Se publicó el libro Narrativa Salteña del Bicentenario, la antología de diez autores publicado por la Cámara de Diputados que muestran que la salteñidad se alimenta de Los Simpsons, el humor y la cultura pop. Santiago Godoy confirmó que en 2015 la Legislatura reeditara el concurso. (Federico Anzardi)

En el prólogo a la reedición de Pregúntale al polvo, de John Fante, Charles Bukowski cuenta que cuando descubrió ese libro, en 1940, un año después de su publicación, sintió la más pura identificación. “Yo era joven, pasaba hambre, bebía, quería ser escritor. Casi todos los libros que leía pertenecían a la Biblioteca Municipal del centro de Los Angeles, pero nada de cuanto me caía en las manos tenía que ver conmigo, con las calles, ni con las personas que me rodeaban. Me daba la sensación de que todos se dedicaban a hacer juegos de prestidigitación con las palabras, que aquellos que no tenían prácticamente nada que decir pasaban por escritores de primera línea. Sus libros eran una mezcla de sutileza, artesanía y formalismo, y era esto lo que se leía, se enseñaba en las escuelas, se digería y se transmitía”.

Esa sensación bukowskiana también existe a la hora de leer los libros que se producen en nuestra provincia. Sentir que hacía falta sangre nueva que hablara de algo más que de lo que se supone que hay que hablar motivó lanzar el Concurso de Cuentos Miguel Ragone, organizado por la Cámara de Diputados. Entonces, fueron 49 los textos que llegaron en pocas semanas, desde distintos puntos del país.

Las condiciones para participar no eran muchas. Había que ser salteño, o vivir en Salta, o haber vivido alguna vez en la provincia. Eso abrió muchísimo el juego. ¿Porque quién dice qué cosa hace a lo salteño? ¿Es una característica de los que nacen en Salta? ¿O alguien de afuera puede absorber la salteñidad hasta hacerla propia, acoplarse al ritmo de este lugar y aportarle una visión propia que la enriquece?

El libro Narrativa Salteña del Bicentenario reúne a diez autores que representan a la Salta de estos días. A la que tiene que ver con nosotros, con las calles, y con las personas que nos rodean. En la contratapa del libro, que es de distribución gratuita y será destinado, en su mayoría, a bibliotecas populares y establecimientos educativos de toda la provincia, se lee: “Los cuentos aquí reunidos muestran que hay incontables formas de ser salteño sin caer en esa salteñidad oficial ligada a lo telúrico, la tradición, lo solemne. Por eso, quizás, esta sea la antología más salteña de todas: porque da cuenta de que la salteñidad no es una sola.”

Los escritores que participan de la antología son María Luján Fernández, Cecilio Pastrami, Sofía López Fleming, Rodrigo España, Fabio Gabriel Martínez, Hernán Mascietti, Luis Martín Cagnoni, Carlos Ariel Varas Mora, Rafael Caro y Lucas Miguel Bercovich Oroño. El jurado que los seleccionó estuvo conformado por Daniel Medina (escritor y periodista salteño), Elio Martín Maigua (editor salteño) y el reconocido escritor cordobés Luciano Lamberti.

El miércoles 8, en el recinto de la Cámara de Diputados, se hizo entrega de los libros y los mil pesos de premio a cada uno de los escritores. Estuvieron presentes Manuel Santiago Godoy, presidente de la Cámara, Daniel Medina y algunos de los autores. No estaban todos y no es un detalle menor. De los diez, sólo cuatro viven en la ciudad. El resto está en otras provincias, exceptuando a Mascietti (cordobés viviendo en Orán) y Bercovich Oroño, de Tartagal. Cinco nacieron fuera de Salta y se mudaron aquí en distintas etapas de su vida.

Al comienzo de la ceremonia de entrega, Medina contó cómo un escritor porteño que vino el año pasado a dar un taller les dijo a sus alumnos que escribían como si fueran plumas de hace treinta o cuarenta años atrás. Y por eso, agregó Medina, este libro venía a reparar ese defecto. Explicó que la salteñidad está hecha de muchas cosas: de Perro Ciego, del GTA, de Los Simpsons.

En el prólogo, de su autoría, Godoy escribe que “al constatar la edad promedio y los intereses de los autores seleccionados para esta antología, un concepto vino a la memoria”. Se refiere al “trasvasamiento generacional” y se lo atribuye a la militancia y al peronismo de las décadas del 60 y 70. Esa idea aseguraba que el peronismo se convertiría en revolucionario cuando los viejos que conducían al movimiento dejaran su lugar a los jóvenes. Luego, Godoy explica que esa creencia resultó exagerada, pero que sigue teniendo fuerza “por sintetizar la universal confianza de que la juventud está llamada a renovar las cosas”. En su discurso el día de la entrega, el presidente de la Cámara insistió con este pensamiento. Además, confirmó que en 2015 se realizará una nueva edición del concurso.

Tras la premiación, los aplausos, las fotos y los besos, los pocos escritores presentes se dispersaron rápidamente. La mayoría envió representantes (la abuela, la madre). Rafael Caro, autor de “Welcome to the Yungas”, el texto que abre la antología, explicó: “Sabía que los cuentos iban a ser muy urbanos y actuales, por eso me fui para el lado de la selva. Pero en la selva también pueden pasar cosas, como el choque cultural entre estas dos personas que se conocen y se enamoran a pesar de todo. Y el tema de elegir entre el amor y la seguridad. Siempre hay posibilidad de elegir. Y cuando uno elige tiene que obrar en consecuencia y vivir con eso, bancarte las consecuencias.”

Respecto a la salteñidad, Caro dice: “A mí me gusta leer Castilla, pero veo que hay mucha influencia de Los Simpsons, de Dragon Ball, de elementos pop. Me gusta jugar con eso, pero no para hacerlo extraño, sino porque uno se siente más ahí, en esa cultura foránea, que en estos textos que han quedado del campo, que a mí ya no me representan.”

“El cuento se trata de un discapacitado que vive con la abuela. Un día llega un jardinero a ofrecer sus servicios y al tiempo comienza a tener un romance con la abuela”, dice Varas Mora sobre “El jardinero”, y explica que, entre otras cosas, el texto trata el tema habitacional.  “Tiene algo de cómico, un poco de humor -agrega-. Creo que el humor es algo muy ausente en la literatura de Salta. Por ahí hay que ponerle algo picante, ya sea humor u otros ingredientes.”

Al final, cuando ya no queda nadie en el recinto, Medina recomienda dos cuentos: “Un aplauso para el asador”, de Cecilio Pastrami (“el que más me hizo reir”), y “La venganza del cabo churata”, de Rodrigo España (“no se parece a casi nada”).  Además, dice que salió el mejor libro posible. El próximo será aún mejor.