Las pérdidas por las inundaciones podrían superar los 1500 millones de dólares. Incluye las mermas en agricultura y la caída de producción en ganadería y lechería; la Sociedad Rural prevé un fuerte perjuicio en la actividad pecuaria.
Dos entidades del campo calcularon el impacto económico que tendrán las actuales inundaciones. Se trata de la Sociedad Rural Argentina (SRA) y la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap).
Considerando lo que ya se perdió en hectáreas sembradas de trigo y cebada más mortandad en ganadería y menos terneros para 2018 y caída en la remisión de leche, la SRA prevé pérdidas por casi $ 10.000 millones (exactamente $ 9904 millones).
En tanto, Carbap proyectó, además de pérdidas en trigo, lo que no se sembrará con soja, maíz y girasol, y estimó perjuicios también en ganadería, lechería e infraestructura. Con todo ese combo, calculó una cifra más alta: US$ 1500 millones, algo más de $ 26.200 millones. Para dimensionarla, según el presidente de Carbap, Matías De Velazco, esa cifra es 52 veces más que el fondo de emergencia nacional para el sector, clavado desde 2009 en $ 500 millones.
La Rural analizó la situación en 31 partidos/departamentos, 25 de ellos en Buenos Aires, uno del sur de Santa Fe, dos del sur de Córdoba y tres del nordeste de La Pampa.
Los 31 partidos que relevó comprenden una superficie de 13,3 millones de hectáreas productivas, lo cual no significa que estén todas perdidas. Allí hay un total de 10 millones de cabezas de ganado y 1218 tambos. Toda esa región tiene 24.619 productores, lo cual tampoco quiere decir que estén todos afectados.
En agricultura, en esa superficie se sembraron un millón de hectáreas con trigo y cebada. Y por los anegamientos en esa región ya se perdió un 10% del área, equivalente a 104.000 hectáreas. Para la SRA, eso generó una pérdida por inversión realizada de $ 530 millones.
En el trabajo de Carbap, que sólo se limitó a Buenos Aires y La Pampa y tuvo aportes del experto Pablo Ginestet, se destaca que entre trigo, maíz, soja y girasol se prevé que 1,2 millones de hectáreas queden sin ser sembradas.
«Se considera que ese valor de 1,2 millones de hectáreas sería como el piso de las pérdidas de superficie, ya que por más que las condiciones climáticas mejoren significativamente hay lugares que no lograrán esa mejora a tiempo para poder sembrarse», indicó Carbap. No sembrar esa superficie implicará una pérdida superior a US$ 1200 millones (más de $ 21.000 millones).
En cuanto a ganadería, en el trabajo de la Rural se estimó que entre la mortandad ya producida y la que ocurrirá habrá 301.000 cabezas menos de rodeo general. La mortandad sobre el rodeo de las regiones afectadas es el del 3%. Valorizada en plata, representará una pérdida de 4517 millones de pesos. «Es la mortandad que puede ocurrir en función de mediciones con otras inundaciones», dijo Ezequiel De Freijo, economista del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales de la Rural.
El otro impacto en la ganadería viene por el lado de los terneros. Según la Rural, para la zafra de 2018 se destetarán menos terneros. La estimación es que habrá 584.000 terneros menos y eso implicará un impacto económico de $ 4380 millones.
Por el lado de Carbap, en ganadería, donde Víctor Tonelli colaboró en la corroboración de datos, la entidad evaluó que hay 12,7 millones de cabezas en las áreas afectadas de Buenos Aires y La Pampa y las vacas están en plena parición con mortandad de terneros.
Sobre esta base proyectó el impacto. «Estimamos que la pérdida de terneros sería de un 5%, lo que equivale a unos 200.000 terneros», precisó Carbap. Además, teniendo en cuenta que por su mal estado las vacas tendrán dificultades para preñarse, el próximo año en esas regiones se perderían 170.000 terneros adicionales. La pérdida total en terneros será US$ 148 millones.
Cuando se observa la situación de la lechería, la Rural evaluó una merma en la remisión diaria (pérdidas por 120 días en caída remisión de leche) a las industrias elaboradoras. En este punto, el impacto proyectado es de 477 millones de pesos.
De Freijo agregó que entre todas las pérdidas calculadas habría que contabilizar otras por deterioro de la infraestructura y aumento de costos de logística, reparaciones y mayores gastos de combustible por la intransitabilidad de los caminos.
Fuente: La Nación