Por Martín Miguel Güemes Arruabarrena
Del Valle Calchaquí a Sucre
En San Pedro Nolasco de los Molinos, en los Valles Calchaquíe, Salta, el 14 de septiembre de 1850, nace Indalecio Gómez. El lugar: una pequeña casa colonial del pueblo, donde hoy se encuentra instalado un Museo a su memoria. Fueron sus padres don Indalecio Gómez y Ríos, salteño y Felicidad González del Toro de procedencia chilena (de acuerdo a la tradición familiar). A los doce años–Indalecio Gómez–presenció el asesinato de su padre. Este hecho funesto, nunca le acarreó resentimientos. Fue una lección ejemplificadora, de la desgracia nacida de las antinomias políticas. El joven Indalecio cursa la escuela primaria en la Escuela de la Patria (fundada por Don Mariano Cabezón) y la secundaria en la Escuela de Elisa Diez Gómez, en su pueblo natal; trasladándose posteriormente a la ciudad de Salta y a Sucre, en Bolivia. En esta última, a los fines de seguir estudios de teología. En l870 viaja a Buenos Aires, inicia sus estudios de Derecho. En l876 recibido de abogado, regresa a Salta, ingresa a la legislatura y ejerce el profesorado en el Colegio Nacional. El hecho de estudiar en el interior de nuestro país y en la actual Bolivia, produce en el joven Indalecio, un sentido profundo de americanidad, que sumado a su experiencia universitaria en Bs. As, imprimen en su mentalidad criolla la comprensión exacta de la necesidad de aunar el norte y el sur, el país andino y la pampa gringa. El puerto cosmopolita, progresista, y el interior nacional, conservador.
La Patria Grande y el Pacífico
Don Indalecio supo de los rigores del Viento Blanco y de los sacrificios de los arrieros en los senderos de la puna. El comercio de ganado al puerto de Cobija, en el Pacífico, es su experiencia vital. Estas tareas, estos emprendimientos, lo promocionan como cónsul argentino en Iquique. Las funciones consulares lo constituyen en un observador comprometido con la Guerra del Pacífico, en l879. Asume una posición americanista, contraria a la ocupación chilena del territorio boliviano–peruano. Conoce en esta etapa fundamental de su vida a Roque Sáenz Peña (quien lucha voluntariamente en la guerra fratricida). Juntos escapan de ser fusilados.
Asesora al futuro presidente argentino José Evaristo Uriburu, ministro plenipotenciario en la Paz, Bolivia, en las tratativas por la rendición de Lima, entre el gobierno peruano y el jefe supremo del ejército chileno Gral. Baquedano.
Contrae matrimonio en l883 con Carmen Rosa Tezanos Pinto, de procedencia jujeña, cuya familia se encontraba exiliada en el Perú. De vuelta en su tierra salteña, es elegido senador provincial por el departamento San Carlos. Años después, asume la diputación nacional por su provincia (Salta) por dos veces consecutivas (l886-l900). En esta función legislativa participa de los debates secretos que se realizan en l893, a causa del protocolo adicional al tratado de l88l con Chile, asimismo en otros debates e iniciativas memorables. De esta forma, se manifiesta como un parlamentario notable.
Los Pactos de Mayo:
Polémica Gómez-Pellegrini
En l902–Indalecio Gómez–se opone a los Pactos de Mayo, o sea al Tratado General de Arbitraje con Chile. Pronuncia un memorable discurso en el teatro Victoria de la Capital Federal, de amplia repercusión popular. Tiene una expresión superlativa: Nuestra Patria–dice- jamás había anexado nada a nadie porque la espada argentina brilló en el exterior para fundar pueblos independientes. Arrebata de entusiasmo a los presentes. Sus efectos en la ciudadanía obligan al Dr. Carlos Pellegrini, testigo presencial del acto, a contestarle (a través de cartas publicadas en el diario el “País”). Pellegrini alega el sentido de la oportunidad y conveniencia para su firma, es contrariado por Gómez que aduce: la oportunidad y la conveniencia deben ser afirmadas por la legitimidad. La historia obliga a nuestra Argentina a no desentenderse del Pacífico, argumenta tenazmente. Pellegrini transa, Gómez resiste.
El debate de los Pactos de Mayo se inserta en una discusión de contornos más amplios, cuyo tema es una teoría general de la política exterior argentina. Aquellas acusaciones y afirmaciones, fueron: la más terrible requisitoria lanzada en aquellos tiempos contra la Presidencia de Roca.
El Presidente Manuel Quintana lo designa Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario en Alemania, Austria- Hungría, y Rusia (el l9.7.1905), en reemplazo de Vicente G. Quesada. Molinos, Salta, Sucre, Iquique, Buenos Aires, Berlín…
¡Quiera el pueblo votar!
El Dr. Indalecio Gómez va auscultando el ritmo que adoptan los acontecimientos internacionales y piensa las formas de la transformación para su país. Mantiene una fluida comunicación con Roque Sáenz Peña, a la sazón Ministro Plenipotenciario en Italia. Elaboran un plan para iniciar el camino a la democracia gobernante. Al asumir la Presidencia de la Nación Roque Sáenz Peña (l2.10.1910) nombra como Ministro del Interior al Dr. Indalecio Gómez, su compañero de luchas pasadas y presentes. El cambio a operar es trascendente. La reforma política una verdadera revolución por los comicios, que abre al pueblo una gran puerta de avance. ¡Un acto de fe en la capacidad del pueblo argentino! Don Indalecio expresa: “(…L) Pero se me dirá: ese camino ¿es seguro? Tomar un rumbo del porvenir es siempre difícil e incierto. Nadie tiene la presciencia. Es siempre una opción entre dificultades. El debate en el Congreso Nacional fue arduo y complejo. Con paciencia, habilidad y principios, Indalecio Gómez tejió la trama de la definición legislativa en ambas cámaras. Al frente, estaban los representantes del antiguo régimen. Los radicales y socialistas, esperaban su oportunidad de representar el cambio electoral. La ley fue obra de conciliación, de unidad; no fue obra de un partido, ni de un círculo, ni de una facción, fue el resultado de un anhelo histórico del pueblo argentino.
La liga del Sur y del Norte
Al Dr. Indalecio Gómez, su vocación republicana, su evolución democrática, y la concreción de la reforma política, le atrajo las miradas esperanzadas de vastos sectores ciudadanos. También afirmaciones suspicaces, que veían en este accionar reformista la posibilidad de su proyección electoral (se comenta la fórmula presidencial: Gómez – Carcáno). Niega los rumores – como Ministro del Interior – en las Cámaras Legislativas, afirma: “(…) las entrañas de este gobierno, han quedado estériles, absolutamente, para concebir una candidatura oficial”. Cortaba de un tajo, las inquinas adversarias, las maledicencias políticas. En febrero de l9l4 renuncia al Ministerio del Interior, como consecuencia de la muerte del Presidente Roque Sáenz Peña. Toma distancia de la vida política, recluyéndose en su finca de Pampa Grande en el departamento Guachipas, de la provincia de Salta. Al asumir la Presidencia de la Nación Hipólito Yrigoyen (1916)–observa y reflexiona sobre los desbordes populistas y la ineficiencia gubernamental… asume la posibilidad cierta de construir un partido de armonía, entre demócratas y republicanos. No cree en exabruptos cívicos ni militares. Sí, en el Imperio de la Ley, en el Estado de Derecho. Participa activamente en la creación del partido de la Liga del Sur, la integran personalidades de diversa procedencia y trayectoria. Es un intento cierto de unir laicos y católicos, el sur y el norte argentino, equilibrando las cargas centralistas, porteñas. La muerte de su esposa, lo sume en la tristeza, vuelve a su tierra, y se aleja definitivamente de su tierra salteña. Fallece el Dr. Indalecio Gómez el l7 de agosto de l920, en Buenos Aires, lejos del pueblo que lo viera nacer: de Molinos, del Valle Calchaquí, Salta.