Encaramado en una obra literaria notable –es el escritor salteño más premiado y que más libros ha publicado en el último siglo-, José Agüero Molina dirige desde hace 16 años una Escuela para Escritores que recibe alumnos de toda Sudamérica, gracias a la incorporación de la tecnología a su trabajo. En esta nota, nos cuenta algunos pormenores y secretos de su actividad, fuera de lo común en nuestro medio.

Por: Rox Kostzer

P: ¿Qué significa hoy ser escritor en Salta?

R: Un enorme esfuerzo, pero no menor al que realiza cualquiera que intenta sobrevivir en un país como el nuestro, con gobernantes que parecen decididos a extinguirnos. En lo cultural, Salta va barranca abajo desde que subió Sáenz, quien eliminó toda posibilidad de crecimiento, de apoyo e incluso de existencia, pues la tarea de Sansone al frente de Cultura no solo es vergonzosa desde su descaro, sino también lamentable desde su inutilidad. Se tiró abajo la estructura que había montado el ministro Ovejero, quien benefició a innumerables artistas desde la función. A Ovejero le podía llamar un domingo a la tarde y al minuto respondía, fue muy productiva su época, pero no queda nada de eso. Sáenz destruyó la cultura. Por mi parte, debí rehacer a paso de hormiga mis circuitos comerciales, caídos en la cuarentena, y retomar un ritmo de al menos dos publicaciones por año, a las que se suman las de mis talleres.

P: ¿En qué consiste el taller literario que dicta?

R: Es una experiencia humana, mucho más que académica. Es, para explicarlo mejor, todo lo que no dicta una carrera de letras, que se enfoca en enseñar a diferenciar obras literarias y aprender los aspectos formales de la lengua, que está muy bien, pero que no alcanza para escribir un texto. Acá se enseña a escribir libros, lo que implica el desarrollo de varios soportes, como la psicología, la lógica, la lingüística y la semántica, además de los aspectos gramaticales obvios. Trabajamos los doce meses del año, lo que resulta en tres publicaciones anuales, cuya venta permite al participante cubrir todos los costos relacionados al curso y la edición de su obra. Para un escritor, esto puede parecer una inmensa utopía, pero es lo que hacemos, y una de las razones por las que el taller nuestro tiene tanto éxito.

P: ¿En qué debiera formarse un escritor?

R: Primero que nada, en vivir. Estoy convencido de que la vida enseña más que los libros. En mi caso, además de vivir tanto como pude, soy asesor de Metodología de la Investigación en 43 carreras universitarias, lo que me dio un pequeño conocimiento sobre asuntos que terminan por incidir en la forma en que veo las cosas. Tengo seis diplomaturas en asuntos tan diversos como la administración agropecuaria y el marketing, lo que tal vez sume algo. La experiencia que queda tras haber escrito más de cien libros también ayuda, pero creo que lo esencial es el manejo del ego de los escritores, una barrera que deja en el camino a muchos.

P: Ustedes acaban de presentar una novela escrita por varios autores. ¿Cómo se logra eso?

R: Diez autores, es verdad, hicieron una novela en 24 días, algo insólito, creo que nunca se había hecho algo así, pero se puede si están convencidos de que escribir un libro es una actividad que responde al método, no a la inspiración. Lo más interesante de esta experiencia fue que la mitad de los participantes jamás había escrito nada.

P: ¿Cómo se manejan con los escritores de otros países?

R: Mientras sean de habla hispana, es igual que si fueran de aquí; tenemos gente de ocho países y de siete provincias, por lo que tuvimos que dividir al plantel en cuatro grupos. Esto se puede hacer porque tengo la ayuda de los escritores más antiguos del grupo, que trabajan codo a codo conmigo.

P: ¿En qué se diferencia su taller de los otros que conoce?

R: Enseño a escribir para vender y a vender para que la escritura se vuelva una actividad sustentable y rentable, esta es la gran diferencia. No creo en la supuesta inspiración del poeta iluminado, para mí esas son zonceras. Como digo a menudo, escribir es lo mismo que cocinar empanadas o asfaltar una calle: trabajo metódico, esfuerzo, constancia y una ínfima cuota de genialidad. Con este sistema, yo escribí más de cien libros y los participantes de mi grupo ganan dinero vendiendo sus propios libros.