En sus páginas se pueden encontrar crónicas, poemas, ensayos y reseñas. Es una forma de trazar un puente entre Oriente y Occidente.

Chop Suey es una anomalía. Una revista cultural hecha por argentinos en China.  Mientras los gurúes del periodismo digital dicen que hay que escribir textos breves y superficiales, Chop Suey apuesta por los artículos largos, en los que se nota que cada adjetivo ha sido evaluado  en profundidad. Por eso Chop Suey trabaja a fuego lento en el lector. Es una anomalía, también, porque número a número mejora (más páginas, para más y mejores artículos), mientras en Argentina los pocos medios dedicados a la crónica se repliegan y difunden más ensayos, debido a la crisis.

Es más que atinado que el editorial del primer número de la revista Chop Suey comience explicando el origen de esa comida que nos suena inexorablemente China, aunque en ese país no exista. El chop suey vendría a ser algo así como una mezcla, cuyo contenido muta según el país donde se prepara. Y la revista editada por Lucila Carzoglio y el salteño Salvador Marinaro tiene ese espíritu: mezclar textos, ya sean crónicas, perfiles, reseñas y hasta poemas, como una forma de poner en diálogo culturas totalmente distintas.

La revista tiene una edición anual dedicada a un eje temático. El primer número se centró en las “relaciones”, siempre entendido de una manera amplia, es decir, relaciones entre personas, paisajes, géneros, edades y culturas. El eje de la segunda fue «territorios» y el de la tercera, «ritos».

No es una mala recomendación comenzar la lectura de un ejemplar por los poemas (en muchos casos traducidos por primera vez al castellano). Es una forma de entrar en contacto directo con otra sensibilidad.

«Detrás del ruido sigue sonando la música, para quien quiera oírla/

Detrás de la furia no suele haber más que dolor».

La revista conecta formas distintas de vivir, de entender, de mirar y de sentir. Chop Suey hace de puente entre dos mundos.

“Chopsuey nace de una necesidad vital y concreta: leer y escribir en español sobre una realidad que, para los que vivimos en China, es cotidiana y al mismo tiempo distante. Surge de una búsqueda de posibles respuestas a los que nos pasa o vemos a diario. Por eso, hacemos hincapié en la no ficción, el ensayo y la crónica. China es un continente enorme y complejo, pero sobre todo radicalmente distinto a las culturas hispanoamericanas. Nuestro objetivo es hacerle preguntas al territorio. De hecho, todos los colaboradores tienen o tuvieron algún contacto de primera mano con el país”, explicaron al sacar el primer ejemplar Carzoglio y Marinaro.

Se podría decir que una de las grandes virtudes de Chop Suey es que sus páginas se han vuelto imprescindibles para entender a una potencia mundial. Pero lo más importante es que, al mostrarnos que hay otras formas de vivir y hacer las cosas, impulsa un extrañamiento sobre nuestra propia cotidianeidad. Ya nada puede seguir siendo natural.