Subsidios para gastos corrientes, donaciones de terrenos, viajes all inclusive a festivales de doma y aportes millonarios para la realización de desfiles, son algunos de los «tradicionales» beneficios otorgados por el estado a la entidad gaucha.

Ya sea por interés propagandístico o por genuina identificación, los sucesivos mandatarios provinciales hicieron de la performatividad gaucha un sello típico de la gestión local. La investidura güemesiana supo dotar (al menos en lo aparente) de ciertos valores asociados al gauchaje a dirigentes que carecían fuertemente de ellos. La gestión Urtubey echó mano de este recurso al punto tal de tornarlo alevoso y evidente. Pero así lo hicieron sus antecesores y nada parece indicar que su sucesor esté dispuesto a cortar el mandato. Es así como se construyen las tradiciones, que no son otra cosa (siguiendo a Weber) que «una oscura reacción a los estímulos habituales».

En definitiva, parafraseando a Barahona, si lo que se hiciera fuera una cosa razonable, buena y justa nunca sería pretextada como «tradición». Y es precisamente la razonabilidad la que traza el parámetro de aceptación de aquello que pretende mostrarse como irrebatible, virtud que estaría escaseando en la perorata tradicionalista de las últimas semanas.

A contrapelo del más rudimentario y primordial sentido común el presidente de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, Francisco Araoz, sentenció en estos días que el desfile en homenaje al bicentenario de la muerte del héroe gaucho se hace o se hace, atribuyéndose así facultades exclusivas del COE y defecándose en la realidad sanitaria y epidemiológica de la provincia. Según sus palabras, sólo estarían dispuestos a dar marcha atrás él y sus gauchos si el COE decreta la vuelta a fase 1 antes del 17 de junio.

Lo que fácilmente podría confundirse con el legítimo fervor popular o la idolatría por la figura histórica de Güemes, tiene en realidad un trasfondo un tanto menos inspirador. Y es que detrás del capricho de la agrupación aristogaucha, brotan intereses indisimulables que poco tienen que ver con el espíritu libertario del prócer homenajeado.

Como se dijo, el grado de «gauchización» de la política alcanzó niveles estrafalarios durante el mandato «U». La agrupación tradicionalista en cuestión adquirió en esos años un status cuasi-ministerial, llegando no sólo a acaparar sumas ingentes de dinero público, sino también a bajar línea ideológica respecto de lo que consideran «valores tradicionales salteños». En ocasiones, además de belicosas sus proclamas tomaron tintes delirantes, como en 2016, cuando el por entonces presidente de la Agrupación Carlos Diez San Millán advirtió al senado de la Nación que «el pueblo se va a alzar en armas si no se aprueba el feriado de Güemes». O en 2018, cuando formaron cuadrillas de gauchos para borronear los pañuelos de las madres de Plaza de Mayo pintados en Plaza Güemes. También el 17 de junio de ese mismo año, desde una tarima pública, Aráoz dedicó el tiempo que debería haber invertido en exaltar la gloria del prócer a despacharse contra la media sanción obtenida en diputados para el aborto legal. «Hace pocos días se festejaba como si fuese un partido de fútbol la media sanción de la ley del aborto. Se festejaba como si fuese un partido que íbamos a decidir sobre la vida de otros», editorializó.

En los últimos 10 años y un poco más, la agrupación se constituyó en destinataria de subsidios, donaciones y aportes monetarios de todo espesor por parte del estado provincial. La justificación oficial plasmada en las diversas resoluciones y decretos es que «sus fines se encuentran íntimamente ligados a nuestra cultura y tradiciones gauchas, siendo una importante fuente de trabajo y de gran interés para favorecer el turismo de la provincia». Como el lector podrá intuir, el aporte real de la agrupación gaucha a la industria turística y al crecimiento del empleo formal, además de incomprobable, es un completo misterio.

«Unos trabajan de trueno y es para otros la llovida»

Los aportes del estado provincial a la institución, no obstante, no son ninguna sorpresa. En los últimos años, se asignaron partidas mensuales orientadas a afrontar los gastos del calendario de actividades de la Entidad. De esa forma, se subsidió con 625.000 pesos la realización de distintas actividades repartidas en los últimos ocho meses de 2019. Ese mismo año y para la misma fecha, se otorgaron otros $537.000,00 destinados a cubrir los gastos de la celebración del aniversario de la muerte de Martín Miguel de Güemes. Se trata de la misma suma otorgada en 2018 para esa celebración, lo que llevó a que el ministro de Gobierno de entonces, Marcelo López Arias, hablara de «montos congelados».

Durante la cuarentena, los emponchados llegaron al extremo del garronerismo y solicitaron al Ente Regulador de Servicios Públicos no pagar las boletas de luz, como si de una entidad benéfica se tratara. El presidente del organismo, Carlos Saravia, los mandó educadamente a laburar. «Hay algún presidente de fortín que dice que el corte de luz implica que se apague la cisterna y que la salud de los caballos corre riesgo. Yo les diría que sean gauchitos y que vayan a trabajar para proveerles del líquido», declaró.

A fines de 2019, el senador por Molinos Walter Joaquín Abán presentó un proyecto de ley para transferir en carácter de donación a la Agrupación Tradicionalista Fortín Gauchos de Güemes-Molinos-Salta una fracción del inmueble identificado con la Matrícula Nº 348 de la Localidad de Molinos, con el cargo de ser destinado exclusivamente al funcionamiento de su sede social. A la hora de justificar la entrega el senador manifestó que el terreno perteneciente al municipio estaba disponible y que podría utilizarse para la realización «alguna obra».

A comienzos de 2018, el ministerio de Gobierno se comprometió a otorgar a la Agrupación una colaboración económica destinada a coadyuvar con los gastos que supuso la participación de la delegación salteña de jinetes en el 52° Festival Nacional de Doma y Folklore de Jesús María. Otros $90.000,00 fueron destinados a tal fin. Unos meses atrás, en 2017, el estado ya había desembolsado $731.350,00 para que la agrupación gaucha pueda afrontar los gastos del proyecto denominado «Infernales Montados». Al día de hoy resulta imposible encontrar en los registros digitales alguna referencia al proyecto en cuestión. Ese año también se otorgaron partidas mensuales por $78.000,00 para el cumplimiento del calendario de actividades de la institución.

Uno de los antecedentes más curiosos tuvo lugar en 2010, cuando el ministerio de Finanzas y Obras Públicas otorgó un subsidio a favor de la Agrupación Tradicionalista de Salta “Gauchos de Güemes para la continuidad de la Obra denominada «“Escuela Puesto”». Respecto del proyecto mencionado también escasean las referencias, aunque se supo que el desembolso por aquella operación fue de $200.000,00 a valores de 2010. Luego siguieron otros dos decretos en el mismo sentido con sus respectivas asignaciones.

 

«Voy a cantar a mi modo después que haya churrasqueao'»

 

La provincia llegó al extremo de donar en 2009 un horno industrial para las instalaciones de la agrupación. Dádiva que al parecer no colmó las expectativas culinarias del gauchaje, que para este año prepara exigencias infinitamente superiores. Sin ponerse colorado y en completa desconexión con el contexto de austeridad que lo rodea, el mandamás de la institución, Francisco Aráoz, declaró ante los medios que la agrupación que preside pidió al estado una contribución de $7 millones. Tomando en consideración el monto asignado por última vez en 2019 para los festejos del 17 de junio ($537.000), podría decirse que la paritaria gaucha 2021 estaría rondando el 1300%.

Lo escandaloso del anuncio, sin embargo, no fue la cifra, sino el destino del dineral: leña, alfalfa y unas cuatro o cinco toneladas de asado para agasajar al contingente de gauchos estimado en 10 mil. Además de eludir la explicación sobre cómo harían para que el convite no se transforme en la clandestina más grande de la historia pandémica de Salta, Aráoz justificó el mangazo con una frase que inundó las redes y portales: «Hacer un asado es más barato que hacer un guiso». Desde los merenderos y comedores de la CCC y Barrios de Pie ya le habrían pedido al gaucho la receta… Y de la que fuma.