El ex juez federal Raúl Reynoso cumplió su primera semana detenido. Lo que se ventiló y lo que resta ventilar hace temblar a varios que temen caer producto del efecto domino. Breve reseña del juez narco (M.A.)

Lo detuvieron el domingo 1º de mayo pasado cuando se encontraba en su casa de la capital salteña. Fue a buscarlo un grupo de efectivos de la policía Aeroportuaria, de Gendarmería y agentes del Juzgado de Oran el mismo día que perdía los fueros. Sin ofrecer resistencia, Reynoso subió al móvil que lo esperaba, e inmediatamente fue trasladado a las dependencias que la Policía Federal tiene en el centro de la ciudad.

Cuando bajó del móvil, su aspecto físico denotaba que no la estaba pasando para nada bien; la cara pálida, como sí no hubiera pegado un ojo en toda la noche, contrastaba con la luz de otoño que iluminaba de manera tenue la calle Santiago del Estero al promediar el mediodía. Vestía jeans, un pullover rojo, zapatos y, para intentar disimular las esposas, un pañuelo a cuadros envolvía sus muñecas. Pero su decaimiento era imposible de disimular. También que ya no gozaba de libertad.

Raúl Reynoso fue detenido en el marco de una investigación que lo coloca como el cabecilla de una banda delictiva dedicada a liberar narcos a cambio de dinero; es decir, que es indicado como un administrador profesional del delito al punto de manejar un cuadro tarifario según la cara y la ocasión. Por ahora quedo alojado en un despacho confortable: cuenta con vista a la calle, TV, radio y conexión a internet. Pese a tener estos beneficios, y haber asegurado con su renuncia una jubilación que ronda los $ 100 mil, su quebranto no tiene freno.

La trayectoria de Reynoso se encuentra intrínsecamente ligada a la historia del Estado por lo menos en las últimas dos décadas. Ocupó lugares en la justicia desde el romerismo, de buenas relaciones con el gobierno de Urtubey, y particularmente con un hombre clave del armado U como Marcelo Lara Gros, se trata de un juez que contó con el apoyo de Cristina, que se reunió con Massa, que fue invitado al coloquio empresarial más importante del país, y fue propuesto por Ricardo Lorenzetti para que presida la Comisión de Lucha contra el Narcotráfico de la Corte Suprema.

Ese hombre “cayo en cana”, y naturalmente, tuvo un gran impacto nacional y provincial, inundando las páginas de la prensa con su figura. Todos mencionaron el tenor de la causa, los principales casos tales como el caso del “ñato” Sarmiento, el caso de Luis Cifre expresidente del Concejo Deliberante de J.V. González miembro del FPV, o la liberación a uno de los principales empresarios del combustible de Bolivia, Cejas Rosales. También comentaron que la detención se realizó tras la aceptación de la renuncia por parte del presidente Macri, con el fin de evitar el jury de enjuiciamiento al que iba a ser sometido el 2 de mayo por sus actuaciones en el caso Masutti, sin embargo nadie fue más allá de los aspectos formales.

Después de chequear la enorme montaña de información al respecto, vale la pena no dejar escapar los siguientes elementos:

La supuesta banda encabezada por Reynoso estaba compuesta por los abogados Arsenio Gaona, Rene Gómez, Ramón Valor y María Esper, además también eran parte de las tareas delictivas Julio Aparicio, ordenanza del juzgado, y su hermana.

De las notas publicadas, llama la atención que pocos se detengan en el nombre de Rene Gómez. Se trata de un abogado del poder con mucho peso, que viene de la época de Roberto Romero, que con junto con Raymundo Sosa son conocidos de ser los abogados cercanos a la familia, que fue procurador general del ex gobernador Juan Carlos Romero, jefe de la Policía de la provincia y apoderado del PJ en Salta, entre otros datos que abren nuevos pliegos a la historia pero que dan para otro articulo.

Cierto es que Gómez es uno de los supuestos cómplices del juez Reynoso en el cobro de dádivas y según fuentes calificadas tiene fuertes contactos con narcos de Oran y Bolivia. El ex magistrado está acusado de haberse quedado con un campo de 700 hectáreas a cambio de dictar el sobreseimiento de un defendido de Gómez. La propiedad quedó a nombre de un supuesto testaferro de Reynoso, su empleado de ordenanza (Aparicio). Además de los cruces telefónicos entre Gómez y Reynoso durante las fechas clave del sobreseimiento de José Farfán, acusado de transportar 900 kilos de cocaína, los fiscales cuentan con el testimonio de la ex pareja de Gómez, la abogada Roxana Rivas, quien declaró que el juez iba a la casa de Gómez “y, en su presencia, retiraba dinero del narcotraficante Miguel Farfán”. Según Reynoso lo conoce porque sus hijos jugaban al tenis.

Tal como quedo dicho personas cercanas al juzgado que dirigía Reynoso fueron descubiertos con llamativas propiedades; por ejemplo, Arsenio Gaona, cuñado del exjuez, tenía en su poder una camioneta Amarok que anteriormente fue propiedad de una persona que había sido detenida con 25 kilos de cocaína.

El dinero que se manejaban cuesta imaginar pero para hacerse una idea, lo declarado por el juez Bavio aporta a dimensionar de lo que estamos hablando; Reynoso cobraba a sus imputados «una tarifa, que puede considerarse estándar, de $ 500.000», aunque «en otros casos las sumas habrían sido sideralmente mayores». En los cenáculos judiciales se comenta que a Sejas Rosales le habría cobrado US$ 350.000. En la causa se lo embargaron bienes por $ 15 millones.

En sus declaraciones, tanto Raul Reynoso como su abogado, dejaron entrever que es víctima de una operación impulsada por el juez Bavio y el doctor Leiva; Federico Magno el abogado defensor del ex magistrado elegantemente hablo de una “animosidad” y “ensañamiento”, mientras que Reynoso parafraseó lo escrito por un sitio web, el cual señaló que se trata de “una operación quirúrgica”. Lo cierto es que no brindaron más detalles ni precisiones. Samuel Huerga, último periodista en entrevistar a Reynoso, contó a este semanario que su hija Karina, quien es cantante y amiga de Bettina Romero, cuando fue a buscar a su papá a la radio el sábado 30 de abril le dijo que estaban “solos”, que hasta Urtubey los había abandonado y que no quería hablar más porque temía que su padre podría “terminar como Nisman».

Los dichos del entorno de Reynoso lógicamente buscan exculparlo pero a la vez dejan en el aire una duda, a la que nadie aporta claridad todavía. Sí es cierto que Bavio es el impulsor de una operación y finge querer conocer la verdad del funcionamiento de la banda delictiva, entonces, a que responde la decisión de llevar las cosas al punto de meter preso a Reynoso? A la vez, no se entiende porque el entorno de Reynoso habla muy por encima del armado de la causa, ocultan más cosas?

El caso Reynoso nos ofrece un relato casi perfecto de la putrefacción omnipresente de las instituciones estatales. Algunos se apresuran en mostrar el accionar de la justicia sin sopesar que muchas veces hay una “saneamiento judicial” pero para que nada cambie o para preservar a otra camarrilla judicial. Lo cierto es que lo ventilado hasta el momento y lo que resta desentrañar hacen temblar a más de uno.