La violencia económica hacia las mujeres parece siempre recrudecer y es acompañada de una crisis económica que cada vez se va comiendo más las posibilidades de muchas.

Gabriela Hernández

 

La situación del país significará un gran desafío para el próximo gobierno, la inflación y la suba excesiva de precios, ya por costumbre de comerciantes especuladores, hace caer el poder adquisitivo y obliga a las familias a encontrar nuevos mecanismos de supervivencia y acudir a medidas que antes no incluían en su modo de vida. En medio de todo el conflicto se encuentran las mujeres de hogares monomaternales que deben dividirse entre el cuidado y la mantención del hogar, situación que se hace más difícil cuando se atraviesa una precarización laboral o peor aún un despido.

El sacrificio del tiempo con la familia

Es común escuchar a varios trabajadores hablar del tiempo que no le pueden dedicar a su familia por la cantidad de horas que deben trabajar y dedicar solo 8hs a la actividad cada vez se les hace más imposible a más personas. Esto afecta en mayor porcentaje a las mujeres las cuales, deben realizar diferentes tareas de cuidado en el hogar.

Entre octubre y diciembre de 2021 el INDEC realizó la primera Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT 2021), a través del trabajo de la Dirección de Estudios de Ingresos y Gastos de los Hogares y la Dirección de Estadísticas Sectoriales, junto a las direcciones provinciales de estadística (DPE) de todo el país.

Estos son algunos de los resultados

El tiempo que no se dedica a la familia siempre será una herida abierta en las personas, la falta de esos momentos de afecto, de escucharse y entenderse los problemas unos a otros siempre deja huellas emocionales. Los niños crecen, los mayores envejecen y no haber pasado más tiempo de calidad con los seres queridos es un autoreproche constante en el trabajador.

No vaya a ser que me denuncie

Caminando por la ciudad, en una reunión que tenían hombres en un restaurant, se pudo escuchar la frase “estás mujeres cada vez tienen más derechos y ya los hombres ni las quieren contratar en las casas porque te denuncian y te cagan la vida”, este comentario, aparte de misógino, refleja una realidad: en épocas de antaño las mujeres en diferentes trabajos, y más en el caso empleadas domésticas, eran sometidas a muchos tipos de abusos y maltratos, debieron callar muchas situaciones denigrantes para no perder su trabajo y sustento familiar.

Los nuevos derechos conseguidos obviamente asustan a los que les gusta someter, lamentablemente son estos en su mayoría los que tienen mayor poder adquisitivo para contratar a otras personas.

La salud mental lo primero que se pone en jaque y lo primero que se banaliza.

Cuando un trabajador afirma tener problemas de salud mental en el entorno se lo suele tomar como una excusa para no trabajar o como un acto de debilidad que se puede solucionar por arte de magia de la propia persona que sufre, pero con el correr del tiempo los problemas de salud mental en la población recrudecen y cada vez nos encontramos poniéndole más nombres a situaciones que no nos dejan realizar normalmente una tarea laboral y nos hace atravesar situaciones de impotencia si en el lugar de trabajo no se pone las cartas sobre el asunto y no se destinan presupuestos o tiempo de evaluación para controlar la situación psicológica en los distintos puestos de trabajo. Cada persona es un ser humano con reflexiones y sentires, a veces las empresas o empleadores suelen olvidarse de este detalle.

Cómo siempre a las mujeres nos afecta el doble, pues son muchas las que sufren mentalmente ya sea por acosos, desigualdad en las remuneraciones por el mismo trabajo y el acceso a puestos de decisión, entre otras situaciones. No somos más débiles mentalmente que un hombre, pero luchamos contra más monstruos.

La tecnología avanza y los trabajos de reducen

Hay una realidad innegable y es que, cada vez que la tecnología dio un gran salto, más fueron los tipos y puestos de trabajo que se fueron desapareciendo. El mundo avanza hacia un futuro en donde cada vez se depende más de las máquinas y se prescinde más del ser humano. En el mismo Hollywood los actores y actrices marchan en contra de una inteligencia artificial que pretende tomar sus rostros y luego prescindir de ellos reduciendo así el gasto que realizan las producciones en pagar trabajadores.

Está situación merece un gran debate en el mundo laboral internacional.

Una situación en el gremio docente ADIUNSa

Un ejemplo de lo que atraviesa una mujer al ser despedida hoy lo dio recientemente la salteña Marcela Gutiérrez, madre de un hogar monomaternal, que fue despedida luego de años de trabajar en un lugar que pensaba seguro para su supervivencia diaria “Los derechos laborales son derechos humanos.

El día 31 de julio fui despedida SIN CAUSA, de mi trabajo en ADIUNSa, (Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Salta). Quedarse sin trabajo siempre genera bronca e impotencia, pero si quienes te despiden dicen defender a lxs trabajadorxs, resulta inadmisible. Tal vez resulte naif pretender cierta coherencia entre lo que dicen querer hacer y lo que en realidad hicieron, pero siempre espero más de compañerxs y camaradas.

Quiero expresar mi repudio absoluto a la actual Comisión Directiva, que me echó luego de casi 8 años en los cuales realicé mis labores con responsabilidad y eficiencia. Una Comisión que parece olvidar la esencia de un gremio que supo ser combativo y estar presente en las luchas de sectores desprotegidos.

No es casual que hasta el día 7 del mismo mes, haya estado con Licencia Psiquiátrica (5 meses, no continuados) , donde según lo que consta en los informes de mi psicóloga y psiquiatra, las afecciones mentales que padezco, han sido originadas o potenciadas, por el pésimo ambiente laboral. En ningún momento recibí una llamada para saber si necesitaba algo, o cuando iba a reintegrarme,pese a que en la Comisión Directiva hay dos psicólogas que, además dicen ser feministas.

Cabe recordar que no solo era compañera de trabajo, también lo soy en múltiples espacios de militancia por los derechos humanos, fui víctima directa de la dictadura ya que estuve exiliada junto a mi familia.

Asimismo soy el único sostén de mi familia monomarental, y tengo una hija menor a cargo, es decir, además de quedarme sin mi ingreso fijo, me quedo sin obra social, en una situación totalmente precaria, con un préstamo hipotecario de reciente adquisición.

Como agravante, si hiciera falta, tengo 51 años. En una sociedad que excluye y discrimina, a esta edad resulta muy difícil conseguir trabajo después de los 40 años.

Todo lo expuesto demuestra que he sido victima de múltiples violencias, no se ha contemplado la Ley Integral de Protección a las Mujeres, que justamente busca garantizar una vida libre de violencia y discriminación, al igual que lo hacen todos los tratados internacionales que bregan por ámbitos laborales donde la dignidad y el valor de la persona humana, la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y la determinación de promover el progreso social y la mejora del nivel de vida con mayor libertad dejen de ser una utopía.

El nepotismo reinante puertas adentro de la Asociación, es abrumador. La falta de claridad en las reglas, y la imposibilidad de reunirse a dialogar con la CD, ni que hablar.

Seguramente alegarán que era su derecho de patronal despedirme, lástima que se olvidaron de los míos como trabajadora.

Con este despido arbitrario y sin causa, bajaron todas las banderas de lucha que alguna vez supieron enarbolar. Marcela Fernanda Gutiérrez 3875009818”

La deuda es con nosotras

El estado debe trabajar para reducir las brechas de género que aún siguen latentes en la sociedad, por otro lado las mujeres aún nos vemos en necesidad de dejar regularmente el trabajo o el hogar para salir a marchar y proteger los derechos que supimos conseguir, ya que son constantemente amenazados y aún hay personas que creen que pueden ofrecernos trabajos o beneficios a cambio de renunciar a ellos.