Mientras la opinión pública aún intenta digerir el frente «Avancemos… hacia el precipicio» presentado en sociedad el pasado martes, comienzan a evidenciarse los primeros cortocircuitos en el espectro opositor. Camporistas, olmedistas y biellistas se embarcan en la poco envidiable tarea de tener que justificar lo burdo.
La convergencia forzosa de un segmento aparentemente inconexo de la dirigencia opositora responde a una realidad advertida hace tiempo por el gobernador Gustavo Sáenz y, mucho antes, por su antecesor Juan Urtubey: El plano orbital de la política provincial, toda vez que lo que esté en juego sean cargos ejecutivos, gira siempre en torno a los oficialismos. Sobre esa premisa se han montado los actuales inquilinos del Grand Bourg y es allí donde radica la explicación a tanta prédica «federal» y «antigrieta». En otros términos, la línea que atraviesa el centro del tablero electoral está representada hoy en la figura del primer mandatario.
El primer ensayo opositor por comprender esta realidad decantó en el poco decoroso frente Avancemos, presentado el pasado martes en un hotel céntrico de la ciudad. Allí se materializó el resultado de una serie de reuniones, asados y festejos en los que recalaron figuras de extracciones otrora irreconciliables.
Con la «neutralidad» como horizonte ideológico y el saenzismo como único límite, subieron al escenario: Carlos Zapata, de Ahora Patria; Felipe Biella, por Salta Independiente; y Emiliano Estrada, que participará con el sello del Movimiento Popular Unido (MPU), partido que supo encabezar la senadora nacional Nora del Valle Giménez. A ellos deberán sumarse otras figuras con escasa representación más allá de sí mismos, como el exiliado Martín Grande -el primero en abandonar Juntos por el Cambio-, o la ¿renovadora? Cristina Fiore Viñuales. Por su parte, el empresario sojero Alfredo Olmedo aseguró que intentará seducir a los seguidores domésticos de Javier Milei para integrar el espacio y garantizar el cupo de ultraderecha paleolibertaria.
Pero como si al nuevo engendro electoral le faltaran figuras controversiales, desde el frente dejaron entrever que aguardan por definiciones de Sergio Napoleón Leavy, actual senador nacional y excompañero de fórmula de Estrada. El Partido de la Victoria, que preside el «oso» deberá definir su futuro eleectoral el próximo 10 de febrero, cuando se realice el congreso partidario provincial.
Tarjeta amarilla desde Bs. As.
En un desesperado intento por explicar el barquinazo, el partido Ahora Patria emitió un comunicado de dos puntos en el que dejan claro que: 1) el armado electoral en la provincia se mantendrá «neutro» y por fuera de la grieta, pero 2) seguirán formando parte del interbloque de Juntos por el Cambio en el congreso de la Nación.
Apenas unas horas más tarde, se conoció un comunicado de la mesa nacional de Juntos por el Cambio que podría interpretarse como una advertencia a la medida de la realidad salteña. Patricia Bullrich (PRO), Gerardo Morales (UCR), Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) y Miguel Ángel Pichetto (Encuentro Republicano Federal) acordaron el pasado miércoles sancionar a quienes no cumplan con las reglas internas de la alianza para las elecciones anticipadas. La decisión se fundamenta en la necesidad de poner un límite a las listas provinciales, aunque la mirada parece haber estado puesta de antemano en tierras gauchas.
«En caso de incumplimiento de la resolución que establece el reglamento interno de la Mesa Nacional y a las estrategias nacionales y provinciales de Juntos por el Cambio, los dirigentes que no cumplieren con la estrategia serán sancionados y no podrán utilizar las siglas de Juntos por el Cambio en alianzas, colectoras o lemas», detallaron en el comunicado.
Nadie resiste el archivo
Martín Grande aseguró horas antes del acto que el límite de la nueva coalición eran “el kirchnerismo duro y La Cámpora»; aunque, a decir verdad, se trata de una muletilla repetida desde el inicio de su carrera política. Poco parece haberle importado el pasado de Estrada como subsecretario de relaciones con las provincias, cargo al que accedió de la mano de Eduardo Wado de Pedro. Muchos menos se habló del estridente apoyo de la organización K a su candidatura en las legislativas de 2021, algo que por entonces Grande tenía muy presente. «¿Niegan la pertenencia a su partido o les avergüenza decir que son militantes de La Cámpora, CFK, Máximo Kirchner, Amado Boudou… ?», escribió en 2021 aludiendo a Estrada y Pamela Caletti.
Finalmente, tampoco parece haberle importado la presencia de figuras que bien podrían encuadrar en la categoría de «kirchnerismo duro», tales como el coordinador del Centro de Referencia del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Diego Arroyo -quien también es presidente del partido “Kolina”- o la arquitecta Kitty Blanco, dirigente del CET, partido que lidera el camionero Jorge Guaymás.
El pasado massista/saenzista de Zapata
En 8 años pueden pasar muchas cosas, como cambiar de ideología o de partido. Y a esta altura es difícil saber si el que lo hizo fue Sergio Massa o Carlos Zapata. Ambos compartieron boleta en las elecciones del año 2015, uno como candidato a presidente, el otro como candidato a parlamentario del Mercosur. En el papel también hubo espacio para Alfredo Olmedo, Jorge Guaymás y Gustavo Sáenz.
Hace apenas algunos meses, el dirigente de Ahora Patria fue consultado sobre aquella experiencia y se excusó diciendo que: «esa lista respondía al Massa que iba a acabar con los ñoquis de La Cámpora. No era ni soy massista». En apenas unos meses, Zapata parece haber decidido que, mejor que combatir a los ñoquis, es integrarlos a un frente.
Biella, el apellido de las mil lealtades
Tampoco el diplomático Felipe Biella escapa al rigor de los archivos. No hace mucho consideraba que los dos lados de la grieta conformaban el punto de partida y el punto de llegada de todos los males existentes. “Este Juntos que dicen que son el Cambio, la verdad es que no son el cambio ni mucho menos. Fíjate vos que, este Zapata estuvo en la lista acompañando a Massa, a Guaymas, ahora resulta que esta con Macri. Dentro de dos años no se sabe con quién va a estar. No es del PRO, no es macrista, de hecho, Olmedo le daba quórum al kirchnerismo”, decía durante la campaña de 2021.
“La gente está enojada y la entiendo; quiero pedirle que lo transforme en una queja y que esa queja la meta en la urna. Contra los kirchneristas y contra Zapata”, añadió luego incluyendo a su actual compañero Emiliano Estrada.
Quedan aún muchas dudas respecto del papel que cumplirá su hermano el diputado provincial Bernardo Biella, célebre por su perfil colaboracionista con el gobierno de Sáenz. Hay quienes lo ubican expresamente afuera del rejunte opositor y quienes -echando un vistazo a su pasado- concluyen que Biella es y será siempre lo que el poder quiere que sea.
Emiliano, el amnésico
«La grieta es entre los que tienen agua y los que no», repitió como un «brief» el exministro de Economía de la provincia. La evidente crisis en materia hídrica parece haberle hecho perder de vista sus responsabilidades como exfuncionario del urtubeycismo. En los dos años que estuvo al frente de la finanzas provinciales, no emitió una sóla declaración en torno a las obras hídricas incluidas en los fondos de Reaparación Histórica y del Bicentenario que jamás llegaron a concretarse.
Entre las decenas de obras inconclusas o que nunca comenzaron, figuran plantas depuradoras, tomas de abducción, recambios de cañerías y otras conexiones domiciliarias. Al parecer, los habitantes del norte provincial no compran ni por asomo la repentina indignación del joven camporista.