A dos semanas de las PASO Miguel Nanni se entusiasma. Encuestas lo muestran muy por encima de Bettina Romero –hija del exgobernador– que carece de reconocimiento en el electorado, carga con un apellido mal querido en el interior y sufre la fuga de los intendentes electos que debían respaldarla. (Gonzalo Teruel) 

El frío clima electoral y la escasa discusión política desconciertan a los impulsores de la candidatura de Miguel Nanni. A poco más de 15 días de las elecciones saben que están “muy bien” pero que no pueden confiarse. Por eso, el cafayateño emprenderá en los próximos días su enésima recorrida por el interior provincial y dejará para la semana previa a la votación la tarea en Capital.

Los departamentos Orán y San Martín en el norte y Anta en el este serán los lugares que visitará el candidato a diputado nacional de la UCR y el PRO en los próximos días. En cada lugar reclamará a los viejos radicales que lo ayuden a recuperar una banca para el centenario partido y pedirá a los jóvenes independientes que lo ayuden a equilibrar la representación provincial en el Congreso.

Los cálculos son sencillos: de no mediar algún imponderable, en octubre el oficialismo salteño conquistará 2 bancas y dejará 2 para la oposición. Para ocupar ese lugar opositor, los radicales y los macristas saben que primero deben que hacer un muy buen papel en las primarias del 9 de agosto que les permita después discutir mano a mano con los candidatos de Juan Manuel Urtubey: Javier David y Pablo Kosiner. Por ahora, entonces, el esfuerzo está orientado a la discusión interna y Nanni trabaja ya para mantener ordenada la siempre indisciplinada tropa radical y mantiene conversaciones con históricos dirigentes y jóvenes militantes partidarios. También hace campaña junto a los circunstanciales socios macristas y se reúne con sectores de la producción y el trabajo en la provincia.

Los números le dan muy bien. Una muy confiable encuesta provincial -con guarismos similares a los que manejan de otras fuentes en el Grand Bourg- ubica a David a la cabeza con algo más del 35% de intensión de voto, seguido por Nanni con casi 20% y Alfredo Olmedo con 14%. Mucho más atrás, entre el 10% y el 5%, figuran Bettina Romero, José Vilariño, José Ibarra y Claudio Del Plá.

El senador cafayateño casi duplica a la hija del exgobernador Juan Carlos Romero y eso hace esperar un intento desesperado en las últimas semanas de campaña por parte del romerismo. Según explican en el radicalismo “la figura de Miguel ya está provincializada por la campaña a la gobernación y es reconocida como parte de la renovación que la política salteña necesita”. Como en las elecciones locales del mes de mayo las expectativas son buenas en Oran y Tartagal, en las localidades de los Valles Calchaquíes como Cafayate o Cachi, y del sur como Metán o Rosario de la Frontera donde el radicalismo busca volver a ocupar la influencia de antaño. El trabajo pendiente está en Capital dónde, creen, la figura de Mauricio Macri puede ayudar a potenciar el caudal electoral en el principal centro urbano de la provincia.

Al revés, en el entorno de Bettinita reconocen con bronca que tiene “muy bajo porcentaje de conocimiento a nivel provincial” y peor aún que “si bien el apellido Romero es conocido en todo el interior, no es bien querido”. El voto opositor en ese interior está, en principio, dirigido a Olmedo y Nanni que superan a la candidata del Partido Conservador porque “tienen mayor capacidad de convencimiento”.

Otro dato no menor derrumba el ánimo en el romerismo: la inocultable pérdida de fuerza territorial. Luego de reunirse con el ministro de Gobierno, Juan Pablo Rodríguez, muchos dirigentes triunfantes en las elecciones provinciales desde la oposición ya saltaron a las filas del oficialismo para apoyar la lista encabezada a nivel nacional por Daniel Scioli. Más aún, algunos históricos dirigentes se sienten traicionados por Juan Carlos Romero que los abandonó después de las primarias de abril y están dispuestos a una venganza política contra la figura de Bettinita.

El único que puede salvarla es Gustavo Sáenz pero la operación no será nada sencilla. El intendente electo de Salta y precandidato a vicepresidente de la Nación tendría que mandar a su estructura a cortar boleta en desmedro de los candidatos de su espacio como el sojero Olmedo o el taxista Ibarra, algo muy poco probable. Lo mismo ocurre con algunos valientes caciques del Valle de Lerma que tendrían que arriesgar demasiado a cambio de muy poco para avalar a “la hija de”.

En ese sentido, un operador peronista consideró que fue un grave error hacerla candidata. “Hay una creencia que los primeros votos de Juan Carlos Romero fueron de Roberto Romero, pero es un error enorme pensar que esa lógica se traslada a este caso: Roberto lo llevaba a todas partes a Juan Carlos que era su mano derecha y Bettina no lo es de Juan Carlos, ese lugar es de Juan Esteban” explicó y enfatizó que “Juan Carlos estuvo no sé cuantos años bajo el ala de Roberto, la nena en cambio no tiene militancia ni actividad anterior conocida”.

Para soñar en grande a Bettinita Romero le quedan, eso sí, cuantiosos recursos económicos para empapelar la provincia, el diario de su familia para instalarse en la arena política, y la posibilidad de ocupar un lugar en los otros medios de comunicación casi como la única mujer que compite en las próximas elecciones. Su mensaje es por ahora vacío y basado en las elementales muletillas del “entusiasmo” y del “compromiso” y no le alcanza para seducir a un electorado bastante cansado ya de consignas inocuas. “Nanni se apropió del discurso y de la estética de campaña del PRO, Bettina no” reconocen desilusionados en el entorno de la candidata.

En efecto, las redes sociales están cargadas de fotos y mensajes del cafayateño junto a Juan Collado en las actividades organizadas por el equipo del PRO. Esa estética y el aval político que el propio Macri, Ernesto Sanz y Lilita Carrió le dan a la lista de consenso se intensificarán en las próximas semanas y pueden sentenciar la pelea interna para marcar el fin de la aventura electoral de Bettinita.