Por: Dr. Queco Jones

 

La carrera electoral rumbo a un segundo período gubernamental ya se ha largado oficialmente. Este será el tercer período consecutivo en los últimos 28 años de una casi segura reelección del oficialismo provincial. El mix entre la ausencia de instrumentación constitucional del instituto llamado balotaje y la vigencia del costoso y recurrentemente alquilado sistema de voto electrónico de la empresa MSA, garantizan una continuidad sin sobresaltos en principio. 

Pero a decir verdad, el dato de la realidad es la carencia de liderazgos en los precarios y poco convincentes armados de una suerte de oposición política que transita entre la traición prebendaria y el oportunismo de una profesionalidad política que ya da muestras de hartazgo en un electorado que va mutando desde una memoria de recurrente corrupción oficialista a las nuevas generaciones màs interesadas a las influencias de las redes sociales digitales.

El gobernador Sáenz como animal político que es, se erige como un jugador omnipresente en todo este proceso y aunque haya intentado mostrarse prescindente, lo cierto es que resulta ser el único decisor en la puesta en escena electoral. Quizás es excesivo que intente influir en los armados opositores, pero la voracidad política propende a esos excesos cuando no hay un líder opositor de similar talla.

Los ex gobernadores que lo siguen mirando de soslayo, ya han abandonado la competencia por dirigir personalmente la provincia pero; Romero nunca dejó que la fragua de su otrora poder se apague y, aviva sigilosamente el fuego sagrado del Romerato…en cambio Urtubey intenta fragotear con algunos súbditos de adicción a la traición serial, aunque sabiendo que todavía existe la cierta posibilidad que pueda transitar los pasillos judiciales dando explicaciones de innumerables hechos que seguramente desembocarían en ilícitos penales.

Algunos sostienen que la pax armada con Romero ha sido sellada, quizás precariamente, aunque Bettina termine saliendo hasta en Juntos por el Cambio y ello condiciona férreamente a que de ninguna manera Jorge Emiliano Durand sea candidato a Intendente da la muy noble y muy leal ciudad de Salta.

Y allí también ha aparecido un incipiente jugador con perspectiva, Felipe Biella, al cual los guarismos encuestoriles le dan una creciente presencia.

Pero volviendo al premio mayor, el referente nacional de Juntos por el Cambio se corre de la estelaridad, dejando el escenario a una suerte de seguidor admirador como resulta ser Carlos Zapata, tándem segundòn de un prescindente Alfredo Olmedo y a un radical versátil para cambiar para que nada cambie como resulta ser Miguel Nanni. Y es allí donde muestra su mayor candor y precariedad la oposición política al gobernador Sáenz, puesto que en el caso del PRO salteño surgen candidatos de poco rodaje para enfrentarlo como podrían ser Liendo o Gauffin.

Allí vuelve a emerger también el apellido Biella como otro protojugador a la categoría de gobernador; generando màs incógnitas que certezas por las incertidumbres que transpira el emporio inmobiliario.

Y últimamente desde el duelo urtubeycista intentan crear una suerte de tercera vía del subdesarrollo, juntándose ex funcionarios como ser Kosiner, Fiore, Estrada con caciquejos de Juntos por el Cambio local para echar más cuerpo opositor.

Otro dato para tener en cuenta es que la pandemia hoy casi inexistente por estos lares ha venido impactando a los oficialismos y eso seguro que en las colinas del Grand Bourg lo tienen muy presente. Será por eso que volverán a insistir en candidaturas mediáticas y digitales…  

 Lo cierto de todo esto es que Sáenz ha mostrado en estos tres años una innegable capacidad de gestión, hechos y obras, a su estilo peronista, “desorden, billetera y progreso” pero secundado con un gabinete de escaso peso y gravitación política.

Quizás un segundo mandato le abra la puerta hacia un profundo y último deseo in pectore de todo gobernador que es el de pasar al bronce…porque tener la posibilidad de volverse millonario siempre ha sido el primer peldaño…