Según la Organización Mundial de la Salud cerca de un millón trecientos de personas sufre hipertensión y pertenece a la clase baja. Es una enfermedad que tiene tratamiento fácil de realizar y de bajo costo, pero que causa gran cantidad de muertes en el país. Los países más ricos han logrado controlar la enfermedad según el informe del organismo. La pandemia mundial agudizó el conflicto ya que muchas personas se empobrecieron y cambiaron sus modos de vida. (Guadalupe Macedo)

La hipertensión es una de las enfermedades más peligrosas ya que como define la OMS es “un asesino silencioso” que muchas veces es impulsado por la obesidad lo que aumenta los riesgos de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y enfermedades renales. La enfermedad no presenta síntomas por lo que las personas no saben que la tienen hasta que son diagnosticadas por un profesional de la salud.

La OMS informa que “cada año ocurren 1.6 millones de muertes por enfermedades cardiovasculares en la región de las Américas, de las cuales alrededor de medio millón son personas menores de 70 años, lo cual se considera una muerte prematura y evitable. La hipertensión afecta entre el 20 al 40% de la población adulta de la región y significa que en las Américas alrededor de 250 millones de personas padecen de presión alta”.

El Imperial College de Londres en su publicación en “The Lancet” informa que el diagnóstico de la enfermedad es sencillo, se lo realiza a través del control de la presión arterial y puede ser tratado por fármacos de bajo costo. El problema es que la mayor parte de las personas no conoce que padece la enfermedad porque no se realizan chequeos médicos con frecuencia y no son promovidos por los países pobres.

En la rueda de prensa donde se presentó el informe de la OMS junto con El Imperial College de Londres, se informó el cambio en los últimos 30 años de las tasas de hipertensión, las cifras aumentaron en los países pobres y las naciones ricas lograron controlar la enfermedad. «Está lejos de ser una condición de riqueza, es en gran medida una condición de pobreza», dijo Majid Ezzati, profesor de salud ambiental global en el Imperial College de Londres.

Hay que tener en cuenta que la hipertensión causa dos de cada tres muertes en el mundo, pero según lo que afirma Bente Mikkelsen directora del departamento de enfermedades no transmisibles de la OMS, “Sabemos que el tratamiento es barato, son medicamentos de bajo costo. Pero es necesario incluirlos en la CSU (cobertura sanitaria universal) para que esto no sea un costo para el paciente, tiene que estar cubierto por el sistema de seguros».

Las causas de la enfermedad son como lo plantea el informe, los riesgos genéticos. Pero por otro lado están relacionados al estilo de vida, lo cual son factores de riegos modificables, como las dietas poco saludables, la inactividad física, el consumo de tabaco y alcohol, la diabetes no controlada y el sobrepeso. Todas esto esta vinculada a la pobreza donde las personas por su bajo nivel adquisitivo no pueden acceder a dietas saludables, o a espacios deportivos por falta de tiempo. La pobreza y los trabajos precarios a los que se enfrenta la mayor parte de los argentinos lleva a que tengan una vida sedentaria y poco saludable.

La enfermedad es sencilla de diagnosticar y fácil de tratarla con fármacos de bajo costo según la OMS, pero existen en los países empobrecidos 580 millones de personas donde el 41% son mujeres y 51% son hombres que no sabes de su afección. El estudio demuestra que 720 millones de personas no recibieron el tratamiento. Esto demuestra un “fracaso en la salud pública” principalmente en los países pobres como lo analiza el profesor Majid Ezzati, autor principal del estudio y Profesor de Salud Medioambiental Mundial en la Escuela de Salud Pública del Imperial College de Londres. Los países pobres como argentina, no tienen en sus planes de salud la prevención y diagnóstico de la hipertensión, dejando de lado los modos de prevención de la enfermedad. Tampoco se otorga a las personas diagnosticada el tratamiento adecuado para poder controlar la afección.

En el país, 34% de la población es Hipertensa según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo. El doctor Pablo Rodríguez, jefe de la Clínica de Hipertensión Arterial del ICBA, Instituto Cardiovascular, en diálogo con Infobae comenta que “según datos del estudio RENATA 2 (Registro Nacional de Hipertensión Arterial), en el país el 40% de los pacientes hipertensos desconocen tener esa patología y solo uno de cada cuatro hipertensos tiene su presión arterial (PA) adecuadamente controlada. En Latinoamérica, los datos son peores: solo un 20% de los pacientes tiene la PA controlada”.

En los países pobres como argentina este problema se agudizó con la llegada de la pandemia porque aumentó el número de pobres llevando a que más personas se encuentren propensas a adquirir esta enfermedad. La pandemia de COVID-19 se ha propagado favorecida por las desigualdades de nuestras sociedades y las deficiencias de nuestros sistemas de salud», dice el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. Además, hay que tener en cuenta la incidencia del estado anímico en la presión arterial donde los profesionales aseguran que la depresión de la pandemia y de la vida en pobreza produce un estado de animo negativo y la depresión aumenta el riesgo de padecer la enfermedad.