El 4 de septiembre, la chica de 16 años que vive en San Ignacio salió para ir al colegio Amadeo Sirolli en el centro y no regresó. Ese día había pedido permiso para ir al cine con unos amigos. Ni la Brigada de Investigaciones ni la División Trata de Personas han logrado obtener datos sobre su paradero.
Manuela Elizabeth Reyes mide 1,75 metros, es de tez trigueña, cabello castaño claro y largo hasta la mitad de la espalda. Cualquier información que se tenga, la familia pide avisar al 911 o a la dependencia policial más cercana.
La joven Manuela es buscada desde principios de setiembre y hasta el momento ni la Brigada de Investigaciones ni la División Trata de Personas han logrado obtener datos sobre su paradero.
«No sabemos nada de ella, no entendemos qué sucedió ni por qué no regresó a casa. La estamos buscando, ya fuimos a la Policía, vino la gente de la División Trata de Personas, subimos al Facebook el pedido de información, pero ella aún no regresó». Las palabras de Fernanda Reyes, la hermana de Manuela Elizabeth, reflejan la tensa espera en la que vive desde hace casi un mes, cuando Manuela de 16 años no regresó.
Según contó Fernanda a El Tribuno, su hermana salió el 4 de septiembre de su casa del barrio San Ignacio, alrededor de las 14. Iba a la parada de colectivos para realizar el viaje hasta el colegio Amadeo Sirolli, donde cursa el primer año del nivel secundario.
«Ella había pedido permiso a mis padres para ir al cine después del colegio; dijo que iba con unos amigos pero no dijo con quién. En la noche no regresó; la estuvimos esperando hasta tarde, pensábamos que iba a llamar para avisarnos dónde y con quién estaba, pero nada», recordó.
La familia comenzó a buscarla, entonces, entre sus parientes y los amigos de Manuela. También avisaron a la Policía del barrio, aunque la denuncia formal fue realizada el lunes 7.
La familia de la joven también señaló que Manuela estudia modelaje en una escuela del centro. «Cuando en el barrio se enteraron que desapareció, vino una vecina y me contó que hace un tiempito Manuela le contó que afuera de la escuela de modelaje había hombres esperando a las chicas y que las invitaban a que fueran a aprender maquillaje, que les iban a enseñar cómo tienen que sentarse, cómo comer», señaló su hermana.