Durante la semana se conoció la denuncia penal que Miguel Urtubey, primo del gobernador de Salta, realizó en carácter de propietario de la empresa minera MIDAIS SH contra la asamblea de ciudadanos catamarqueños y riojanos activistas anti-explotación minera. (Franco Hessling)

Se los acusa por un ataque a un depósito de herramientas que dicha empresa tiene apostado en la zona perteneciente al tan mentado departamento de Famatina, que tiene su trayectoria de resistencia a la explotación privada y a la metodología de mega-minería.

En Salta algunos medios se hicieron eco de la denuncia de Miguel Urtubey, pariente directo del gobernador, ya que más bien como dato de color que como hecho que impute a Juan Manuel lo cierto es que lo sucedido en zonas cuyanas recuerda particularmente la concepción ambiental que ha tenido el gobernador de la provincia norteña.

Según una encuesta de la Fundación Vida Silvestre y de Poliarquía Consultores, citada por Sergio Federovisky en la publicación de abril de Le Monde Diplomatique edición cono sur, el 84% de los argentinos considera que los recursos naturales son explotados sin considerar el futuro, similar alícuota, el 80%, se reconoce bastante preocupado por el tema.

Con esto queda demostrado, no sin distar de las técnicas adoptadas por los activistas de Famatina, que su preocupación no es aislada ni mucho menos. Entonces se desvanecen los argumentos del Urtubey  que explota el mineral dorado en contra de la resistencia de los ciudadanos de Famatina.

El gobernador salteño por su parte ha sido un férreo defensor de la flexibilización de la Ley de Bosques, por lo que tuvo ciertas desavenencias con la ONG Greenpeace, y un promotor de la instalación de una planta de Nitrato de Amonio en el sur provincial, aduciendo que era necesario conciliar la defensa del medio ambiente con la necesidad de progresar y de desarrollarse, y con los invaluables puestos de trabajo que esos emprendimientos traerían a la provincia.

Sin embargo las cifras citadas por Federovisky, quien también es autor del libro “Argentina, de espaldas a la ecología”, demuestran que el 70% de la muestra considera que la preservación genuina del medio ambiente no contradice el camino del desarrollo o del crecimiento económico. Entonces se hace evanescente el argumento del Urtubey que gobierna frente a los que repudian esos proyectos económicos en Salta.

Tanto como las asambleas ciudadanas de Esquel, o el cuerpo de activistas organizados en Famatina, en Salta se han nucleado en torno a “El Tranquerazo”, los vecinos de la localidad de El Galpón -al sur del territorio salteño-, para resistir a la avalada gubernamental y judicialmente planta de nitratos Austin Podwer. Su lucha es permanente desde hace alrededor de cuatro años, ya que se niegan a aceptar que unos cien puestos de trabajo justifiquen la contaminación irreversible del río y otros cauces fluviales que atraviesan el lugar.

Además el agua, tan valiosa para ciertas comunidades del norte salteño o para la gente de “El Tranquerazo”, le es subvencionada a la empresa más importante de bebidas gaseosas de Salta. Un litro de agua es más barato para el empresario que para un ciudadano común y corriente. “Eso no es desarrollo”, le musita a este cronista una vecina de un barrio de la Capital donde las obras de la empresa estatal Aguas del Norte le han privado de ese preciado servicio por más de dos días.

Teniendo en cuenta los antecedentes recientes, si Miguel Urtubey habría presentado su denuncia en la Justicia Salteña, donde gobierna Juan Manuel Urtubey, tendría la garantía de ser atendido como un defensor del desarrollo que ha sido obstaculizado nada más que por un reducido grupo de inadaptados sociales.

No obstante, ante la repercusión en Salta de la denuncia del Urtubey minero, dadas las concepciones ambientales que ordenan las políticas públicas en la provincia, cabe preguntarse si a partir de las cifras expuestas por Federovisky no es momento de desmontar el tándem entre explotación invasiva del medio ambiente y desarrollo socio-económico. Será necesario reflexionar si es momento de asumir líneas de trabajo institucional, no es menor el dato que Argentina sea el único país del continente que no cuente con un Ministerio de Ambiente.