Le dio me gusta a un post en Facebook y su vida terminó siendo una sucesión de desgracias. Una nueva tendencia en las redes sociales indica que ahora lo que va es el gualicho tecnológico.

Miguel Ángel Rossini, un maestro de música de la zona norte hace un tiempo viene experimentando la peor de las suertes: lo dejó la novia, le robaron el instrumento, se le murió el perro, lo echaron de la casa, también del bar e incluso lo cagaron a piñas pensando que era otra persona. “Todo comenzó por poner ‘me encanta’ a un post de Facebook”, asegura Rossini.

El supuesto embrujo iba dirigido a otra persona, pero al darle el botón de like, según consultados por El Polichombi, el gualicho habría pasado al megusteador: Rossini. “Lo que sucede acá es un claro caso de amarre de muro; porque alguien quiso hacerle un daño a otra persona posteando una foto en la que claramente se ve el potencial embrujo que es el cebo que daña a quien le da un ‘me encanta’ o ‘me sorprende’”, comentó el Indio Chamán Tecnológico Pendrive Negro, quien además aseguró que este tipo de trabajos son duraderos, y lo único que puede hacer la víctima es bancarse la miserable vida que le toca.

Rossini está desesperado porque asegura que desde aquella fatídica tarde de redes sociales ha abandonado todo contacto con el mundo cibernético del cagaso que tiene. “Ya no uso ni el celular para mandar mensajes”, dice casi entre casi lágrimas. “Si hubiera sabido que de darle me encanta a esa foto me iban a pasar todas estas desgracias, me hubiera cortado los dedos antes de pasarla así como el orto”.

Ahora, engualichado, sin Facebook para postear pelotudeces, y sin una esperanza, Rossini se debate entre las tardes de ocio, pelotudeando a la antigua, sin redes sociales ni grupos de whatsapp. A la espera de que el embrujo se le vaya, para poder reactivar su cuenta de twitter.