Hay lugares en el NEA-NOA, donde las mujeres dedican unas 5 horas diarias en acarrerar agua para consumo; en baldes, en bidones y botellas, todo es válido para llevar el líquido elemento que por estos pagos es comparable con oro.
En Nueva Pompeya, en la región del Gran Chaco (Salta, Chaco y Formosa), sus habitantes caminan como mínimo medio kilómetros hasta la laguna más cercana, para conseguir agua de una calidad que está lejos de ser la adecuada. En el mejor de los casos, las comunidades rurales se abastecen a través de aljibes, represas, molinos de viento, y agua de lluvia acumulada en depresiones naturales o en reservorios. Esto se complementa con la explotación de aguas subterráneas y la distribución de agua en camiones cisterna.
A pesar de los esfuerzos de algunas organizaciones que realizan acciones para promover el desarrollo en esas áreas, la realidad demuestra que falta mucho por hacer. La inclusión no es prioridad todavía.