El Gobierno le restó importancia al acto de Cristina Kirchner y apuntó a no confrontar. Marcos Peña dijo que no hay que pelearse con el pasado. Ironías por la estética similar a Cambiemos.
El intento de quitarle relevancia y ubicarla como «el pasado», la evaluación favorable al Gobierno de un discurso «confrontativo y sin autocrítica», sorpresa e ironías por la «estética PRO» del acto, un compás de espera por la indefinición de la candidatura. Las reacciones en privado que provocó en los funcionarios el paso de Cristina Kirchner por Arsenal excedieron a las contadas expresiones públicas. Ya regresado de Rosario, Mauricio Macri estaba en la Quinta de Olivos aunque no frente a una pantalla sino jugando al paddle con amigos, según trascendió para transmitir que no la había escuchado. Referencia ineludible para el macrismo, esta vez la forma elegida para diferenciarse fue el ninguneo y la decisión de no contestarle. Toda una respuesta.
«No perdamos ni el tiempo ni el foco peleándonos con el pasado. Sigamos construyendo juntos un futuro mejor para los argentinos», bajó línea al caer la noche Marcos Peña en su cuenta de Twitter. Para algunos fue un «prelanzamiento» de su candidatura, para otros «no expresó muchas ganas de ser», aunque la mayoría coincidió en que no tendría margen para no figurar en la boleta de su nuevo frente. De confirmarse será una buena noticia para el Gobierno, por la oferta opositora y vinculada al peronismo dividida en tres opciones y la dicotomía pasado versus futuro como uno de los ejes de la campaña de Cambiemos. Cristina será la principal oponente en ese sentido, aunque el macrismo en distinto grado también incluirá a Sergio Massa y a Florencio Randazzo, pese a la «contención» a los dirigentes -como contó ayer Clarín- del ex ministro del Interior para que no naufrague su candidatura. «Si se confirma este escenario, a partir del 24 vamos a ligar a los tres como parte de un mismo pasado», adelantaron una parte de la estrategia.
«Es la primera vez en muchos años que se la escucha hablar de inseguridad, inflación y pobreza. Nos favorece, el discurso del cambio y el diálogo se contrapone con el discurso de confrontación y es por lo que en 2015 la gente nos acompañó», se mostraron confiados funcionarios con despacho en la Casa Rosada.
«Imaginábamos que iba a pasar esto, que la definición la dejaba para el último día», dijo sobre la candidatura un ministro de María Eugenia Vidal todavía en Chapadmalal, lugar elegido por la gobernadora para un retiro con sus funcionarios. «Con ella se va a nacionalizar más la campaña, porque va a buscar confrontar con Mauricio», fue una de las evaluaciones que partieron del quincho de la residencia presidencial veraniega, más allá de que la ex Presidenta en Arsenal también apuntó a la «carita de buena» de Vidal. «No le vamos a contestar», resolvió la mesa chica de la gobernadora.
En cuanto al discurso, desde el Gobierno consideraron que «le habló a su tribuna» y que «no hubo ninguna autocrítica». Entre los funcionarios se multiplicaron las ironías sobre la estética en la cancha de Arsenal, la tarima baja, el escenario circular y los testimonios, similares a los eventos de campaña de Macri. «¡Muy PRO!», «Lo tomamos como un elogio», «Una mala copia de nuestros actos». La diferencia, marcaron, pasó por la movilización de los intendentes y el mar de colectivos en las calles de Sarandí.
«Ella es la candidata de los pobres, aunque creo que debe tener más dinero que Mauricio. Es difícil de entender desde lo racional», había aguijoneado en la previa Jaime Durán Barba, en radio Mitre. Las candidaturas bonaerenses de Cambiemos terminarán de definirse entre hoy y mañana con reuniones en la Casa Rosada, una de ellas decisiva entre Macri y Vidal, para elegir entre Esteban Bullrich -ministro del Interior- y Gladys González -titular de Acumar- para la principal del Senado: «No habrá sorpresas».
Fuente: Clarín