Los derechos de los discos lanzados por el extinto sello Music Hall fueron comprados por el Instituto Nacional de la Música y cedidos a sus autores. Se trata de más de mil obras, muchas de ellas fundamentales.
«Se trata de un logro inmenso que recupera parte de la historia de la Argentina.» Las palabras de Gustavo Santaolalla llegaron a través de un video, enviado desde Los Ángeles, y aunaron el sentir de todos los presentes anoche en la conferencia que dio el Instituto Nacional de la Música (Inamu) para anunciar la recuperación del catálogo del sello Music Hall: unos 1500 discos valiosos de música popular argentina. Para celebrar la noticia asistieron León Gieco, Charly García, David Lebón, Miguel Mateos, Raúl Porchetto, Miguel Cantilo, y Pipi Piazzolla y Francisco Torné, nietos de Ástor Piazzolla y Aníbal Troilo.
Desde hace más de un año las autoridades del Inamu trabajan en la recuperación de esta suerte de tesoro escondido, que permanecía bajo tierra debido a una quiebra presentada en 1993. Del paquete de obras liberado la semana pasada con sentencia firme, ya están verificados los derechos de más de un centenar, tanto de tango y folklore (el fuerte del sello en sus primeros años) como de rock (con títulos muy importantes para el género en las décadas del 70 y 80).
Así, entre los títulos que volverán a las manos de sus autores se encuentran los dos primeros discos de Serú Girán, los siete primeros de Gieco (incluido el documental De Ushuaia a La Quiaca), los álbumes de Pappo’s Blues y de Billy Bond y La Pesada (jamás reeditados desde su lanzamiento en los 70), discos de Raúl Porchetto, todos los de Arco Iris, el álbum Rockas Vivas de ZAS (que hasta la aparición de El amor después del amor, de Fito Páez, en 1992, fue el más vendido del país) y piezas fundamentales de Ástor Piazzolla, Eduardo Falú, Leopoldo Federico y Pichuco, entre otros.
«El Instituto compró estos derechos, entre otras cosas, para permitir que los músicos, que durante todo este tiempo no pudieron trabajar con estos discos, ni percibir derechos de intérprete porque no estaban a la venta, sean quienes decidan cómo y cuándo reeditarlos, quedándose con los beneficios económicos que de ellos surjan», explica Diego Boris, presidente del Inamu.
La compra del catálogo de Music Hall y de varios de los subsellos resultó de una extensa negociación y a cambio, finalmente, de $2.750.000. «Hicimos una oferta que fue aceptada por el síndico, que en buena medida fue el responsable de que se pudiera recuperar todo este patrimonio cultural, ya que tuvo la voluntad de mantener unido el catálgo y no desguazarlo a lo largo de estos años. Ya había tenido varias ofertas por algunos discos puntuales, pero siempre se negó y se mantuvo firme en que la oferta sea por todo el catálogo», sostiene Boris. «Hay varios músicos que tienen material de esa época como para armar unas reediciones de lujo», agrega y confirma que a partir de ahora se sumarán al archivo histórico de la Fonoteca Nacional.