Un accidente protagonizado por la Compañía Industrial Cervecera generó susto y preocupación a la populosa barrida del monumento 20 de Febrero y a quienes transitan por una de las zonas de mayor circulación de la ciudad.

En pleno uso de su impunidad y privilegios, la industria continúa haciendo caso omiso del derecho de los ciudadanos a vivir en un medio ambiente libre de contaminación y molestias.

Desde Cuarto Poder venimos advirtiendo insistentemente sobre el peligro que representa la presencia de la industria en lo que era una tranquila barriada de la ciudad, a quienes circulan por la zona, o acceden diariamente al segundo hospital más grande de la de la provincia como lo es el Hospital Público Materno Infantil y otras fundaciones dedicadas a la asistencia de niños y adolescentes que la tienen como vecina.

A estas alturas y con los sus antecedentes, Cerveza Salta ya debiera estar asentada como cualquier industria en la sede del Parque Industrial, creado para tal fin, pero goza de privilegios que van más allá del entendimiento. La contaminación ambiental sobre el medio y en concreto en los elementos de interés y de mayor fragilidad, como son la flora, la fauna, los hábitats, elementos geológicos, hidrográficos o atmosféricos y en general incidencias sobre la biodiversidad, así como sobre la vida diaria de los vecinos del lugar, muestran la escasa conciencia ambiental de quienes deben velar porque esto no ocurra.

Un susto que es una advertencia

Durante esta semana, la empresa no pudo evitar el derrame de cloruro férrico por las calles adyacentes, derivando en la intervención de Bomberos de la Provincia y Voluntarios, además de ambulancias del Samec y Policía. El escape que puso en alerta a los vecinos por el fuerte olor emanado, ocurrió aparentemente por el desperfecto de una válvula y llegó a la calle 12 de Octubre.

Desde la empresa, como en ocasiones anteriores, se preocuparon inmediatamente de aclarar que el derrame no produce toxicidad ni contaminación, pero la débil explicación contrarrestaba con la ropa que usaron los técnicos para trabajar en el lugar y protegerse de cualquier percance, además del extenso trabajo que les llevó varias horas hasta dejar las calles nuevamente liberadas al tránsito.

Nadie le pone el cascabel al gato

La Compañía Industrial Cervecera provoca en la zona donde se encuentra instalada, constantes ruidos y emisiones de humo que sufren a diario los vecinos, habiendo producido un desplazamiento de la fauna característica de la zona de parques, a zonas adyacentes. En lo referente a la contaminación acústica, se produce con la ejecución de los trabajos un aumento en la emisión de ruidos, debido a la utilización de maquinaria y la constante presencia de camiones pesados en el lugar.

El continuo traslado de la maquinaria pesada y el permanente movimiento de camiones de gran porte, produce la rotura constante del pavimento en la zona que es altamente transitada. El aparcamiento de estos vehículos y maquinarias en la zona, impiden también una mayor visibilidad y complican la vida diaria de los vecinos del lugar.

La planta de Cerveza Salta está en el medio de la ciudad, y por más que oficialmente se esgrima un cuidado intensivo con las posibles emisiones de agua, gas, sustancias tóxicas,  o ruido hacia el vecindario apoyándose en la modernización de la planta, es latente el permanente riesgo de contaminación provocada por vertidos accidentales (efecto que puede alterar también la calidad del agua subterránea) o cualquier otro tipo de circunstancia, como incendio o algún incidente que podría alterar la vida normal y poner en riesgo a la población.

La presencia de “La Cervecera” en pleno corazón de barrio 20 de Febrero, en vez de estar emplazada como correspondiera en el Parque Industrial de Salta, habla de la poca conciencia del poder político sobre la importancia del medio ambiente y la seguridad de los ciudadanos. Son ya demasiados años de sufrir la desidia de un Estado que ha mirado al costado y que, hasta hoy incluso, pareciera estar más cerca de los culpables que de las víctimas.