Los discursos antivacunas tomaron un gran protagonismo en la pandemia por el covid19 y hoy salen diseminados por las redes y por las calles, incluso se han creado espacios o agrupaciones dedicadas a atacar a las vacunas y otros medicamentos. (Gabriela Hernandez)

La histeria, el miedo y la exposición a una nueva realidad desconocida o fuera de lo normal han multiplicado el número de conspiranómanos en el mundo, antes de la pandemia era muy difícil encontrar en Salta alguien que se oponga a las vacunas, en más solían ser personas pacíficas vinculadas a lo natural y al espíritu, pero ahora el discurso a caído en manos de la ultraderecha, el catolicismo y personas de distintos sectores y ha saltado a la militancia, ahora vemos murales en distintos puntos de la ciudad con la leyenda “La vacuna mata”, videos de personas atacando puestos de vacunación, miles de mensajes en las redes sociales y al menos una persona por familia que quiere influir al resto a no vacunarse.

Lo más grave es que los mensajes que se difunden cuentan con falsas investigaciones científicas o se muestran a médicos (algunos solo disfrazados) que incluso han perdido su matrícula, y para empeorar hay noticias falsas dando vuelta en donde se comenta sobre supuestas muertes de adultos o niños por vacunarse, estas noticias espantosas han sido desmentidas, prohibidas y borradas por los algoritmos de Facebook e instagram entre otros. Esto no es más que una campaña del miedo que en vez de salvar lleva a poner en riesgo la vida y a caer en la violencia, ya que las personas antivacunas reaccionan de mala manera ante aquellos que “vienen a matarlos o matan a otras personas a través del pinchazo”, lo cierto es que la provincia lleva miles de personas vacunas y aún siguen vivas, los números de infectados y muertos por COVID han disminuído a través de la inmunización de la población.

La franja etaria que más tiende a caer el los delirios antivacunas son las personas mayores pero ya ha llegado a todas las edades, personas que no son científicas o que no se tomaran el tiempo requerido para realizar una investigación a fondo pero la dependencia informativa a redes o medios de comunicación juega con la confianza de las personas y le forman una opinión anti saludable, ya que se comprobó a través de la historia que las personas no vacunadas están totalmente expuestas a enfermedades. En más se han hecho estudios de comparación entre personas que crecen sin vacunarse y personas vacunadas en donde las inmunizadas han demostrado una mayor esperanza de vida.

 

Las personas que instan a otras a no vacunarse o no se vacunan

-Logran que el covid19 no se controle a través de la inmunidad de rebaño y aumentan los casos

-Generan miedo en la población, creando conflictos innecesarios y hasta peleas

-Crean estigmatización y ataques hacia el personal de salud que tiene la honorable tarea de vacunar

-LLevan a que se desconfíen de otros medicamentos o vacunas que ya probaron su éxito para evitar la muerte

-Los más perjudicados son los niños los cuales pierden la oportunidad de generar anticuerpos ante enfermedades que en siglos anteriores se llevaron miles de vidas.

-Hacen que las personas recurran a métodos peligrosos como la ingesta de productos no recomendados (dióxido de cloro) o la fabricación de medicamentos caseros que compliquen la salud, más en el caso de personas con ciertas condiciones

-Crean desconfianza hacia organismos creados exclusivamente para asegurar la salud de la humanidad.

-Es fácil ser antivacunas y caer en otros relatos conspiranómanos como la existencia de “reptilianos” o la tierra plana

-Los hospitales se llenan de personas que no se vacunan complicando la atención

Las mentiras más comunes de los antivacunas fueron desmentidas por un gran número de personas de la comunidad científica por delirantes y locas

“Las vacunas tienen fetos”, “las vacunas vienen con un chip que controlará tu cerebro”, “las vacunas homosexualizan”, “las vacunas cambián el ADN”, “las vacunas matan”, “las vacunas te vuelven de izquierda”, estas afirmaciones parecen chistes pero hay personas que en verdad creen que es cierto.

¿Qué hacer? informar

Historia de la vacuna

A comienzos del siglo XX y antes del descubrimiento de las vacunas, hubiera sido un argumento de ciencia ficción pensar que se podría proteger a los hijos de muchas de las enfermedades infecciosas más graves.

Edward Jenner (1749-1823), el “padre de las vacunas”, fue un gran médico investigador que descubrió la vacuna contra la viruela. Este descubrimiento permitió combatir y erradicar la viruela, enfermedad que se había convertido en una grave epidemia en varios continentes.

Jonas Edward Salk (1914 – 1995), investigador médico y virólogo estadounidense, fue reconocido por el descubrimiento y desarrollo de la primera vacuna segura y eficaz contra la poliomielitis.

El virólogo polaco, Albert Bruce Sabin (1906 – 1993), fue quién se encargó de estudiar la poliomielitis y desarrolló una vacuna que se suministraba por vía oral. Esta forma de administración hizo mucho más fácil su aplicación masiva porque gracias a ello se logró prevenir la poliomielitis en millones de niños.

La viruela se declaró erradicada en 1978 y la poliomielitis fue eliminada en varias regiones del mundo. En la Argentina, el último caso fue en 1984.

Louis Pasteur (1822-1895) fue el químico que estudió los procesos de fermentación. A él se le debe el desarrollo de la técnica de pasteurización. Después de 1870, el químico orientó su actividad al estudio de las enfermedades contagiosas de las cuales supuso que se debían a gérmenes infecciosos que habrían logrado ingresar en el organismo. En 1881 consiguió preparar la primera vacuna de bacterias desactivadas. Pasteur continuó sus investigaciones lo que le permitió desarrollar la vacuna contra la rabia.

Los descubrimientos desarrollados por Jenner, Salk, Sabin, Pasteur y muchos otros científicos son muy importantes para el desarrollo de la salud. El progreso de las vacunas tuvo una evolución favorable porque representan una mejor calidad y esperanza de vida para la población en todos los países del mundo.

Tipos de vacunas según la Organización Mundial de la Salud

Vacunas inactivadas

La primera de las estrategias que pueden utilizarse para diseñar una vacuna es aislar el virus o la bacteria patógenos, o uno muy parecido, e inactivarlos o destruirlos por medio de sustancias químicas, calor o radiación. En esta estrategia se utiliza tecnología que ya se ha demostrado que funciona para tratar enfermedades que afectan a los seres humanos (por ejemplo, este método se utiliza para fabricar las vacunas antigripales y antipoliomielíticas); además, la técnica hace posible fabricar vacunas a una escala aceptable.

Sin embargo, para llevar a cabo este método es necesario contar con laboratorios especiales para cultivar los virus o las bacterias de forma segura, la técnica suele conllevar tiempos de fabricación relativamente largos, y por lo general las vacunas resultantes deben aplicarse en pautas de dos o tres dosis.

Vacunas atenuadas

Para diseñar las vacunas atenuadas se utilizan los virus patógenos o alguno que sea muy parecido y se mantienen activos pero debilitados. La vacuna de tipo SPR (con componente antisarampionoso, antiparotidítico, y antirrubeólico), y las vacunas contra la varicela y contra el zóster son ejemplos de este tipo de vacuna. En esta estrategia se utiliza tecnología parecida a la de las vacunas inactivadas; además, es posible fabricar grandes cantidades de vacuna. Sin embargo, en ocasiones no es conveniente aplicar vacunas de este tipo a las personas inmunodeprimidas.

Vacunas basadas en vectores víricos

Para diseñar este tipo de vacunas se utiliza un virus inocuo para transportar fragmentos específicos (llamados «proteínas») del agente patógeno de interés con el fin de que estos induzcan una respuesta inmunitaria sin llegar a causar la enfermedad. Para conseguirlo, las instrucciones para fabricar fragmentos específicos del agente patógeno de interés se insertan en un virus inocuo. Una vez hecho esto, el virus inocuo sirve como una plataforma (un «vector») para introducir la proteína en el organismo.  Posteriormente, la proteína induce una respuesta inmunitaria. Por ejemplo, la vacuna contra el ebola es una vacuna basada en un vector vírico. Este tipo de vacuna puede desarrollarse rápidamente.