Apagar incendios y tapar agujeros sale caro. Lo saben los intendentes y también muchos funcionarios de segundas y terceras líneas que con autorización del Grand Bourg gastaron antes de las elecciones del mes pasado buena parte de los recursos presupuestados para todo el año. (Gonzalo Teruel)

Todos esperan que el gobierno provincial vaya a su rescate pero, por ahora, los grifos no se abren en las oficinas del Ministerio de Economía. Esta situación, sumada a la histórica inequidad en la distribución de recursos entre la nación y las provincias y entre estas y sus municipios, genera incertidumbre en muchos pueblos salteños. Así lo dejó en claro el legislador y ex intendente de La Caldera, Miguel Calabró, en la última sesión de Diputados.

En su exposición Calabró y otros diputados plantearon que los recursos no son suficientes y que por lo tanto es necesario replantear los montos destinados a cada municipio. Por eso instaron a los legisladores nacionales y hasta al gobernador Juan Urtubey para que intercedan ante el gobierno nacional para modificar la Coparticipación Federal “porque solamente así el interior tendrá un verdadero desarrollo”. “Hoy los intendentes tienen como una situación normal la de viajar todas las semana a Buenos Aires a mendigar una obra que nos corresponde por derecho”, reconoció Calabró.

Conscientes de la escasa probabilidad de que ese lamento salteño llegue a Buenos Aires, la búsqueda de respuestas apunta entonces al gobierno provincial. El problema no está en la falta de fondos para la realización de nuevas obras o políticas públicas sino para, incluso, cubrir los gastos corrientes como el pago de salarios a los trabajadores municipales. En las carteras de Economía de la provincia y de la nación se defienden alegando que ya envían cuantiosos recursos y mencionan la Coparticipación Federal y otras “partidas especiales” como el Fondo Federal Solidario compuesto con los dineros que genera la exportación de soja o la tan mentada descentralización de los fondos para la política social.

Aun así, la plata no alcanza y se suman las voces que piden que esos fondos de “asignación específica” se transformen en recursos de libre disponibilidad para los intendentes. Durante la semana, incluso, algunos jefes comunales recorrían los pasillos del Grand Bourg pidiendo plata y algunos que pidieron no ser mencionados asegurar que el pago del aguinaldo a los trabajadores municipales se está volviendo motivo de grandes desvelos.

Hace un par de años por ejemplo el intendente de Hipólito Yrigoyen, Carlos González, se hizo autorizar por el Concejo Deliberante para gastar en sueldos el “Fondo Sojero” y desde entonces muchos jefes comunales del país aprovechan los sojapesos para sostener sus gestiones y no sólo, como manda la normativa vigente, para “obras que contribuyan a la mejora de la infraestructura sanitaria, educativa, hospitalaria, de vivienda o vial en ámbitos urbanos o rurales”. Ya lo denunció la prensa nacional hace meses cuando informó que “varios intendentes del interior del país reconocen, en estricto off de récord, que los fondos dispuestos deben ser destinados a otros fines”.

Según advierten los intendentes salteños, no les alcanzan ni -la plata de- la soja ni la descentralización para sortear este 2015 de parálisis económica y sostenida inflación. La situación se siente en todas las regiones de la provincia y afecta sobre todo a los municipios del norte -Tartagal, Salvador Mazza, Colonia Santa Rosa, Orán y Pichanal-, a los del Valle de Lerma -Cerrillos, El Carril, La Merced- y a otros como General Güemes y Vaqueros.

En los próximos días cuando termine el raid nacional del gobernador salteño, los intendentes y algunos legisladores pedirán audiencia para mendigar una actualización de los caudales que llegan a sus arcas flacas después de tapar agujeros y apagar incendios antes de las elecciones en las que Urtubey fue re-reelegido.