Cocorita y empacona, es como la definen sus pares en el Concejo Deliberante salteño a la edil kirchnerista Lihué Figueroa.
Como ya a estas alturas todos saben, la poco laboriosa legisladora municipal (a decir de sus compañeros partidarios), fue desplazada de la Vicepresidencia 2º, un cargo decorativo del que pocos pueden hacer alarde.
Al presentarse tal situación, y enterarse Lihue del movimiento que la dejaba excluida como autoridad, la consternación le saltó por todos los poros de la piel y se retiró foribunda del lugar, no sin antes asegurar que todo se trató de un ardid debido a su férrea oposición a la aprobación del Presupuesto Municipal 2019. La Teoría, con el paso de los días se le vino a pique, ya que se constató que Figueroa había firmado positivamente los dictámenes de Comisión de tal Presupuesto.
Lo cierto es que los caprichos de la legisladora, no solo habían sido apuntados por sus pares, sino también por las autoridades de su propio partido, Sergio Leavy y José Vilariño, quienes en pleno conocimiento del cuestionamiento al trabajo de Figueroa, dieron el Ok para que la joven fuera reemplazada por otra legisladora de su propio partido, la concejal Gabriela Serrano. Con este cambio de figuritas, ni el Partido de la Victoria, ni el movimiento femenino, perdían lugar en la conformación de autoridades.
Con airosas denuncias de operaciones políticas, Lihué quien no paraba de cocear el suelo, se habría retirado raudamente a su casa echándoles a sus compañeros terribles males y allí, se habría encerrado respondiendo a quienes intentaban comunicarse con ella, que «estaba deprimida”.
La ira de la concejal no quedó allí, sino que se elevó a extremos bochornosos cuando con su obstinada rebeldía por haberse quedado sin la Vice, provocó a un grupo de manifestantes en una especie de arenga donde además de victimizarse, los exacerbaba manifestándoles que los que estaban allí adentro (en el recinto) legislaban en contra del pueblo.
Vidrios rotos y empleados lesionados, ademas de un cuarto intermedio, fueron los resultados del desborde de los vecinos en forcejeo con las fuerzas de seguridad y ahora, todos culpan a Lihúe de haber promovido tamaño descalabro.
Algunos de sus pares ya pidieron sanciones para la edil, pero más allá de las medidas que puedan o no, llegar a tomarse, a todos les quedó claro que la pérdida de la Vicepresidencia 2º convirtió a Lihué, en un desaforado surtidor de necedades.