Las cámaras de seguridad del 911 registran todo lo que sucede en la ciudad, pero a la hora de dar a conocer las imágenes, la Policía es cuidadosa. Sólo sube a YouTube videos donde se ve un delito y luego la llegada de los uniformados, pero nunca cómo proceden.
Después del éxito de la primera entrega, le traemos un nuevo episodio de “Luz, cámara y a la acción imaginala”, un compilado de algunos videos de las cámaras de seguridad que el 911 monitorea por toda la ciudad. Muy entretenidos de ver a la hora de presenciar accidentes de tránsito, casi como un programa de sábado a la tarde. Y muy cuestionables cuando de hurtos y delitos varios se trata.
¿Por qué? Porque la edición, tal como lo decíamos en diciembre pasado, es por lo menos dudosa. Muchos videos se cortan justo cuando se ve que los uniformados llegan para evitar los delitos. Los antecedentes acerca de la brutalidad policial salteña encienden la alarma y disparan preguntas: ¿Por qué no se muestran las secuencias completas? ¿Hay algo que ocultar?
En un video titulado “Tentativa de hurto Pellegrini entre San Martín y Mendoza”, registrado el 27 de enero de este año, a las tres menos diez de la mañana, se puede observar a un joven en la vereda, de pie a la altura de una parada de colectivo. Disimula, deja pasar a una mujer que camina en sentido contrario. Lo hace con una pose casi graciosa y evidente. Cuando la mujer pasa, se da vuelta, calcula que ya no hay moros en la costa e intenta trepar una pared para entrar a un local. Al poco tiempo llega una camioneta de la Policía. Cuando empiezan a revisarlo, la imagen se corta.
Es el 7 de diciembre de 2014. Siete de la mañana. Ebriedad, vereda, somnolencia. Hay un joven dormido sentado en la calle, pleno centro: Belgrano y Mitre. Viene un veinteañero y le revisa hasta el apellido. Cuando la víctima reacciona, el caco se hace el gil y le pregunta cosas, se sienta a su lado, se ponen a charlar. Llega un patrullero con dos uniformados. Le dicen al dormido que haga autoinspección de billeteras. Cuando uno de los policías está brindando lo que parece ser un sermón sobre la cordialidad entre ebrios amanecidos, la imagen se fuga para siempre.
Tres de la mañana del 10 de enero de 2015. Ragone y Avenida Tavella. El video está titulado como “Hurto en una vivienda”. También podría llamarse “Siete contra uno”. Un adolescente que estaba sentado en la vereda, solo, decide trepar un alambrado e ingresar a una vivienda. Cinco minutos después, un patrullero y una camioneta del 911 arriban al lugar. Uno de los uniformados repite el procedimiento del joven delincuente y trepa para ingresar. Menos de diez minutos después de haber entrado, el chico sale, obligado por la Fuerza y es encerrado en la camioneta.
11 de enero de este año. Siete de la mañana. Domingo. Nadie en la calle. Un hombre joven deambula por las peatonales. Se acerca a un quiosco cerrado. Se agacha, se lleva revistas. Unas pocas publicaciones. Se las pone bajo el brazo como buen lector que espera llegar a su hogar para disfrutar de las palabras. No puede. Un patrullero lo intercepta. Leerá otro día.