El PRS se encamina, lenta pero inexorablemente, hacia su extinción. Los pasos en falso de los que dirigen el partido, la división de los integrantes y sobre todo la imposibilidad de diferenciarse de otras fuerzas políticas, son algunas causas que apuran la desaparición de un partido que alguna vez gobernó la provincia.

Van de mal en peor y no se sabe, aún, cuál será su piso. Han perdido la identidad que los hacía discernibles puertas afuera: hoy son un partido más del montón de los que pululan en el conservadurismo más rancio y mediocre. Han perdido, incluso, la identidad puertas adentro: se desconocen entre ellos, se pelean, se ningunean. Muchos se han alejado simplemente porque han dejado de sentirse representados. Y ese éxodo de militantes ha tenido su correlato en las urnas: también los votos se han ido.

Quedan los responsables del naufragio, que tratan de conmover con sus maniobras desesperadas. Y el Capitán de la desesperación -y de la histeria- no es otro que Andrés Zottos. Montó una escenita anunciando el no-apoyo a Rodolfo Urtubey en las elecciones nacionales, pero jamás tomó la precaución de analizar cuál sería el apoyo interno antes de dar el portazo.

El resultado para el PRS ha sido nefasto. Zottos se ha alejado del oficialismo; pero nadie del oficialismo lamenta esa partida. Se fue, en todo caso, el que nunca estuvo. Un adorno o una figurita decorativa que nadie extraña. Y el oficialismo no lo extraña porque se quedó con la única parte que le interesaba del PRS: sus intendentes.

Estos jefes comunales incluso critican públicamente al presidente del partido. Por ejemplo, Marcelo Lara Gros, intendente de Orán, fue uno de los que salió a pegarle a Zottos. Dijo que por haber estado en los momentos más duros del partido, se considera más renovador que Andrés Zottos. Lara hasta le pidió la renuncia: “Él debe irse del partido y dejar la vicegobernación”, manifestó. También sostuvo que “Voy a seguir siendo renovador y políticamente seguiré respondiendo al frente”. Como al pasar, sentenció: “los verdaderos renovadores no traicionamos a la gente”. El problema es que nadie sabe muy bien en qué consiste un verdadero renovador. Ni siquiera en qué consiste uno trucho. Y esto se acaba de notar en las urnas.

Las elecciones del domingo pasado confirman el estado de descomposición del partido que de Renovador sólo tiene el nombre. En Capital, donde vive casi la mitad de los salteños, el PRS obtuvo en la categoría Senador 11.135 sufragios, que representa el 4,41% de los votos.

En Diputados, sólo 9537 votos (3,78%), lo que confirma la caída libre: en abril del 2011, para la misma categoría, habían alcanzado el 4,8% de los votos. Y en las legislativas provinciales de 2009 habían llegado al 6,7% en capital, que de por sí era magro, pero que casi duplica al porcentaje de este 2013.

La gran apuesta para la segunda parte es alcanzar a meter un concejal, algo que, de repetirse los votos, no podrían: llegaron al 4,80% con 11.775 sufragios.

En otros municipios de importancia apenas si mostró señales de vida. En el departamento San Martín llegó al 18,55% para Senador pero en Orán sólo obtuvo un lastimoso un 3,90%.  Las mejores performances se dieron en municipios sin gran peso electoral, como San Lorenzo, donde llegó al 21,86% al obtener 1075 votos y en Metán, con el 23,35%.

En casi todos los municipios, el PRS ha dejado de ser la segunda fuerza. En algunos ni siquiera es la tercera, ni la cuarta, ni la quinta.  El desempeño ha sido el peor en los últimos 30 años.

Los otros

Pero Andrés Zottos no es el único que parece estar practicando bungee jumping sin soga: ahí están los hermanos Posadas del Frente Plural, golpeando contra el duro cemento de la realidad.

La cara visible, casi vocero del gobernador, defensor de causas indefendibles  (como las casas para funcionarios y amigos del poder en Lomas de Medeiros), Matías Posadas tuvo un desempeño terrible. Aunque por twitter había amenazado varias veces con vencer a Gustavo Sáenz apenas llegó al 4,37% (11.033 votos). En la categoría de Diputados, fue aún peor: 2,15% (5.422 votos)

De repetirse los resultados, ni siquiera meterán un edil. Porque consiguieron, en abril de 2012, 30 mil votos (12%). Pero fueron otros tiempos. Un lapsus de los votantes, que no volverá a repetirse.

El Frente Plural (tan plural que siempre candidatea a algunos de los hermanos para el puesto principal) comenzó el año soñando con pelear en la cima del poder. Ahora parecen haberse conformado con llegar al piso para seguir participando.

Las urnas parecen haber castigado a los que creyeron que se puede gestionar desde los 140 caracteres, a los que confundieron capacidad con fotogenia. A los que a falta de ideas y propuestas, optaron por repartir manzanas.