El escaso valor que se le otorga a las palabras quizás sea una de las más claras manifestaciones de la decadencia de estos tiempos. Donde lo que se dice no vale, todo deja de ser creíble y se transforma en una misión imposible el poder confiar. Si los hechos y el tiempo desmienten lo que se expresó, la comunicación se deteriora en su concepto y misión. Si las palabras son utilizadas para esconder lo que se pretende más que para expresar lo que se siente o quiere, dejan de cumplir el fin primordial de poner de manifiesto lo que es, para, contrariamente y pervirtiendo su sentido y significado más profundo, ocultarlo o disimularlo.
Por Daniel Rodriguez
Sin un historial de respeto por la palabra dada, no hay posibilidades de una promesa recibida con ilusión, o de un acuerdo o contrato verosímil, más que el que se establece en presencia de documentos, firmas, sellados y escribanos. Sin ceñirse al estricto cumplimiento de lo que se manifiesta en palabras, los hijos no se fiarían de lo que les dice el padre ni las esposas de lo que aseguran sus maridos o viceversa. Las relaciones interpersonales se volverían más frías y distantes, siempre temerosas de convertirse en presas del fraude, y el contacto entre los hombres sobreviviría siempre atravesado por la sospecha y la incredulidad. La palabra es, podría decirse, la tarjeta de crédito de nuestras intenciones. Sin apego irrestricto a su cumplimiento, todo se vuelve una eterna y a veces lejana probabilidad, sin más chances de alcanzar su objetivo que algunos pesos gastados en un billete de lotería.
Lo que produce un daño muchas veces irreparable a nivel interpersonal, se magnifica en alcance, impacto y trascendencia si de lo que se habla es de la confianza menguada que pudiera tenerse en la palabra de un gobernante, que, por las razones que fuere, más o menos entendibles, ha dicho una cosa y ha hecho otra. En esos casos será el conjunto de un pueblo el que se desengañará, con todo lo lamentable que conlleva el sentido de la expresión y las consecuencias que produce.
Javier Milei, el nuevo presidente de los argentinos, expresó en su momento, durante la campaña electoral, que Victoria Villarruel –y resulta obvio que también lo habrá conversado con ella personalmente– se encargaría de las órbitas de Seguridad y Defensa. Pero ya muy cerca del poder la apartó de sus planes en ese sentido y él mismo nombró en el ministerio de Seguridad a Patricia Bullrich y en el de Defensa a su ex compañero de fórmula en la fallida campaña electoral a la presidencia de la Nación, Luis Petri.
Aunque suene extraño lo de Petri, porque el libertario nunca encontró enemigo más claro para declararle su desprecio que al radicalismo en su conjunto y casi sin excepciones, lo de Bullrich es todavía, por cierto, más llamativo. Porque a ella la había acusado de delitos aberrantes durante su pasado militante en los años ’70 (1). ¿Si Milei creé que se trataba de una persona que fue capaz de poner bombas en un jardín de infantes –o, como se corrigió después, en el jardín de una casa– cómo pudo ofrecerle ese rol? Si no lo cree, ¿por qué lanzó aquella acusación?
Hace no mucho tiempo atrás, el nuevo presidente había asegurado que antes de subir un impuesto se cortaría un brazo (2). Pero ahora, entre las primeras medidas anunciadas por su ministro de Economía, Luis Caputo, se encuentra “un aumento provisorio del Impuesto País a las importaciones y a las retenciones de las exportaciones no agropecuarias” hasta que pase la emergencia, aunque nadie sabe en verdad cuándo será eso (3).
De acuerdo a las promesas formuladas por Milei antes de convertirse en presidente, las tarifas iban a “reestructurarse” –en buen criollo, aumentar– “cuando se recupere el salario real”, argumentando que las acusaciones en sentido contrario formaban parte de la campaña del miedo instaurada en su contra y motorizada por “los asesores brasileños que aporta Lula” (4). Pero, apenas llegó el nuevo mandatario al sillón de Rivadavia, se anticipó que habrá una reducción de subsidios en energía y transporte a partir del 1 de enero de 2024 (5). De los salarios, ni una palabra. Ahora nos venimos a enterar que la casta éramos nosotros.
Milei había anunciado que desaparecería el ministerio de Salud y que el rango que le correspondería durante su presidencia sería el de secretaría dentro de la estructura del ministerio de Capital Humano. Pero, después de la segunda vuelta electoral y antes de la asunción, las cosas cambiaron imprevistamente; Salud seguiría siendo ministerio y la promesa de las ocho carteras nacionales sofrió entonces algún deterioro. Una de las versiones más fuertes indicaba que las empresas farmacéuticas habían presionado (6), pero el cambio de parecer, en última instancia, no fue explicado por nadie.
De la dolarización y la destrucción del Banco Central, recurrentes y preocupantes caballitos de batalla durante la campaña electoral, afortunadamente poco queda -al menos por ahora- salvo las banderas aún en alto y los discursos que no se terminan. En relación al Banco Central, Santiago Bausili, nuevo presidente de la entidad, dijo que “no cierra […] Mientras yo esté ahí, no cierra” (7), y que lo planteado anteriormente por Milei, en realidad, “era simbólico”, es decir, de mentiritas. Sobre la dolarización, y a pesar de la seguridad con que aparentemente Milei exponía sus argumentaciones, la realidad es que se habría transformado en una intención a concretarse algún día. El plan parece ser ordenar la economía antes de dolarizar, aunque habría que preguntarse en este caso qué necesidad habría de dolarizar si se logra ordenar la economía.
Milei admira a Menem y dijo en repetidas ocasiones que el primer gobierno del riojano fue el mejor de la historia (8). Entonces, no resulta demasiado raro que, bajo su inspiración, prometa cosas que después no cumple. Y si no, debería recordarse lo que hizo Menem durante sus mandatos y compararlo con aquellas anteriores promesas de salariazo y revolución productiva, que eran coronadas con un pedido y una aseveración: “Síganme, no los voy a defraudar”.
Se dijo durante los últimos días, ante los cambios observados en las decisiones del líder libertario, que eran producto del pragmatismo. Pero también lo pueden ser de la simple desorientación –las idas y venidas de parecer del ahora presidente con relación al impuesto a las ganancias podrían constituir un claro ejemplo– o de la ausencia de responsabilidad ante lo anunciado o prometido.
Es oportuno expresar que cualquier plan de gobierno se sostiene en gran medida en la credibilidad que sus impulsores generan. Los argentinos ya escuchamos muchas veces, demasiadas quizás, que “esta vez el sacrificio no será en vano” o que “ahora el esfuerzo tendrá sentido”. Pero, siempre hartos de promesas incumplidas, terminamos repitiendo una y mil veces, con obstinada resignación, que “a las palabras se las lleva el viento”. ¿Qué está pasando está vez?
Cada persona y, por supuesto y con mayor razón, cada gobernante está llamado a entender por su bien y el del pueblo que representa que las palabras conforman un capital insustituible y que el cumplimiento de lo que se dice hoy redundará en la confianza que permitirá afrontar seguramente nuevos y difíciles desafíos mañana. Decir una cosa y hacer otra, no hace más que menoscabar la autoridad y generar dudas sobre el rumbo que toman o tomarán los acontecimientos. Que se piense bien lo que se ha de decir y que el decir y el hacer sean uno, tal vez constituyan parte importante de la oportunidad que tiene nuestra sociedad para la superación de los graves problemas existentes desde hace décadas, pero que se han agudizado en los últimos años.
Notas
1 – De Vedia, Mariano. Los 70: cómo fue el atentado por el que Javier Milei acusa a Patricia Bullrich. La Nación. 12 de octubre de 2023.
2 – Csipka, Juan Pablo. ¿El izquierdo o el derecho? Página 12. 13 de diciembre de 2023.
https://www.pagina12.com.ar/694621-el-izquierdo-o-el-derecho
3 – Juaguen, Francisco. Luis Caputo anunció un dólar oficial a $800 y recortes en obra pública, subsidios, pauta oficial y transferencias a provincias. La Nación. 12 de diciembre de 2023.
4 – Javier Milei afirmó que “fue muy efectivo el plan platita” de Sergio Massa y apuntó: “Quieren infundir miedo”. Perfil. 6 de noviembre de 2023.
5 – El Gobierno confirmó que la reducción de subsidios regirá desde el 1 de enero. La Nación (Canal de Youtube). 14 de diciembre de 2023.
https://www.youtube.com/watch?v=5xdvcDowLAU
6 – Por qué Milei decidió que al final Salud sea ministerio y el blooper de último minuto. Noticias del momento. 9 de diciembre de 2023.
7 – Santiago Bausili: “No cierra el Banco Central mientras yo esté ahí”. Infobae. 8 de diciembre de 2023.
8 – Javier Milei: “Menem fue el mejor presidente de toda la historia”. Infobae. 4 de agosto de 2020.