Desde la cartera de Sergio Massa evalúan nuevos mecanismos a la luz de los desastrosos datos de la cosecha.
La escasez de precipitaciones y las altas temperaturas provocó un impacto negativo sobre los rendimientos potenciales de los cultivos.
En momentos en que las reservas se encuentran en un nivel crítico, la mayor preocupación de corto plazo del ministro Sergio Massa es lograr que el próximo 31 de marzo el Fondo Monetario Internacional gire USD 5.400 millones y que el informe que acompañe ese desembolso sea lo menos crítico posible.
Cabe recordar que los informes del staff report del organismo si bien analizan el desempeño del trimestre pasado (el que se evalúa que en este caso es el último trimestre 2022), también advierten cómo ven el desempeño más reciente de la economía. Y en lo que va del año los números de la Argentina se han deteriorado, por la suba del gasto público y la menor acumulación de reservas, entre otros aspectos.
El sector frutihortícola en Uruguay sufre las consecuencias de la sequía con pérdidas de producción y menor calibre en las frutas.
En el Palacio de Hacienda se está estudiando qué hacer con el tipo de cambio, a la luz de los desastrosos datos de la cosecha. Fuentes oficiales descartaron a Ámbito la posibilidad de un nuevo dólar soja y señalaron que evalúan mecanismos para logar una mejora en la paridad para las exportaciones – o al menos para productos clave –que también implicaría un encarecimiento de las importaciones.
En medios privados se especula con que el ajuste rondaría entre el 20 y el 30%. Una corrección superior se considera insostenible por la delicada situación social en momentos en que los precios de los alimentos ya están registrando fuertes subas.
A medida que pasan los días se siguen reduciendo las estimaciones de cosecha en medio de lo que ya es la peor sequía del siglo.
Las últimas estimaciones realizadas por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires prevén que la producción de los tres principales cultivos – soja, maíz y trigo- caería cerca de 38% respecto a la campaña anterior.
De esta forma, la cosecha valorizada a precios promedio de exportación (FOB) para estos cultivos se hundiría en más de USD 18.000 millones, e incluso podría alcanzar los USD 20.000 millones, según sostiene Ecolatina. Sin embargo, esta consultora también advierte que “dado que no hay condiciones climáticas a la vista que permitan poner pisos a los rindes o al área que no será cosechada, es probable que veamos nuevos ajustes en las próximas semanas”.
Con una estimación de pérdida de divisas semejante (USD 19.000 millones), Equilibra calcula que el sector agropecuario sufriría una contracción de 17% en 2023, lo que implica una caída directa del PBI de poco más de 2% incluyendo actividades conexas.
Menores ingresos
Las menores ventas al exterior del sector agropecuario al exterior significarán un importante recorte en los ingresos del Tesoro. La última estimación de la Bolsa de Comercio de Rosario proyecta que el aporte en materia de derechos de exportación de las cadenas agroindustriales será de US$ 6.532 millones en el año. Esta cifra representa una caída del 33% en relación con la recaudación estimada en el 2022 por el mismo concepto.
Al calcular el efecto global de la sequía sobre las cuentas fiscales, Equilibra proyecta una caída de USD 4.200 millones en retenciones (por la caída en las liquidaciones) y menores aranceles e IVA DGA (por el recorte de las importaciones). La caída del PBI también afectaría la recaudación de los impuestos ligados a la actividad.
Sin embargo, el mayor golpe provendrá de la liquidación de agro-divisas ya que el año pasado, este sector aportó más de la mitad del ingreso de dólares.
Esto ya se está notando – y con intensidad – en las ventas de divisas a que se ve obligado el Banco Central ante la falta de dólares aportados por el campo. Si bien los datos están distorsionados por el adelantamiento de exportaciones provocado por el dólar soja, en el primer bimestre del año, el agro liquidó sólo USD 1.573 millones, a distancia de los casi USD 5.000 millones de igual período del año pasado y el registro más bajo de la serie desde 2005.
En este contexto, en las últimas 5 ruedas el BCRA se desprendió de USD 554 millones con una pérdida de divisas que se acerca a los USD 2.000 millones en lo que va del año. Como resultado, destaca Ecolatina, las reservas internacionales brutas ya perforaron los USD 38.000 millones, al tiempo que calcula que las netas (según la metodología del FMI) ya estarían por debajo de los USD 1.500 millones.
Inflación con recesión
Las consultoras advierten que el shock climático golpeará al conjunto de la actividad económica por la caída en la producción agropecuaria, la menor posibilidad de importar insumos y bienes, la aceleración de la inflación y la disminución del gasto público por la caída de ingresos fiscales (principalmente retenciones).
La correlación que existe entre la actividad del sector agrícola y la economía argentina en su conjunto queda en evidencia cuando se observa que las sequías de 2008/9, 2011/2 y 2017/8 estuvieron acompañadas todas con caídas del PIB: -5,7%, -1,4% y -2,7%, respectivamente, según precisa un informe de la consultora pxq.
Aunque aclara que el clima no fue el único factor atrás de esas retracciones de la actividad, advierte que, al igual que en 2009 no puede dejar de tomarse en cuenta el impacto de la crisis internacional.
La consultora que dirige Emanuel Álvarez Agis calcula que la caída de exportaciones derivadas de la sequía implicaría una retracción de 7,5% de las compras en el exterior respecto a 2022. Tomando en cuenta la elasticidad importaciones a PIB, esto sería consistente con una caída global de la actividad en torno de 3%.
Por último, pero no menos importante, las consultoras también destacan el impacto que las desfavorables condiciones climáticas tienen sobre los precios. La expresión más fuerte se tuvo en febrero pasado, cuando por la falta de pasturas, la carne tuvo una suba de casi 20%. El problema se extiende a otros alimentos como frutas, verduras y lácteos. Con relación a este último rubro, estimaciones sectoriales prevén una caída del 20 a 30% en la producción de leche.
Los anticipos de inflación de marzo confirman la persistencia del problema. La proyección de Eco Go para el rubro alimentos y bebidas de marzo es 7,4% (por encima del 6,9% que daría el índice total). Los datos de Ecolatina son semejantes: alimentos y bebidas mostró en la primera quincena del mes en curso un ritmo de aumento mensual de 7%.