El elemento vital recién fue reconocido como un derecho humano por las Naciones Unidas en el año 2010. Desde entonces, en los ámbitos simbólicos y académicos se han acelerado los procesos de discusión y búsqueda de soluciones, algo que no ocurrió en los ámbitos políticos.

Por Luis Segovia

Los problemas del agua son reales y los reflejan todos los medios de comunicación (campañas, reclamos, etc.), pero a diferencia de otros problemas sociales, tienen a los gestores del agua (empresas, gobiernos, y entes reguladores) haciendo verdaderas campañas de demonización contra quienes los padecen. 

Los discursos de estas campañas esconden problemas políticos hacen relucir datos técnicos manipulados por los especialistas en comunicación. El ejemplo más concreto en Salta es la campaña que realiza Aguas del Norte para disminuir el consumo de agua per cápita, con su simpático personaje de ficción, “Grifo”.  

Una campaña de tal envergadura parte de la concepción de que los problemas del agua ocurren porque es un recurso escaso, y que por lo tanto, no alcanza para todos y no hay nada que se pueda hacer para solucionarlo. 

Las baja rentabilidad electoral

En un reciente evento organizado por el Ente Regulador de Servicios Públicos de Salta (Enresp), en el marco del Día Mundial del Agua, el abogado Daniel Mauro Nallar, quien fuera presidente de su directorio durante varios años, realizó afirmaciones que solo puede tener un desahuciado en la gestión.

En un momento de su exposición dijo que la única solución a los problemas del agua sería quitar el poder de decisión de las obras públicas al ámbito político. Dio ejemplos para convencer de su postura, explicando la baja rentabilidad electoral que tienen las obras de agua y saneamiento, y que en ese contexto, no hay nada que se pueda hacer porque la población crece: “cada vez somos más”. 

Desafíos Tecnológicos y Conceptuales

En el mismo evento, se habían producido otras exposiciones con conclusiones totalmente distintas. Fue un científico el que afirmó que las soluciones a los problemas del agua debían venir del ámbito político, ya que las soluciones técnicas existen e incluso algunas no requieren de grandes financiamientos. El que defendió esta postura fue el doctor en Ciencias Ambientales, Lucas Seghezzo.

Para Seghezzo existen muchas técnicas de tratamiento de aguas que forman parte de sistemas descentralizados de tratamientos de aguas residuales, mencionó que estas técnicas ya se aplican en Salta, en lugares como Vaqueros, Valle Escondido, Aguada y Encón, y que podrían ser mejoradas. La ventaja de estas técnicas es que son más baratas que los sistemas centralizados, que necesitan grandes inversiones para conectar los lugares con las plantas de tratamiento que en algunos casos alcanzan hasta 40km de distancia.

Mencionó, por ejemplo, técnicas de tratamiento anaeróbico de reactores y la utilización agrícola de aguas residuales, que ha sido probada con éxito en el mundo pero que en Salta presenta una gran brecha entre los ingenieros civiles y  ambientales, ya que los primeros no las validan. 

Un problema político

Una paradoja del sistema político es que cuando se asumen los problemas es porque se está muy lejos de las soluciones. Una manifestación de esta contradicción, es que por primera vez, luego de décadas de quejas, denuncias y juicios, un director de la empresa Aguas del Norte admitió que se vuelcan aguas servidas al río Arenales, y que solucionar eso cuesta por lo menos 72 millones de dólares, que serían para la creación de una nueva planta depuradora. 

Argumentar a favor de la política para resolver los problemas del agua, es fundamental si los responsables de la gestión se intentan escudar en la falta de soluciones técnicas, en la ausencia de financiamiento o falta de conciencia social. Los problemas del agua requieren de política, pero no de un fracasado sistema de gestión que manipula la información y niega el control popular.