Amado Boudou corre el riesgo cierto de superar a María Julia Alsogaray y convertirse en el ex funcionario de más alto rango en terminar preso por corrupción.
Ex titular de la Anses, ex ministro de Economía y ex vicepresidente de la Nación Amado Boudou corre el riesgo cierto de superar a otra ex integrante de la vieja UCeDe María Julia Alsogaray y convertirse en el ex funcionario de más alto rango en terminar preso por corrupción.
Boudou es consciente de ese riesgo. Sabe que el juicio oral que ahora afronta por los papeles truchos del auto puede parecer «menor», pero que prevé una pena de hasta 6 años de prisión. Y aun cuando en el hipotético caso de ser hallado culpable, recibiera una pena en suspenso, sería su primera condena, por lo que Ciccone podría afrontar su segunda pena y, por tanto, resultaría de cumplimiento efectivo.
Este planteo puede parecer conjetural en exceso. Pero no lo es. Boudou camina al límite. Porque además de los juicios por Ciccone y el auto trucho, también debe defenderse de otras acusaciones de menor o mayor gravedad. Entre ellas, por el presunto tráfico de influencias y una supuesta coima por $ 7,8 millones que el fondo The Old Fund cobró del gobierno de Formosa, así como otra por su supuesto enriquecimiento ilícito, dos más por el manejo del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses, otra por la compra directa de autos de alta gama para el Ministerio de Economía, y otra más por el uso de helicópteros de empresarios para actos de campaña, lo que podría configura rel delito de dádivas.
Ante ese panorama, Boudou se acerca al pelotón de kirchneristas que ya se encuentra tras las rejas. Uno es el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime ya condenado; otro, es el presunto testaferro de la familia Kirchner, Lázaro Báez, quien sigue sin ser condenado, pero permanece detenido desde hace 13 meses.
Boudou debe sentir ahora en carne propia la ausencia de poder. En su apogeo, sus palabras acarrearon la salida del entonces procurador general de la Nación, Esteban Righi, además del desplazamiento del fiscal instructor del «caso Ciccone», Carlos Rívolo, y falto poco para la destitución del primer juez de la causa, Daniel Rafecas.
Ahora, por el contrario, el marplatense se sentará en el banquillo junto a su íntimo amigo y socio, José María Núñez Carmona; a su presunto testaferro, Alejandro Vandenbroele, a su ex jefe de gabinete en el Palacio de Hacienda Guido Forcieri, al otrora dueño de la imprenta, Nicolás Ciccone, y a la ex mano derecha de Ricardo Echegaray en la AFIP, Rafael Resnick Brenner.
La lista es, a todas luces, acotada. Varios nombres descollan por su ausencia. ¿Un ejemplo? Falta la pata empresaria. ¿Quién financió el desembarco? ¿Quién aportó el dinero para que el misterioso fondo The Old Fund comprara la ex Ciccone?
Si vale como indicio, el juez federal Ariel Lijo apenas nombró dos veces -y de pasada- a uno de los señalados como presunto financista: el banquero Jorge Brito. Y a lo largo de las 456 fojas de su resolución, sólo redactó el apellido «Moneta» 14 veces. La «ruta del dinero», pues, queda por recorrer. De hecho, ni siquiera el lugarteniente de Brito en la ex Ciccone -donde asumió como número 1 por encima de Vandenbroele-, Máximo Lanusse, llega a la instancia oral.
Queda mucho por desentrañar, claro está, en la trama del «caso Ciccone». Falta, también, cerrar el círculo sobre la ex titular de la Casa de Moneda Katya Daura, mientras que la Cámara Federal también marcó en anteriores resoluciones que Lijo debía avanzar sobre Echegaray.
Su ex jefe de gabinete en la AFIP, Resnick Brenner, incluso planteó que Lijo violaba su derecho de defensa al no indagar a Echegaray. Sin decirlo de manera explícita, preguntó: ¿podía él actuar a espaldas de su jefe en semejante asunto?
Para Lijo, sin embargo, sí fue posible. Al punto de que al desechar el reclamo de Resnick Brenner le contestó que «intentar asignarle a Ricardo Echegaray otro comportamiento penalmente relevante» implicaba, en la práctica, «desconocer los elementos probatorios» existentes.
Así, sin Brito, Moneta, Echegaray y varios más, pero con otro juicio oral en marcha y otras causas que se le avecinan, ¿romperá Boudou su silencio? ¿Contará lo que sabe sobre la otrora pareja presidencial Kirchner? ¿O, como María Julia Alsogaray, callará sobre la cúspide?.
Fuente: La Nación