Isabel Macedo se cansó de dar detalles de cómo fue vivir lejos de la Argentina.

A través de su cuenta de Instagram o por numerosas entrevistas concedidas a revistas como Gente o Caras, podemos saber, gracias a Isabel Macedo, como fue el Urtu exilio en España.
“Transitando el sexto día de cuarentena en su nuevo hogar sevillano, Isabel Macedo reflexionó sobre la pandemia del coronavirus”, se puede leer en una nota de Gente. Esto decía le exprimera dama:
“Ojalá pudiera encontrar las palabras exactas para transmitirles lo que siento… Cuando empezamos a escuchar que hablaban del coronavirus no digo que lo subestimé, pero sí creo que en algún punto no podía darme cuenta de lo grave que era. Solo hasta que el número de personas infectadas empezó a crecer con mucha velocidad”, dijo.
Macedo relató cómo se fueron dando los acontecimientos en España hasta llegar a una estricta cuarentena: “Acá empezaron cerrando los jardines, colegios y universidades. Después cerraron bares, restaurantes, boliches, no hay misa, cerraron todos los centros comerciales. No hay un alma en la calle, salvo la gente que va al mercado y a la farmacia. Se respeta mucho la distancia. A la farmacia entra uno y todos los demás hacen fila afuera (manteniendo un metro de distancia entre cada uno de la fila)”, relató.
Concluyó: “Parecían medidas exageradas, hoy creo que se quedaron cortos…” sumando los hashtags #YoMeQuedoEnCasa y #QuedateEnCasa.

Como a la semana, dio otra nota a la misma revista, que se ve que no tiene mucha Gente a la cual entrevistar. Esta tiene un tono más lúgubre: “Desde la ventana de nuestro departamento vimos cómo le ponían una red a la calesita y una cinta de seguridad alrededor a todos los juegos de la plaza. De repente, los colectivos pasaban vacíos y casi no había autos”, dijo Macedo a Gente.
En esa nota se puede leer: “El número diario de contagiados en las placas de los noticieros era aterrador, tanto como transitar el comienzo de la pandemia en uno de los centros neurálgicos del planeta. “Todo comenzaba a ser devastador”, relata Macedo, sensibilizada por el recuerdo del momento más duro que le tocó atravesar: “El inicio de tantas muertes”.
Sobre la polémica repatriación, esto es lo que decía Macedo 15 días atrás: “Nosotros teníamos pasaje de vuelta, pero ese vuelo fue cancelado. Entonces compramos uno nuevo en otra aerolínea, y ese vuelo también se canceló. La tercera compra y cancelación ya sonaba a estafa… ¡Lloré tanto! Sentí bronca, angustia… La sensación fue desesperante. Cuando comenzaron los vuelos, teníamos exactamente las mismas ganas que los miles de varados en el mundo de estar en nuestro país, en nuestra propia casa. Pero dijimos: ‘Aquí estamos en un departamento, sanos y juntos, que es lo que más importa’. Y decidimos darles prioridad a las personas varadas en situaciones realmente difíciles. No hubiese soportado saber que porque nosotros viajábamos alguien quedaba aquí, tal vez sobreviviendo en un galpón, o quién sabe dónde…”.
Pero 15 días después sí fueron repatriados, pese a la gran cantidad de varados que hay en otras partes del mundo.
¿Pero cuáles son las lecciones que atesorará tras la pandemia que cambió la vida de todos?
Eso pregunta Gente
Esto responde: “Aprendí que mi casa soy yo. Que donde estén mi hija y mi marido ahí estará mi hogar”, asegura.
Lo mejor es cuando cuentan que hace Raj yoga o Raja yoga o Raya yoga en Urtu.
Así crónica Gente: “Todas las tardes, mientras su hija Belita duerme su siesta, Isabel Macedo y Juan Manuel Urtubey corren los muebles del departamento de Madrid, donde quedaron varados, para la práctica del Raja Yoga, una particular forma de meditación”.

Sigue así: “Rigurosamente a diario y “mientras Belita (el 7 de mayo cumplirá 2 años) duerme su siesta”, Isabel y Juan Manuel Uturbey corren los muebles y se conectan a una clase grupal y virtual de una meditación particular que descubrieron durante su estadía en España. Se trata de un momento especial para ellos, cuando la pareja se encuentra sin filtros de realidad que anteponen a su hija para “disfrazar” la tragedia. Entonces se convierte “en el mimo más grande que podemos hacernos”, cuenta Macedo. “Es algo que desde hace mucho tiempo había querido hacer, pero siempre me ponía mil excusas, la más común: ‘No tengo tiempo’. Y hoy ya no es válida. Entonces, tres veces por semana tomamos clases virtuales grupales de Raj Yoga (Raja Yoga o Raya Yoga)”, dice Isabel.
Uno lee la oración “cuando la pareja se encuentra sin filtros de realidad que anteponen a su hija para “disfrazar” la tragedia” y casi se imagina a Urtu protagonizando una versión new age de La vida es bella.
El siguiente párrafo es de Gente:
¿De qué se trata el Raj Yoga? Es una forma de meditación sin rituales o mantras, que se basa en la experiencia práctica. Se realiza con los ojos abiertos, en cualquier lugar y momento, sin necesidad de movimientos de manos ni del cuerpo. Básicamente se trata de una persona sentada en una postura cómoda, intentando silenciar todos los pensamientos turbulentos. El Raj Yoga busca crear una forma de vida que propone alcanzar la purificación del subconsciente, la intensificación de la conciencia, y por ende, la armonía. El primer paso tiene como objetivo regular la mente, para desviar su atención hacia el afuera. Este tipo de yoga lleva al practicante a lo más alto de la escala espiritual. “Sentí que era hora de hacerlo bien. Sin limitarme a la escucha. Quería saber de qué se trataba y sumar la experiencia”, comenta. Tal vez por eso, cuando se le pregunta a Isabel sobre las lecciones del aislamiento en este histórico contexto mundial, responde: “Aprendí que mi casa soy yo. Que donde estén mi hija y mi marido ahí estará mi hogar. Que cada uno tiene la responsabilidad de ocuparse de uno mismo. Que el amor propio no debe darnos verguënza. Aprendí que hay que amarse, escucharse y perdonarse. Que la felicidad la creás vos. Y que es una decisión más. Que hay pensamientos inútiles de la vida cotidiana que hay que descartar”.
Hablando de pensamientos inútiles. La última vez que Macedo compartió la tapa de la revista Gente lo hizo con este comentario en Instagram: «38 días de cuarentena. 4 kilos de más y me sigue entrando el jean»
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