Un trabajo de grado de la Universidad de Palermo elaborado por una salteña que luego fue funcionaria provincial, demuestra que los creyentes acaudalados ven una oportunidad de negocio en María Livia y el santuario de la Virgen del Cerro. (Franco Hessling)

El circuito de feligresía que cobró relevancia nacional e internacional en el cerro 20 de Febrero del barrio Tres Cerritos, en la capital salteña, conocido como el paseo de la «Virgen del Cerro», resulta ser un negocio turístico sobre el que muchos esfuerzos podrán hacerse para negarlo pero pocas pruebas aparecerán que demuestren que, como pretende la familia de María Livia Galliano de Obeid, no hay ningún fin lucrativo en la monumental travesía que ha venido creciendo sin interrupción desde principios de siglo, cuando la virgen casta le susurró a su intermediaria terrenal que montase un santuario en su nombre. Obediente a raja tabla, desde entonces María Livia y sus allegados hicieron todo para que las voluntades que la intercesora le atribuye a la virgen se conviertan en realidad.

Más allá que durante la escalada hacia la cúspide del recorrido y aun en las inmediaciones del predio no se permite la venta de nada, el afán de lucro se desnuda en la importancia otorgada por Galliano de Obeid al desarrollo de la zona, que pasó de ser un sitial marginal con mística espiritual a convertirse en un recorrido especialmente cuidado por policías, dotado por infraestructura vial y con prestaciones de transporte público excepcionales, lo cual demuestra que, en términos económicos, ni el Tedeum ni la procesión del Milagro encabezadas por Cargnello concitan tantas ganancias como el recorrido de María Livia, todavía no reconocida oficialmente por la Iglesia Católica como intercesora de la virgen.

La idea no proviene del resentimiento que los poseedores suelen atribuirle a los desposeídos, obedece en cambio al planteo realizado en 2011 por una convertida luego en funcionaria provincial, María Fernanda Roldán Gallardo. En su «proyecto de graduación» en la Licenciatura en Hotelería de la Universidad de Palermo (UP), Roldán Gallardo aborda lo que conceptualmente cita como «turismo religioso» y propone crear un alojamiento exclusivo para visitantes del paseo erigido por Galliano y su consorte y socio, Carlos «pupa» Obeid.

Según los deseos puestos de manifiesto por la virgen María a la salteña «vidente», utilizando la denominación que le da Roldán Gallardo a María Livia, Obeid debe ser el regente de este convide de júbilo en pleno capitalismo. Quizá sea ese exceso de liberalismo lo que repugna tanto a Cargnello, referente de las ideas de monasterio medieval, quien ha desacreditado a la «Virgen del Cerro» cada vez que tuvo chance. Se sabe que inclusive solicitó que María Livia comprobase su salubridad mental. Obeid es quien se vinculó con el empresario inmobiliario Eduardo Norman y, a través de él, con el ex legislador nacional Emilio Cantarero, para que persuadieran a la inmobiliaria Tres Cerritos -de capitales bonaerenses- de donar las primeras 32 hectáreas donde se inició el paseo de la Virgen del Cerro.

Obeid es un hombre del capital de estos tiempos sin ser de los que más aprovecha el sistema contemporáneo -predominantemente financiero-. Ha sido un empresario dúctil, que en Salta estrechó sociedades con los Laconi y los Martorel y que, según se runrunea en las catacumbas de la ciudad, tuvo negocios inmobiliarios, de construcción y automotrices. Desde entonces, las dos fundaciones que creó en 2006 y que son las que figuran como propietarias de las ahora más de 100 hectáreas del paseo de turismo religioso enclavado en Tres Cerritos, son las principales preocupaciones del pupa, contador de profesión. Las fundaciones llevan por nombres: «Yo soy la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús» y «Yo soy el Sacratísmo Corazón Eucarístico de Jesús».

El proyecto de Roldán Gallardo sugiere crear un hotel tres estrellas, únicamente para visitantes del paseo. La autora explica la oportunidad de negocio de la siguiente manera: «El problema es que cada vez es mayor el número de peregrinos que llegan a Tres Cerritos para solicitar la intercesión de la vidente. Más allá de las comodidades básicas que tienen un hotel posada, el alojamiento que se propone ofrecerá servicios especiales para las personas con problemas de salud o algún tipo de discapacidad. Para el turismo que se aloje, habrá posibilidades de conocer más aún a María Livia y de tener diferentes opciones para meditaciones o rezos a la Virgen en los días que no se presenta la vidente». Luego, resalta que la amiga íntima de la inmaculada María sólo toma contacto con los visitantes los sábados.

La UP es una de las casas de altos estudios más selectas del país, con cuotas que varían de acuerdo a las carreras pero que en muchos casos insumen más de lo que gana mensualmente un trabajador en blanco -en una provincia donde el 45% del empleo es informal, la cuota es inalcanzable incluso para los trabajadores de mejor pasar-. La UP no es una universidad a la que vayan hijos de trabajadores de ninguna clase, es una institución de élite económica. No obstante, ese nivel no se extiende a lo académico, el prestigio de la UP es, digamos, austero. Una vez licenciada, fue contratada en el grupo que cumple funciones jerárquicas en la Secretaría de la Gobernación. Hasta 2015 hay registros de actualización de la contratación de Roldán Gallardo a manos de la Provincia.

Retomando el trabajo sobre la Virgen del Cerro, se elabora un recorrido por las ventajas competitivas y los esquemas de negocio que se suscitan con el alojamiento exclusivo para visitantes del paseo de María Livia. Se sugiere, entre otras cosas, tener una sala de videos donde se oigan parlamentos de la vidente y que arriba de las camas de todas las habitaciones haya algún mensaje religioso. Efectúa un «análisis FODA», recorrido por las fortalezas y debilidades (situación interna) y oportunidades y amenazas (situación externa), para demostrar que el alojamiento propuesto, «Posada de la Fe», es factible, viable, y además rentable.

La autora del trabajo de graduación deja claro que tanto ella como su familia son creyentes y que han participado de los sábados de orgía sugestiva en el cerro 20 de Febrero. De igual modo, su elaboración académica hace ostensible su gélida ética liberal, aquella que permite ver con ojos de negocio cualquier cosa. «La propuesta se basará en la creación de una posada con categoría tres estrellas (…) que brinde comodidades para todo tipo de huéspedes, en el caso de personas con problemas motrices, habrá rampas, y lenguaje Braille para ciegos. Además se contará con una capilla para aquellas personas que deseen ir a rezar como también un salón en donde se pasará la historia de María Livia, las apariciones y los testimonios. Se ofrecerá traslado especial al cerro los sábados y para el resto de los días, los que deseen tendrán tours hacia diferentes puntos religiosos de Salta o provincias aledañas, visitando iglesias o, por ejemplo, realizando visitas a La Virgen del Valle en Catamarca».

Ninguna fe moderna estuvo libre de negocio, aunque, nobleza obliga, en este caso fue la voz de la virgen la que dictó instrucciones mercadotécnicas precisas a María Livia, quien junto a Obeid volcaron sus vidas a cumplir las voluntades de Monopoly de la madre de Jesucristo. No dejaron sin explicación ningún aspecto de su manifiesto crecimiento patrimonial -el de las fundaciones citadas-: le endilgaron cada cambio a los inapelables designios de la virgen María.