Cayó la banda del Boy Scout, un rosarino que exhibía por internet jóvenes a los que disfrazaba para cumplir fetiches extraños. “Nunca hubo sexo de por medio”, aseguró el depravado online.
Todo fue parte de un reviente que realizaron en una casa del barrio Saladillo, casi a orillas del famoso Paraná, donde un sujeto tenía como casi rehenes a 5 jóvenes del interior de la república. Todos ellos conectados a lo que luego se supo era una red de fetichistas internacionales.
Los jóvenes estaban confinados a habitaciones acondicionadas según los deseos de en su mayoría “viejos europeos pajeros”, según comentó una fuente confidencial a este pasquín. Así estaba la sala de los redondos, otra de terciopelo, la del cuero, la de látex y una especial con parafernalia gaucha.
Los clientes se conectaban mediante una página privada y así ingresaban a las transmisiones en vivo de estos jóvenes que también iban vestidos de acuerdo a cada “chat room”. Los muchachos eran captados por quien aparentaba ser un guía boy scout, pero resultó un fiolo cibernético. Engañados por la promesa de una buena acción, los jóvenes terminaron envueltos en una trama fetichista de la Deep web.
Intervino la justicia, los jóvenes fueron liberados y se investiga las posibles vinculaciones de esta red de trata con el Vaticano.