Lo condenaron por someter a tocamientos impúdicos a la hija de su mejor amiga. 

La denunciante relató que se enteró de que su mejor amigo había abusado de su hija de 14 años porque se lo contó la psicóloga del centro de salud de su barrio. La profesional también formaba parte del gabinete psicológico del colegio al que concurría la adolescente. Luego mantener una entrevista con la menor, la licenciada decidió ir a su domicilio para advertirle a la madre acerca de lo sucedido.

Posteriormente, la damnificada ratificó que el agresor era un viejo amigo de su mamá, compañero de la escuela primaria. Dijo que él iba mucho a su casa porque lo consideraban parte de la familia. Refirió que el día del hecho ella había llegado de clases de apoyo y había subido a su habitación, en el primer piso, para descansar. Su mamá había salido y abajo solo estaba su abuela, cocinando. El imputado entró al cuarto y se recostó a su lado. La abrazó. A ella no le extrañó porque lo consideraba su tío. Pero de repente le dio un beso en la boca, le agarró la mano y se la asentó en su miembro.

El sujeto (51) –militar retirado- fue condenado a seis mese de prisión condicional por resultar autor del delito de abuso sexual simple. Permanecerá en libertad siempre que cumpla las reglas de conducta dictadas por la jueza, entre ellas, someterse a un tratamiento psicológico previo informe que acredite su necesidad y eficacia; abstenerse de acercarse a la víctima, a su domicilio y a los lugares donde realice sus actividades habituales; abstenerse de comunicarse con ella por cualquier medio; no cometer nuevo delito.

El imputado fue condenado en un procedimiento abreviado del Plan Piloto de Oralidad, presidido por la jueza María Cecilia Flores Toranzos, vocal de la Sala IV del Tribunal de Juicio.