En el transcurso de esta semana se presentaron los frentes electorales que competirán por la Presidencia de la Nación. La grieta, todavía vigente, se expresó también en Salta con dos frentes divididos en mitades que replican los divisionismos que signan la suerte de todos. En Salta el gran elector sigue siendo Gustavo Sáenz que con un armado de dos caras equilibra sus apoyos. La clase política todavía adeuda respuestas más contundentes en medio de una crisis que no cesa.

Esta semana fue una de las esperadas para definir los conglomerados que disputarán el poder de conducir a los argentinos. Con tres sectores que tienen expectabilidad real, la polarización parece que se impondrá frente a un Javier Milei que no muestra signos de poder romperla. El establishment ha comenzado a jugar transversalmente por la devaluación del libertario que no sienta bases en el interior y que deberá confrontar con los aparatos poderosos que se acompañan de grandes grupos comunicacionales.

Los meses que se avecinan solamente se caracterizarán por el agravamiento de la crisis económica que a diario genera más conflictividad social. Salta no ha escapado a esta situación devaluatoria que en tiempos de campaña podría mostrar una caída constante del rebautizado Frente de Todos. Claramente, el nuevo sello Unión por la Patria sigue preso de su pasado y de la discrecionalidad de Cristina Fernández de Kirchner que se recluyó en Santa Cruz para regresar y digitar quien encabezará la fórmula presidencial.

Todas estas operaciones políticas de instalación de candidatos son frutos de acuerdos que, más que nunca, aparecen como celebrados a espaldas de una ciudadanía fatigada a la que no le alcanza el sueldo para llegar a fin de mes y que mira con repugnancia a la clase política que no cede en los privilegios.

Salta en crisis

En Salta, los vecinos miran sorprendidos cómo el mes inmediato a la elección provincial se vio teñido de protestas, huelgas y cortes de ruta. Si bien un porcentaje de estos reclamos tiene legitimidad incuestionable por la depreciación de los salarios, el resto que llena el vaso aparece como manipulado por dirigentes que muestran oficio para extorsionar con planes sociales que manejan discrecionalmente y volcar a sus cautivos a las calles.

Con un asesoramiento a contramarcha de su perfil, el gobierno de Gustavo Sáenz generó la expansión de la crisis docente hacia los movimientos sociales con una ley necesaria pero inoportuna. Recién esta semana amainó el conflicto que también repercutió en las área de salud y de desarrollo social hacía peligrar las relaciones con todos los sectores de la administración pública.

El inexplicable discurso de previsibilidad financiera, que falsamente enarbolaba Roberto Dib Ashur hasta mayo, chocó de frente con las protestas salariales que a duras penas fueron sofocadas pero pueden reavivarse en todo el noroeste. Jujuy es el nuevo brote que impide que se sepulten los peligros de nuevas quejas. En anticipo de implementar la cláusula gatillo para garantizar que los sueldos no pierdan con el espiral inflacionario aparece como un bálsamo que exige consenso.

Las graves fallas de algunos miembros del gabinete podrían forzar cambios en esta coyuntura complicada para forjar un equipo acorde con una crisis que las previsiones más sobrias indican que traspasará el 2023.

La centro-derecha

Desde el lado de Juntos por el Cambio, con una inercia de apoyo creciente, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta acaparan las adhesiones y buscan alianzas locales que se replican al compás del purismo de la primera o el pluralismo del segundo. La UCR se aproxima peligrosamente a ejercer el rol de partenaire en el que podrían sopar solamente una vicepresidencia y algunos ministerios. Gerardo Morales, socavado por el litigio salarial planteado por los docentes, y un Facundo Manes con escasa estructura de correligionarios no logran volumen en las negociaciones.

La realidad es que el PRO, más por el peso de sus dirigentes que por sus bases territoriales, sigue siendo el partido más gravitante de una oposición que aprovecha el fracaso de la actual gestión en la materia más delicada que es el bolsillo de los argentinos.

En estas tierras la alianza de Juntos por el Cambio ha logrado la adhesión de siete partidos del saencismo y aparecen como ambiciosos candidatos el perenne Miguel Nanni y la emergente Inés Liendo, aunque no son pocos los que auguran que será Bettina Romero la postulante de último momento para una de las cuatro bancas en juego de la Cámara Baja.

Luego de una rotunda derrota, la intendenta capitalina ha logrado acuerdos con Rodríguez Larreta para incorporarse a la coalición local, pero no obtuvo las seguridades que en otros tiempos le garantizaban las operaciones de Juan Romero y Miguel Pichetto. Como le ocurrió en los comicios provinciales, solamente tiene puerta abierta para competir y son pocos los que quieren someterse a su estilo estalinista.

Entre el miércoles y el viernes Bettina se mostró nuevamente autoritaria con sus adictos y extorsiva con sus socios al punto de condicionar la firma de las actas de la alianza. Ante la amenaza de Bullrich y Morales de que quedaría afuera de la alianza nacional tuvo que resignar nuevamente posiciones caprichosas pero en el medio perdió nuevamente apoyos que podrían ser imprescindibles para la nueva empresa que se propone y que hace peligrar la vigencia de un romerato que podría encontrarse con dos derrotas en apenas cinco meses.

Liendo, distante y opositora de Bettina, apuesta a ser secundada por un dirigente saencista que asegure algún caudal del aparato oficialista salteño. Martín de los Ríos, Nicolás Avellaneda, Alberto Castillo y José Ibarra son solo nombres que esperan bendición y que en esta semana definitoria trabajarán alquimias que requieren ingredientes locales y porteños. 

Patricia Bullrich también persigue los mismos objetivos, aunque limitada por el acuerdo con Morales -que podría ser su compañero de fórmula- que tiene preferencias por Miguel Nanni y la diputada nacional Virginia Cornejo que tiene el mérito de ser legisladora de todos los salteños sin contar con el favor popular siquiera de un puñado de comprovincianos. Como el conservadurismo de décadas pasadas, estas postulaciones se dirimen en pequeños escenarios donde se apela a la franquicia que los arrastre, más que a un tinglado de dirigentes que poco a poco fueron desapareciendo tras las internas violentas que también llevaron al PRO a la intervención partidaria continua.

Los filo peronistas

En el otro extremo Unión por la Patria se conformó con diecisiete partidos que giran sobre el eje peronista y en donde se abrazan hasta los que se descalificaban antes del 14 de Mayo pasado. Jorge Guaymás, Manuel “Indio” Godoy y otros dirigentes que se opusieron virtualmente a la reelección de Sáenz comulgan en el mismo espacio. 

La aparentemente grande sumatoria no parece representar más que un puñado de puntos y el optimismo natural se funda en la falacia de que los intendentes y funcionarios trabajarán más que los propios candidatos.

Aquí el panorama es más nítido en cuanto al candidato de mayor peso, que sería Pablo Outes con la venia del Gobernador y el tributo de casi todos los intendentes de la provincia. Los que se proponen prematuramente como competidores parece que no concretarán las aspiraciones hasta el sábado 24.

La sinergia que logró la reelección de Sáenz ya no tiene el vaso comunicante ni el objetivo estratégico de preservar el poder local. De allí que la dispersión de los oficialistas se direcciona a equilibrar apoyos y procurar futuras asistencias para una provincia de presupuesto escuálido que seguirá necesitando de la caja nacional.

La debilidad de Olmedo

Devaluado en las encuestas, el empresario sojero carece hoy de apoyatura para disputar la banca a la que seguramente se postulará el sábado que viene. Nada hace pensar que logrará nuevamente una valija de dinero de su generoso padre y su incursión por fuera de JxC también lo separa de su tutor Juan Romero.

Los libertarios no lograron más que derrotas en los territorios provinciales y en Salta no fue la excepción con Marcos Urtubey que terminó fracasando al lado de Lucio Paz Posse. 

Por si esta pobreza no fuera suficiente, los hermanos Biella se alejan y le facturan hoy la falta de acompañamiento en su aventura junto a Emiliano Estrada. El longilíneo diputado nacional tampoco aparecerá para devolver favores.

El gran elector

Gustavo Sáenz sigue siendo el gran elector de esta elección en Salta. Todos los referentes nacionales saben que, al margen de algunas complicaciones locales por efecto de la crisis económica nacional, el Gobernador es quien tiene la llave para facilitar el triunfo de cualquiera de los que se postulan para ocupar bancas en el Congreso de la Nación. 

Como en 2019, un saencismo con formato de tinglado contenedor de las más amplias ideologías admite dividirse y repartir adhesiones para los dos espacios de la grieta. Semejante flexibilidad también podría permitir al mandatario oxigenar el gabinete con algunos movimientos estratégicos. 

En el Grand Bourg son varios los que se miden sacos de ministros para el caso de que el gobernador decida colocar a algunos integrantes de su gabinete en la carrera electoral que tiene como primer episodio las PASO del 13 de Agosto. Tras casi un mandato completo transcurrido, no son pocos los que piensan que estos cambios ya son imprescindibles.