Fly Bondi, Avian, American Jet, Andes y Alas del Sur. Esos cinco nombres son las marcas que quieren disputarle el mercado de cabotaje a Aerolíneas Argentinas y a las cuales el Gobierno está a un paso de autorizar a operar con rutas regulares.
De concretarse ese paso -que fuentes oficiales estiman podría ser a comienzos del mes entrante- tanto las empresas nuevas como las que ya están operando estarían habilitadas para vender sus nuevas rutas.
Si bien se las suele denominar las «low cost» de manera genérica, lo cierto es se trata de propuestas muy variadas. Y no falta el toque de marketing y audacia: el titular de Fly Bondi, el suizo Julian Cook, ha afirmado que para 2018 estarán en condiciones de unir Buenos Aires con Córdoba por 35 dólares. Actualmente, la tarifa para ese tramo no baja de 100 dólares.
Lo que ya tienen en su poder las cinco es una figurita difícil: el visto bueno de la Junta Asesora del Transporte Aéreo (JATA) que, por primera vez desde 2005, convocó a una audiencia pública para otorgar nuevas rutas a fines de diciembre. Finalizadas las audiencias, a mediados de este mes el organismo dictaminó a favor de las cinco y sobre 156 rutas solicitadas, les aprobó 136.
Andes ya opera como aerolínea regular hace muchos años, tiene rutas aprobadas desde la anterior audiencia de 2005 y en 2006 firmó un convenio con el gobierno de Salta para unir de manera regular la capital provincial con Aeroparque, a cambio de que el Gobierno de esa provincia le garantizara un piso de ocupación del 65%. Para volar, alquiló uno de los viejos -y confortables- aviones MD que Aerolíneas estaba dejando de volar y posteriormente, en 2008, fue autorizada a operar más rutas nacionales e internacionales. Su cara visible es Horacio Prenestre y Bernardo Racedo Aragón.
American Jet lleva más de 30 años como empresa de taxi aéreo y vuelos charter, como una subsidiaria de la transportadora Vía Bariloche, con base en los aeropuertos de Neuquén y San Fernando. Y Cielos del Sur es una sociedad conformada por ex ejecutivos de Aerolíneas Argentinas durante los años de la gestión española (Iberia, SEPI y Marsans), que tuvo contactos preliminares con otra «low cost» internacional, la irlandesa Ryanair.
Fly Bondi, a pesar de su marca anglo-lunfarda, es la más «yuppie» de las propuestas: la encabezan el ejecutivo suizo Cook y el empresario local Gastón Parisier, uno de los dueños de la tarjeta de regalos Big Box. Cook, quien habla fluido español, asegura que si el Gobierno autoriza la baja de las tarifas míninas, saldrá a ofrecer asientos a 40 centavos de dólar por kilómetro. Unos 35 dólares para unir Buenos Aires y Córdoba.
El caso de Avian es probablemente el más polémico ya que está encabezada por un antiguo empleado de la familia Macri, en momentos en que no se disipa el escándalo generado por el acuerdo -del cual ya se solicitó la anulación- entre el Gobierno y el Correo Argentino. El gerente general de Avian es Carlos Colunga, un piloto que durante más de tres décadas trabajó para Franco Macri al frente de la empresa de taxis aéreos McAir, hasta que en mayo del año pasado anunció que la empresa había sido vendida al coloso regional Avianca.
La presentación de Avian en la audiencia (y la posterior aprobación de su pedido) generó tantas suspicacias que la propia Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) se terminó haciendo cargo de la polémica. Sin muchas vueltas, el comunicado oficial sostiene: «Resultan temerarias las afirmaciones de supuestas vinculaciones de la familia presidencial con el operador Avian, cuando ningún miembro de dicha familia figura en el directorio de la empresa ni tiene relaciones o vínculos con la misma».
El accionista de Avian es Avianca, el gigante regional que armó Germán Efromovich, un veterano «self made man» que nació en Bolvia hijo de refugiados polacos y hoy detenta ciudadanía brasileña y colombiana. En mayo pasado, durante una conferencia de líneas aéreas que se desarrollaba en Buenos Aires, Efromovich anunció al presidente Mauricio Macri la compra de McAir, prometió una inversión de 100 millones de dólares para armar su filial en la Argentina y confirmó a Colunga como su gerente general. «No venimos a hacer competencia depredatoria, sino a complementar la oferta de Aerolíneas», dijo Efromovich.
Diez días después, Isela Costantini le aseguraba a este diario que le había rechazado a Colunga una oferta para que Avian-Avianca fuera «alimentadora» de Aerolíneas Argentinas y Austral. «Si quieren venir a competir, que se hagan de abajo», dijo entonces. En diciembre Costantini fue separada de su cargo y Colunga quedó en el ojo de la tormenta. El ejecutivo hizo muy poco por disimular su aversión con la ahora ex funcionaria: dijo al diario Perfil que su gestión había sido «pésima» y confirmó que Costantini le había rechazado su propuesta de asociación.
Fuente: Clarín