Explicaciones por acá

La investigación por una gran operación de espionaje a 21 jueces, la que incluye a un integrante de la Corte Suprema de Justicia de la nación, recién empieza y pegó un coletazo por Salta. El juez a cargo, Rodolfo Canicoba Corral, exigió al Ministerio de Seguridad de nuestra provincia explicaciones por haber solicitado tal información, relativa a magistrados. F.P

En el caso de la cartera a cargo de Carlos Oliver, el juez federal pidió conocer los motivos por los que Seguridad provincial utilizó esta metodología con aparente fines de espionaje, respecto al camarista Martín Irurzun. A poco de conocerse este escándalo, el Ejecutivo nacional lanzó un variado abanico de disculpas y excusas para calmar la furia de los jueces federales y en los alrededores del máximo tribunal.

La periodista especializada en cuestiones judiciales, Vanesa Petrillo, indicó que varios “jueces espiados desde organismos del gobierno recibieron hoy llamados telefónicos de funcionarios de esos organismos para explicarles sobre claves usurpadas, etc. Además el ministro Garavano se comunicó por teléfono con los jueces para expresar la solidaridad del gobierno y de Macri”.

De acuerdo a estos primeros datos que trascendieron a medios de prensa, entre ellos Página/12 y El Destape, el fiscal federal Ramiro González impulsó este caso que ocasionó el escozor entre los togados. Entre los 21 magistrados se encuentra nada menos que Juan Carlos Maqueda, uno de los ministros de la Corte Suprema. Además del ya mencionado Irurzún, por supuesto.

En base a lo que recabó en una nota en Página 12 el periodista Raúl Kollman, “se trataría de maniobras ilegales de espionaje de diverso tipo, algunas con vasos comunicantes con la Casa Rosada -los Macri probadamente recurrieron a este tipo de métodos-; podría haber compra de información para extorsionar, al estilo de Marcelo D’Alessio; y se olfatean jugadas de narcos, tal vez empresarios mineros y medios de comunicación”.

Incluso, en un artículo publicado este jueves en este diario porteño, si bien la hipótesis central es que no sería de una operación concebida a altos niveles, resulta notorio que “quienes averiguaron sobre los jueces no tienen nivel en el espionaje y dejaron su marca”. Es decir, fueron “servilletas” con más ambiciones que contactos y rango en la estructura de Inteligencia federal.