El Saenzcismo sigue teniendo la particularidad de prohijar dirigentes de las más diversas extracciones partidarias y éstos cuando entienden que pueden volar solos…muerden la mano de quién les dió de comer. 

Tal es el caso de «Nachito» González, responsable del PAMI local, desembarco que fuera acordado por el número uno de la provincia con el gobierno central.

Sus primeros pasos en la política los comenzó dando como asesor diligente del entonces diputado nacional Guillermo Durand Cornejo. Ante esa notable predisposición fue postulado como concejal del municipio Salta por «Salta Nos Une» y así transitó esos dos años a la “derecha” del entonces presidente del Concejo Delirante, Ricardo Villada, sin penas ni glorias. Un concejal más de los calienta bancas y con poco seso siquiera para generar ordenanzas que le cambien en algo la vida al ciudadano. Nachito descubrió allí, su verdadera vocación político partidaria “massista” y se enroló en una tropa que lo juntó con otro hombre cuidado por el Saenzcismo, Carlos Zapata y la fórmula presidencial Massa-Saenz, Zapata diputado nacional.

De integrar el tinglado político Romero-Olmedo-Sáenz desde el año 2015, cumpliendo ordenada y disciplinadamente el mandato en la sucesión de la conducción política ahora con el gobernador Sáenz. Fue designado como Coordinador del Ministerio de Desarrollo Social con un desempeño opaco durante la gestión de Verónica Figueroa.

Luego, fue asignado en la campaña de Emiliano Estrada diputado nacional, tras la cual pareciera que ya emplumó y le habrían salido garras desconociendo que su cargo como Director del Pami Salta, fue pedido por el mismísimo Gustavo Sáenz.

Así se lo puede ver hoy habiéndose convertido junto a Fredy “Duraznito” Petrón en hombre de confianza del protocandidato de La Cámpora Emiliano Estrada, promoviendo la candidatura de Zapata, Biella, Grande, Fiore y en contra de quien durante varios años lo designó en cargos de confianza, y que ahora alegremente traiciona.

La única coherencia demostrada hasta aquí por Nachito, es la de ser un peronista de pura cepa: Un día de Lealtad y 364 de traición.