El sindicalista, diputado y empresario de turbios manejos con el Estado en materia de salud, Abel Ramos, dijo que la campaña en su contra es una perra mentira. Dijo que el empleado que desató el conflicto, Oscar Maidana, facturaba ilegalmente. No aclaró que la asamblea que decidió ese despido estuvo manejada por él mismo. 

El hombre que se encarga de la limpieza y mantenimiento de los hospitales de la provincia, aprovecho la sesión de la cámara de diputados para tratar de lavarse la cara después de más de un mes de intenso conflicto gremial con los trabajadores de la Fundación que en la última semana terminaron encadenados en el nosocomio. Sobre las acusaciones que pesan en su contra, dijo que se trata de una «perra mentira». Al final de su alocución, dijo que Oscar Maidana, el empleado que fue referente del conflicto y por ello mismo despedido, fue expulsado “de la fundación por haber conformado una empresa paralela con la que facturaba al hospital, y que era incompatible a las funciones que cumplía con la fundación».

Legitimó esa decisión en una asamblea realizada el mes pasado. Lo que no dijo fue que los trabajadores se habían cansado no sólo de la falta de pagos, vacaciones y materiales de trabajo, sino también  del maltrato al que son sometidos e iniciaron una protesta que fue encabezada por Oscar Maidana que alguna vez declaró a los medios: “El reclamo es salarial pero, sobre todo, por condiciones de trabajo. La gente se cansó de tener que pagar de su bolsillo la lavandina para limpiar el hospital”, contó el trabajador de la fundación que encabeza Ramos.

Tampoco dijo Ramos en la legislatura, que la asamblea que decidió la expulsión del trabajador estuvo atravesada por el montaje. Primero Ramos lo había lo culpó de orquestar una campaña “de desprestigio y hostigamiento”, de “realizar maniobras financieras para lucrar con el esfuerzo de sus compañeros” y denunció a su empleado por “realizar tareas que luego cobraba a través de una asociación a su nombre”. Bajo esos argumentos convocó a una asamblea de Trabajo y Solidaridad que expulsó a Maidana. “Fue increíble: llevó gente suya, copó la asamblea, y no le dio la palabra a los que respaldaban a Maidana”, contó un trabajador que participó del cónclave pero que no pudo opinar. Otros de los presentes confirmaron lo increíble del encuentro y relataron que “Ramos hizo un discurso fuerte llamando a castigar al empleado infiel que quiere perjudicar a todos los trabajadores de la salud”. “Cuando terminó de hablar, alguno de los de su barra gritaban: castigo al infiel, castigo al infiel. Parecía un secta”, enfatizaron en diálogo con Cuarto Poder.