En las vísperas de Reyes, el centro de la ciudad se encuentra sitiado de policías. El funcionario de escritorio Luis Trogliero, salió a anunciar la única solución que tiene el Estado para invisiblizar la pobreza: la persecución.
Los vendedores informales son gente honrada que ante la grave situación social se la rebuscan para llevar unos pesos a su hogar. No son delincuentes. No salen a apropiarse de lo ajeno. Vender en las calles y aprovechar épocas como el Día del Niño, Madre, Padre, Navidad o Reyes, es una salida a la falta de trabajo. Trabajo que debiera generar el Estado pero que opta por lanzar policías a la calle a perseguirlos (trabajadores contra trabajadores), intentado invisibilizarlos. Tapando su propia inoperancia.
Con bombos y platillos- y pose de Play Boy- el titular de Rentas de la provincia Luis Trogliero salió a anunciar operativos en forma conjunta con la Policía de la Provincia, la Municipalidad de Salta, AFIP y Aduana.
Muy suelto de cuerpo el funcionario, anuncia «la importancia de estas acciones ya que con cada una de ellas se fortalece la idea de promover en Salta un comercio formal y transparente respetando las reglas y normativas vigentes y así colaborar con aquellos comercios que poseen su documentación en regla”.
La postura de los comerciantes es comprensible, pero en su pedido de «represión» de los manteros ponen el foco en los más débiles, en vez de exigir al Estado que comience a cumplir su verdadera función, que es la de generar previsibilidad para las inversiones. La policía está para captar delincuentes. Y los manteros, no lo son.
Trogliero, lo mas cercano que tiene en relación a la pobreza y necesidad de los manteros, es un barba estudiadamente descuidada. Un declarante de escritorio, que no aporta más ideas o soluciones, que la persecución y decomiso de las mercancías.
Hoy, vísperas de Reyes, el centro de la ciudad está blindado de policías que acompañan a los inspectores en su trabajo de desesperanzar a quienes apuestan a las fechas festivas para conseguir un ingreso, que no llega de manera formal.
Las medidas coercitivas agravan el problema. No se puede ocultar una realidad social, económica y política que obliga a buena parte de los salteños a estar en el rebusque. No son ilegales – o informales como prefieren llamarlos- son gente honrada, víctima de un sistema económico que los oprime.
La represión del gobierno además de injusta es incorrecta, desamparando aún mas a quienes menos tienen.
Por ahora, mientras continúe la vigencia de un Estado ausente, sin propuestas ni soluciones; ellos, los manteros, los rebuscadores, seguirán siendo los perseguidos… los «indeseables».