¿Puede un diputado con 30 años de experiencia en la banca, decir algo que no quiso decir?. Pedro Sández ahora se retracta de sus dichos, contra la familia de María Inés Diez. ¿Error sorprendente, o jugada peligrosa?(Maximiliano Rodríguez)
En la Cámara de Diputados de la Provincia, el martes pasado Pedro Sández dijo textualmente que a la hija de María Inés Diez «le entregaron» dos hijas en adopción.
Lo dijo con nombres y apellidos, en medio de una supuesta denuncia por 113 adopciones irregulares, en el departamento de Anta durante el romerismo.
El diputado -a los gritos desde su banca- dijo que “a una misma familia le entregaron dos nenas en adopción”. Sus palabras dejaron en claro que el “delito” era evidente, por ser dos adopciones para una misma familia.
Se deducía por lo que dijo, que el delito se probaría plenamente, confirmando que las dos chicas fueron adoptadas por la vía administrativa, aunque de forma irregular.
Sin embargo, por la vía judicial también podría probarse parcialmente (el supuesto delito denunciado) a través de exámenes genéticos, a la familia acusada.
Como era de esperar lo que dijo Sández, tuvo el impacto de una bomba atómica en los medios de comunicación.
La alta sociedad y el gobierno (que no es lo mismo, pero es igual) sintió el impacto y la propia María Inés Diez tuvo que responder a tamaña atrocidad.
La ex Ministra tuvo que ventilar su vida privada y aclarar que tiene una sola nieta adoptada, la primera.
Indignada -con mucha razón- dijo que su nieta es adoptada y que ella está orgullosa.
Explicó que el matrimonio compuesto por hija y su hijo político (yerno) adoptó legalmente a su primera nieta, porque no podían tener hijos.
María Inés Diez también confirmó tener una segunda nieta, la cual nació con ciertas complicaciones.
Casi con la voz quebrada, la dirigente renovadora, anunció una denuncia contra Pedro Sández, aunque ostente fueros parlamentarios.
Es indiscutible, que las palabras de Sández violaron la intimidad de su familia y le produjeron un daño moral inconmensurable.
El diputado impunemente al señalar a la abuela en público, violó los Derechos Humanos de la niña adoptada, como mínimo.
Esa niña tiene y merece el derecho de la intimidad, en el seno de su familia, la cual tiene el derecho de decidir en qué momento de su vida contarle su origen biológico, si es que así lo crecen conveniente.
Ni Sández, ni otro energúmeno, tienen derecho a decirle públicamente que es adoptada. Eso es parte de su intimidad y su familia.
Si se tiene en cuenta que se trata de personas de alta exposición pública, la situación es aún más grave.
De allí que las palabras del diputado por Anta, produjeran tal reacción de todos en Salta.
Hasta el cierra de este edición, no se pudo confirmar el ingreso de la denuncia formal, pero si se escuchó a Sández retroceder milimétricamente en sus dichos.
«Yo no acusé ningún caso en particular», mintió fuera de su banca, y ante los micrófonos radiales.
Sin embargo -también milimétricamente- indicó que María Inés Diez tendrá que ir a la Justicia, a decir que tiene los papeles en regla.
En vez de pedir perdón a la dama, como muchos esperaron, la desafió a denunciarlo.
Es como retroceder, sin hacerlo.
Es evidente que Sández sabía de la adopción que la ex Ministra confirmó en público. También sabia de su segunda nieta.
Cualquiera puede darse cuenta que Pedro Sandez violó todos los códigos, al decir lo que dijo desde una banca y desde los fueros.
Violó los códigos escritos y los no escritos.
Muchos se preguntaron entonces, por qué nombró a esa segunda nieta.
En el mundo del poder, resulta poco creíble, que el diputado Pedro Sández no supiera lo que decía en el recinto….
Menos creíble aún, que no supiera a quien nombraba, cómo, y con qué intenciones….