La percepción del poder judicial por parte de la población alcanza niveles muy negativos en la provincia. Principalmente se apunta contra la continua connivencia de los poderes políticos y judiciales, y la falta de transparencia en los procesos de designación de magistrados. Y es que la división de poderes en la provincia, es poco más que una mera teoría. La realidad termina confirmando que cuando las fuerzas políticas se mantienen en el poder durante muchos años se menoscaba la independencia de los poderes judiciales.
El concurso para reemplazar a Alejandro Saravia como Fiscal ante la Corte Nº 1 se gestó con nombre y apellido. La forma en que se cubren estos cargos expectantes en la justicia salteña bajo el único mérito de la dedocracia, en vez de sentirse amilanada por los recurrentes escándalos que toman estado público, continúa erigiéndose como moneda corriente.
Ya a nadie puede resultarle extraña la metodología aplicada: primero, se evalúa qué amigo puede ocupar un cargo y luego se abren los concursos. Si queda tiempo, los “elegidos” se toman el trabajo de estudiar, solo un poco para evitar el papelón, aunque eso poco importa.
El caso al que nos abocamos en esta ocasión (y van…), es el concurso para Fiscal ante la Corte Nº1 que supiera ejercer tan dignamente el ahora jubilado Alejandro Saravia. Tal instancia, debía ser encabezada por el presidente del Consejo de la Magistratura y juez de la Corte, Abel Cornejo, pero significativamente, pasó a manos del presidente de la Corte, Guillermo Catalano. La dimisión de Cornejo, se produjo sin esgrimirse una motivación que la avale, aunque para quienes conocen sobre el entramado de relaciones de la justicia, la verdadera razón del apartamiento, se habría basado en las serias diferencias que lo separan de uno de los concursantes – Eduardo Sylvester- quien desde un comienzo fue el señalado como el elegido para ocupar ese cargo.
Eduardo Sylvester supo desempeñarse durante el gobierno de Juan Manuel Urtubey, como Director Ejecutivo de la Agencia Antidrogas, Secretario de Seguridad, Ministro de Seguridad, Ministro de Gobierno, luego pasó a ser Jefe de Gabinete del entonces intendente Miguel Isa, para luego ocupar un cargo en la Casa de Salta (a donde recalan aquellos a quienes Urtubey decide no desampararlos), para finalmente terminar en la Agencia Norte de la UIF. Lo común y llamativo en estos cargos en los que se desempeñó, fue el escaso tiempo de función con una perfomance de dos años como máximo.
El concurso
Ya dijimos que a estas alturas del comportamiento de la justicia salteña, es casi imposible el ejercicio psíquico y psicológico, de perder nuestra capacidad de asombro. Es por eso que no debiera llamarnos la atención que el elegido Sylvester llegara a la etapa final de la conformación de la terna en sexto lugar, de un total de seis participantes.
Suenan odiosos los números en una nota periodística pero este caso amerita contar también, que entre los antecedentes personales y la nota que cada uno de los concursantes sacaron en el examen escrito, quedaron bajo el siguiente puntaje:
Sebastián Aguirre Astigüeta: 35, 94 puntos
Gabriela Domínguez Segado: 39,88 puntos
Leonor Figueroa Jerez: 39,96 puntos
Alejandro Lávaque: 50,74 puntos
Graciela Oviedo: 35,00 puntos
Eduardo Alberto Sylvester: 33,02 puntos
Una muestra clara de que no tan sólo en el orden alfabético Sylvester quedó en el último puesto, sino también por el puntaje obtenido.
En estas condiciones, fue como llegaron los seis concursantes, a sentarse frente al Tribunal Evaluador para hacer frente a la entrevista personal. Como todo se sabe antes de que se anuncie oficialmente, es allí donde “el elegido” por el gobernador Juan Manuel Urtubey quien pregona constantemente el respeto a la independencia de los Poderes del Estado, quedará tercero en la terna para ser Fiscal ante la Corte. Curiosamente, Sylvester desplaza a Leonor Figueroa Jerez, lo cual indicaría que la actual secretaria de la Fiscalía de Corte dio un examen que ni siquiera habría aprobado para quedar excluida en la terna, pero por esas cosas de la vida será la secretaria del futuro funcionario.
La cosa no termina aquí. La terna estaría encabezada por Alejandro Lávaque, que ya cuenta en su haber con catorce ternas (entre federales y provinciales), sin embargo hasta hoy no contó con el “apoyo político” necesario para llegar a ocupar la magistratura.
Los adelantados que casi nunca suelen equivocarse en sus vaticinios, dicen que el gobernador enviaría en horas más, horas menos, su nombre al Senado provincial, para que asuma como juez de la Cámara Civil y Comercial de Apelaciones de la Sala II. De esta forma se allanaría el camino del “elegido”, teniendo en cuenta que la segunda de la terna, Gabriela Domínguez, quien por primera vez se presenta ante el Consejo de la Magistratura, al igual que Sylvester podrá seguir esperando que llegue su turno y como nunca se respeta el orden de mérito este no sería un escollo.
La jugada del Ejecutivo Provincial, tan respetuoso de las Instituciones, también destronaría a la primera de la terna de la Sala II, Guadalupe Villagrán.
Pero acá amigo lector, como ya hemos aprendido de este tráfico de influencias avalado y tomado como metodología constante por parte de la justicia, no importan ni son necesarios los títulos, la idoneidad ni la solvencia para llegar a ser juez o funcionario. Solo basta con ser amigo del poder.