En unos meses se cumplirán 12 años del asesinato de “Pelusa” Liendro, un caso resonante de violencia contra personas trans que salpicó a la Policía. La familia todavía espera los 120 mil pesos por lucro cesante tras el fallo de 2009. (Luz Ruíz Zintak)

En el pasaje Miguel Ángel de la Cerda a las 11 pm del 29 de noviembre del año 2006 encontraron el cuerpo moribundo de “Pelusa” Liendro, quien fue una de las primeras meretrices trans en dirigir una constante lucha para organizar y promover la creación de una zona roja y así evitar los peligros de la calle y el mercado sexual. Librando esa batalla alcanzó el ocaso de su vida.

La noche del 29 de noviembre, Liendro (41 años) estaba en su auto acompañada de dos hombres (Silvio Elías Soria y Sergio Alfredo Núñez), a quienes más tarde la Justicia los condenaría a prisión perpetua a causa, encontrados culpables de acabar la vida de Pelusa tras apuñalarla siete veces; la puñalada letal fue la que se dirigió a uno de los pulmones, perforándolo y así ocasionando una hemorragia; la meretriz trans de 41 años falleció de dos paros cardíacos en el Hospital San Bernardo.

Pelusa era la segunda hermana de siete, siempre fue reservada en cuanto a su vida personal ya que no quería preocupar a ningún familiar. Fue una de las primeras meretrices trans en traer la marcha por el orgullo gay a Salta capital, tuvo una ardua y constante lucha con los miembros de la institución policial debido a los constantes abusos de poder. Uno de los objetivos de su lucha era pedir una zona roja controlada cerca del estadio Martearena, un carnet sanitario para todas las trabajadoras sexuales y la más importante: que la represión policial que las chicas de la noche siempre han sufrido se acabara.

Una semana antes de su homicidio, Pelusa, mediante una cámara oculta, expuso como la Policía reprimía de manera violenta a sus compañeras. En otro segmento de la filmación se ve claramente cómo ella abre su monedero para pagar una coima. Este programa fue emitido por “La otra campana”.

Mi hermana estaba rejugada porque se dio cuenta que estaba jugando con gente del poder político, pero cuando recapacitó de lo que estaba haciendo ya era demasiado tarde. A pesar de los resultados del juicio, creemos que la Policía sí está implicada en su muerte, siempre me pareció raro que el Gobierno que estaba en ese entonces (Juan Romero) ofreciera una recompensa de $50.000 para quien pudiera aportar información o datos relevantes”, nos comenta Rosalina, su hermana, quien también definió al juicio que se llevó a cabo tres años después de su asesinato como “confuso e insatisfactorio” ya que en el tiempo en el cual se desarrolló, surgieron alrededor de tres versiones acerca de lo que pasó la noche de la muerte de la meretriz.

La primera señalaba al acusado Silvio Elías Soria como asesino de Liendro por “celos”, ya que “Pelusa” estaba mirando mucho a su compañero. En la segunda hipótesis se habla de que la víctima tenía VIH, sin embargo, cuando le hicieron la autopsia, los resultados salieron negativos; una tercera hipótesis se basa en que, Soria, después del hecho, dijo que habló con Fernando Pequeño, nieto de Miguel Ragone, y le contó que fue la policía quien lo obligó a decir la versión que gira en torno a los celos.

De estas tres versiones ninguna pudo ser confirmada en el juicio. El cuchillo que usó el atacante como única arma blanca no fue reconocido ni por los acusados ni por el forense, lo único que se logró probar fue que en el interior del auto se encontraban dos personas.

La Cámara Primera en lo Criminal condenó el día siete de diciembre del año 2009 a Silvio Elías Soria y Sergio Alfredo Núñez a la pena de prisión perpetua por ser responsables del delito de homicidio calificado por alevosía en perjuicio de Pelusa Liendro. El Tribunal que estuvo integrado por los Jueces de Cámara, Abel Fleming, Carlos Nieva y Adolfo Figueroa, también dio lugar parcialmente al reclamo de indemnización por daño material contra Soria y Núñez, condenándolos a pagar la suma de 120 mil pesos por lucro cesante. Dicha cantidad de dinero nunca llegó a las manos de la familia Liendro.

En cuanto al abogado Santiago Pedroza, defensor de Soria, en el juicio admitió la adicción a las drogas de su cliente, también les dijo a los jueces que Soria había sido “seducido” por “Pelusa” a la edad de 14 años. Rosalina le cuenta a Cuarto Poder que el mismo Pedroza antes de presentar la defensa del asesino, se presentó en el velatorio a brindar sus condolencias a los familiares y amigos de la víctima, “nos ofreció sus servicios legales gratis, pero como mi papá ya tenía un abogado amigo que iba a defender el caso, lo tuvimos que rechazar. El día del juicio nos llevamos con la sorpresa que Pedroza estaba defendiendo al asesino de mi hermana”.

Rosalina Liendro dejó como reflexión final lo siguiente: “Como familia quedamos con el sinsabor de justicia, llenos de dudas y con la seguridad de que los verdaderos culpables siguen libres. Nada ni nadie nos va a devolver a Pelusa, vivimos cada día con mucho dolor y ausencia y por haber visto la forma trágica y sanguinaria con la que acabaron su vida. La lucha de Pelusa en contra de la represión policial y a favor de una zona roja controlada fue lo que lamentablemente la mató. Me gustaría que su lucha continúe y pueda lograrse por lo que tanto lucho y le costó su vida”.