Se realizó el bautismo gubernamental, como quien retrocede un siglo, esta vez les tocó a tres niños de Metán, uno de Cafayate y otro de Capital. Juanma no estuvo presente, ni para sacarse la foto, a él que tanto le gusta posar en situaciones religiosas.

Este puede parecer un ritual (como tantos otros de la Iglesia católica) bastante retrógrada y afincado en la pura superstición. Por allá a principios del siglo pasado se instituyó esta que ahora es una tradición anual. José Figueroa Alcorta fue el primer padrino, a pedido de una familia de agricultores rusos que vivía en Coronel Pringles.

Esta era, como tantas otras medidas de los gobiernos posteriores, una cortina de humo para calmar al pueblo o para que no les salga el hijo lobizón.

En la jornada pasada, los chicos apadrinados por Urtubey fueron Manuel Alberto Díaz, de Cafayate, Maximiliano Facundo Gallo, Walter Fernando Soria, Noelia Ariana del Valle Ríos, Thyara Agustina Romero, todos ellos de Metán, y Gabriel Romero, de Salta Capital.

Juanma no pudo asistir ni para la foto de rigor, pero mandó en su reemplazo al director de Ceremonial y Audiencias, Fernando Holmqüist.

Además se realizó la misma ceremonia pero en este caso los ahijados son de carácter presidencial, niños de de Tartagal, Salvador Mazza, General Güemes, Orán e Iruya, hasta hubo un bautismo evangélico.

“Luego del oficio religioso, todos los bautizados y sus familias compartieron un refrigerio en el Salón Murales del Hotel Salta, donde se les hizo entrega de medallas recordatorias, subsidios y obsequios”. Dice el parte oficial, como quien rescata por una tarde a los nenes que luego abandonará el resto de sus vidas.

Señor, señora, ya sabe, si, pese a todos estos recaudos, el chico le sale lobizón, Juanma entonces es mufa.