Por Raquel Adet.

Otra vez se está por presentar en el congreso un proyecto para bajar la imputabilidad de los menores a 14 años. Esta vez el autor es Cúneo Libarona, el actual ministro de justicia de la Nación, el mediático abogado que hizo su fortuna defendiendo a narcotraficantes y a los cuñados de Carlos Menem, Amir y Amira Yoma, involucrados en el contrabando de drogas y en el tráfico ilegal de armas argentinas a Croacia y Ecuador.
En Salta, un gran impulsor de este proyecto es el contador Zapata, un lobista de empresas que han evadido al fisco más de 2000 millones de dólares, un tipo que defiende la quita de subsidios al transporte, la quita del incentivo docente y el ajuste salvaje que está llevando a cabo el mileísmo. Un aliado incondicional de la derecha más corrupta de la provincia, del romerato y de Alfredo Olmedo, el sojero que hizo su fortuna con el escandaloso negociado en que Juan Carlos Romero le cedió a la empresa Ecodesarrollo de su familia 230 mil hectáreas para explotarlas durante 20 años sin pagar un peso. Uno más de los legisladores obsecuentes que -como señala Cuarto Poder- apoyan en el congreso nacional groseros recortes a las provincias mientras aplauden la devaluación y miran sin preocupación alguna la multiplicación de pobres e indigentes. Un logrero, al que no le importa hundir a Salta y a su población empobrecida en aras de sus ambiciones personales.
Estos son los tipos que quieren mandar a la cárcel a los niños de 14 años para combatir la inseguridad y el delito, los adalides de un presidente que con 270% de inflación anual licúa los salarios y jubilaciones, destruye la salud y la educación, quita la asistencia alimentaria a los comedores que alivian el hambre de los pobres y se enorgullece de dejar a 70 mil trabajadores y sus familias en la calle.
Y toda esta hambruna para qué? Para pagar los intereses de la deuda fraudulenta que su ministro Caputo tomó (y se fugó) en 2018, para engordar a los grandes capitales y los buitres.
Hoy el 57% de los niños argentinos son pobres. Niños sin futuro ni oportunidades. Pero Libarona, Bulrrich y Zapata dicen que la solución es dictar una ley para meterlos en la cárcel desde los 14 años, para que los violen, los destrocen y concluyan eficientemente el trabajo que iniciaron ellos.
¿Qué se puede decir de esta gente? Cínicos, perversos, canallas, infames, podría encontrar otros sinónimos, pero las palabras no me alcanzan.