicios para poder así conseguir lo mínimo e indispensable para cubrir las necesidades básicas. Aunque con algunas transformaciones, han regresado y Salta no se queda fuera.
Desde hace un año que el grupo “Género trueque” conformado 100 % por mujeres viene organizando reuniones donde las participantes no solamente intercambian bienes, en muchos casos elaborados por ellas mismas, sino también comparten saberes, charlas y talleres.
Florencia Soraire, una de sus organizadoras, es profesora de la UNSa e investigadora de las relaciones de trabajo en nuestro país en el CONICET. Desde hace años que participa de los trueques que se realizan en Salta y junto a un grupo de amigas decidieron armar este espacio en donde la mayoría son madres.
Florencia explica que la gran participación de mujeres madres se debe a que más allá de estar acompañadas por sus compañeros, padres de sus hijos y familias, o no, como mujeres-madres siempre se encuentran implementando estrategias y prácticas para sobrellevar las movidas de un hogar: “Porque seguimos llevando la casa a cuestas”.
“El trueque se lleva a cabo desde el inicio de la humanidad. Las personas recurrieron siempre a intercambiar aquello que tenían por lo que necesitaban. Pese a la llegada del capitalismo y la imposición de la moneda y todo el fetichismo de la mercancía, nunca se dejó de intercambiar y permutar cosas y servicios”, explica Florencia y señala que esto se da básicamente cuando se vive en comunidad.
Agitando encuentros
“Género trueque” es un grupo pensado para juntarse entre mujeres, entre pares. Menciona Florencia que también a partir de los encuentros empezaron a “pensar el género”, y a deconstruir diversos aspectos. “La idea de género también tiene que ver con esto de generar, de animarse a hacer, generar espacios y sostenerlos. Generar espacios para mujeres y compartir y también sacar provecho económico de las cosas que necesitamos”.
Florencia cuenta que la organización de cada encuentro es muy sencilla: “siempre alguna empieza a ‘agitar’ para que nos juntemos y ahí las que pueden se prenden. Los pilares básicos son a donde lo hacemos, cuáles son los talleres y las charlas”.
Espíritu emprendedor
Para la docente y organizadora de “Género trueque”, la situación del país no es la mejor y las mujeres salteñas sienten doblemente los efectos de las políticas actuales implementadas: “En un momento pensaba que la situación económica laboral de las mujeres en Salta era como en toda la Argentina, pero no lo es. Salta es una provincia que está permanentemente con sus derechos humanos vulnerabilizados. En ese sentido vivimos sumidas en la violencia de género que no sólo se manifiesta en golpes y violaciones en la calle cuando nos enfrentamos a lo desconocido, sino que también se manifiesta todos los días a nivel doméstico y laboral”, señala.
La investigadora recuerda además que el trabajo doméstico en los hogares, aquel que no es reconocido como tal, precariza constantemente las oportunidades laborales de las mujeres, lo que produce que cueste mucho más el conseguir un trabajo estable: “Sólo por ser mujer, al vivir en una provincia con una vulnerabilidad permanente a nivel de recursos económicos y posibilidades de acceso a educación y salud. En una provincia que vive sumida en un sesgo religioso, hipócrita y pacato donde no se considera a la mujer como sujeto de derecho sino como cosa. Las mujeres en Salta estamos dando una lucha permanente para no ser agredidas, transitar tranquilas, para poder emprender, para encarar las maternidades. Ante todos los mandatos que tenemos, se complejiza un montón el hecho de formarnos como trabajadoras”.
Según su visión existe actualmente un espíritu emprendedor que se está potenciando: la autogestión y la gestión colectiva: “Es un poco forzado porque no conseguimos trabajo y algo tenemos que hacer porque tenemos que comer, pero también es una elección de vida. En Salta no hay una orientación de decisión política para que la realidad de las mujeres cambie en diferentes dimensiones. En cuanto a la situación de trabajo, para las salteñas la veo cada vez más precarizada y avasallada.”
Salta la precarizada
La situación económica actual del país, y de Salta en particular para las mujeres no es alentadora. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) Salta encabezó, durante casi todo 2016, el ranking de empleo informal a nivel nacional, ya que el 42,5% de lxs trabajadorxs no tiene aportes previsionales. Durante el segundo trimestre de 2017, el trabajo informal en Salta fue de 44,9 %, convirtiéndose en la provincia con mayor cantidad de trabajadorxs en negro.
Para la población joven esto se agudiza, según datos del organismo citado, desde enero a marzo de este año el índice de desempleo de Salta entre las mujeres de hasta 29 años fue de 17,3% y en los varones del mismo rango etario llegó a 15,6%. Para la franja masculina, la falta de trabajo creció tres puntos en relación con el período anterior, cuando estaba en 12,6%, y en la femenina el incremento fue de siete puntos (estaba en 11%).
Esta situación propicia que cada vez más las salteñas busquen formas de autoproducción y comercialización de bienes y productos realizados por sus propias manos. El grupo “Género trueque” se conformó como un lugar para intercambiar cosas que ya no se utilizan por otras que se necesitan y así generar ese espacio de reciprocidad en donde el dinero no tiene lugar.
Madres que truecan cosas de sus hijxs que ya no necesitan a otras que sí, libros que ya se han leído por otros que no, ropas varias, elementos para la casa, desde una mesita hasta un cuadro pintado por una de las participantes, todo tiene lugar en el trueque que sigue funcionando para recordarnos que las cosas que adquirimos tienen otro valor que no es el que le da el mercado.
¿Qué es lo que realmente necesitamos?
Gran parte de quienes eligen el trueque como estilo de vida priorizan la compra consciente, el contacto humano y recuperar el valor de las cosas, también el valor del reciclado. El trueque funciona para conseguir objetos que están en buen estado, en vez de comprar nuevos que generan más contaminación y desperdicios. Otra premisa importante tiene que ver con elegir a quien se le compra, o saber quién lo produce, se genera así un consumo responsable.
Todo vuelve sin dinero
Heidemarie Schwermer es una psicóloga alemana que intercambia trabajo por hospedaje, comida o ropa. No usa dinero. Cree que es una forma más justa de estar en un mundo donde conviven la pobreza y la opulencia. “La gente hace muchas cosas que no son buenas para ellos, con el único objetivo de ganar dinero. Se convierten en esclavos y pierden su felicidad”, asegura. “En 1994 fundé un grupo de trueque llamado “Centro para dar & recibir” en Dortmund (Alemania). Comenzamos a compartir y a hacer un montón de cosas sin recurrir al dinero y así fue que noté que cada vez necesitaba menos dinero. Así fue que decidí intentar vivir un año sin dinero. Mi “experimento” ya lleva casi 20 años. Descubrí un nuevo mundo maravilloso lleno de amor, que vivo desde el corazón”, manifestó esta mujer que cree en la importancia de transmitir un concepto solidario: “dar y recibir”.