El doctor Héctor Rubén Harach vuelve a trabajar en un hospital público después de un destierro que duró casi una década. El decreto que lo reincorpora le da la razón a un reclamo justo.  Más vale tarde que nunca. La inverosímil pero real historia.

Lucas Sorrentino

No hace falta dar, acá, en esta nota, el currículum completo de Héctor Rubén Harach. Digamos que es especialista en Anatomía patológica. Para ser más concretos y para que todos entiendan: es como el Messi de la Anatomía Patológica.

Pero esto es Salta y en 2013 el director de un nosocomio se vengó y lo dejó fuera del hospital Oñativia. ¿Se imaginan dejar a Messi en el banco de suplentes? Bueno, ese director lo hizo. Casi una década después, otro hospital público convocó a Harach porque lo necesita. 

A través de la resolución 0779 del Ministerio de Salud de Salta, emitido el 21 de junio, se aprobó su reincorporación, no al Oñativia, sino al Hospital Materno Infantil. ESta vez fue el titular del Materno el qeu pidió los servicios de Harach, de manera urgente., ya que el 10 de junio se rescindió el contrato con la empresa que prestaba servcicios en el Servicio de Anatomía Patológica, quedando sin responsable a cargo del mismo. 

Un detalle interesante de la resolución es que le da la razón a Harach en su reclamo de ser reincorporado: Harach sufrió una «suspensión preventiva» que duró casi una década (jamás pudieron cesantearlo).

El detalle no es menor porque tarde o temprano el Estado deberá pagar por esos años en que dejó fuera de la cancha a su mejor jugador. 

El conflicto

En 2013 explicamos cómo tendieron una cama a Harach, quien en ese momento apuntó contra el gerentedel Hospital Oñativia, Marcelo Nallar.

Así fue como Nallar de deshizo de Harach: como este profesional al terminar su trabajo en el área de patología, solía irse a la oficina de al lado, en ese momento, en el que no estaba en el Sector Patología, enviaron el control volante y no lo encontraron aunque sí estaba dentro de las instalaciones. Nallar hizo constar que el médico estaba ausente de la institución (pese a que ahí se encontraba).

La sanción ante la falta que Harach no cometió debía ser, según reglamento, una suspensión de 3 días, con la realización de un sumario para que alguien más pueda juzgar el incidente. Esto pasó en 2013. A fines de 2022 Harach recién vuelve a trabajar en un hospital público. 

Quizá lo más justo, el final ideal, hubiera sido que retorne al Oñativi porque fue el mismo doctor Oñativo quien llamó a Harach a a Europa y le pidió que volviera y brindara sus conocimientos a los salteños implantando en aquel tiempo la técnica de punción de tiroides. Esto disminuyó dramáticamente el número de operaciones de tiroides con consecuente beneficio para los pacientes y el sistema de salud de la provincia.

Pero los finales perfectos no existen. Haría falta, también, que quienes causaron tanto daño con su tiranía, hoy no estuvieran ocupando los cargos que ocupan.

Esta no es una serie de Netflix. Es la realidad. Y hay que conformarse con la victoria parcial. Con ese pequeño acto de justicia.