Un hombre pelea por reencontrarse con su hija, a quien no ve desde febrero de 2015. Asegura que su exesposa no tiene argumentos sólidos para separarlo de la niña y pide que se aceleren los tiempos judiciales que deben decidir el futuro de esta familia que se rompió. (Rolando Motta)

Gastón Vivero, de cuarenta años, es jujeño y tiene una hija salteña nacida en 2011. No la ve desde febrero de 2015. Vino hasta nuestra redacción para dar a conocer su caso. Asegura que su expareja, la madre de la niña, le impide estar en contacto.

“Yo me separé pero a mi hija nunca la dejé de ver. Siempre fui un padre presente. Ni bien me separé comencé a establecer una cuota alimentaria y un régimen de visitas que era todos los días y no tenía inconvenientes”, cuenta Vivero, que acercó varios documentos para respaldar su postura, aún en estudio de la Justicia.

Uno de los documentos es el resultado de la Entrevista Psicológica realizada por la licenciada en psicología del Poder Judicial Rosarito Canonica. Fue remitido el día 29 de junio de este año a la Doctora Mercedes Inés Marcuzzi, del Juzgado de Personas y Familia de 4° Nominación.

“Demuestra interés y preocupación por restablecer el vínculo con su hija y manifiesta el deseo de recuperar el tiempo perdido entre ambos. Se vislumbra sentimientos de angustia y frustración, asumiendo actitudes pesimistas y de desaliento al no poder controlar la situación por la que atraviesa. Refiere como interés principal volver a establecer el régimen de visita pautado anteriormente”, asegura el texto.

El régimen de visita al que hace referencia la licenciada Canonica establecía que Vivero podía ver todos los días a su hija. De lunes a viernes de 13 a 16 horas, los sábados por las tardes y los domingos por la mañana. Eso se acabó. Su expareja le impide ver a la niña, según asegura el hombre, desde que él reformó su vida amorosa. Ahora tiene una nueva familia. Fue padre nuevamente, tuvo otra niña. Pero las hermanitas todavía no se conocen.

“Yo volví a formar una familia, la madre de mi hija se enteró haciéndome investigar por el Anses y otros contactos que tenía, y me empezó a atacar. Me hizo una denuncia falsa por violencia de género. Fue debido a que en 2014 yo había solicitado una ampliación del régimen de visitas que tenía. Los sábados y domingos la podía tener muy poco tiempo. Yo soy de Jujuy y quería llevarla los fines de semana para que estuviera con los primos y toda la familia. Cuando solicité en el mismo Juzgado de Familia en el que tengo el inconveniente, fue el detonante. Ella me hizo una falsa denuncia, en la cual no hay testigos ni pruebas. Esa falsa denuncia se activó y me hizo otra denuncia, penal, por amenazas, que tampoco existieron. No hay nada. Es su palabra contra la mía”, explica Vivero.

“Me citaron en el 2015 a una audiencia, fuimos ambas partes y extraoficialmente se nos pidió que nos sentemos a dialogar para llegar a un acuerdo para ver a mi hija. Después nunca más me atendió una llamada”, cuenta Vivero.

“Mi madre era la única que podía ver a mi hija. Fue dos veces al departamento donde vivían, se sentaba con mi hija, trataba de tener algún diálogo y la madre se sentaba en otra silla y tenía una hora como mucho. No las dejaba salir a ningún lado. Mi madre se sintió atosigada y no fue más al departamento. Para no generar más conflictos iba a la guardería para verla. Después de las vacaciones de invierno de 2015, mi madre fue a verla al colegio y se dio con que mi hija no estaba más allí y no sabían dónde estaba, no dejaron constancia. Y ahí perdimos el contacto. Desde julio de 2015 perdí contacto, no sé nada de mi hija. Ella (su ex mujer) no notificó en ningún momento su domicilio ni a qué colegio va mi hija”, cuenta el hombre.

Vivero cuenta que la jueza Marcuzzi “no resolvió nada”. “Nos citó una vez en octubre de 2015. Le comentamos la situación, ella abrió el expediente y nos dijo que lo iba a analizar. Empezaron las pericias a principios de este año. Me hicieron la pericia psicológica, psiquiátrica y ambiental. Estoy apto para poder estar con mi hija según las tres pericias. Cuando quisieron hacer las pericias con la otra parte no dieron con el domicilio. Ella no notificó el cambio de domicilio” agrega.

“La jueza de familia resolvió no reestablecer el vínculo con mi hija porque tengo dos denuncias”, explica el hombre.

La jueza resolvió rechazar el pedido de Vivero. “Entendemos que no es precedente dictar una sentencia que determine que el convenio sobre ‘régimen de visitas’ celebrado el 10 de noviembre de 2011, tenga vigencia. Y ello así porque se daría la posibilidad de decisiones judiciales contradictorias con el consiguiente escándalo jurídico. No está de más recordar que a todos los jueces les roza todo el ordenamiento jurídico”, estableció. Además, fundamentó que “los hechos sucedidos con posterioridad al inicio de esta causa motivaron que se dicte en sede penal la medida de prohibición de acercamiento y no restablecimiento de contacto entre el padre e hija, razón por la cual el fundamento de la pretensión ha variado, esto es, que a este momento sí existen causas que impiden que se regrese al convenio”.

Finalmente, Vivero aseguró en la entrevista con Cuarto Poder que insistirá por los medios de comunicación para luchar por ver a su hija, aunque cree que por los tiempos judiciales no podrá tener contacto al menos hasta mediados del año que viene. Antes de retirarse de la redacción, entrega copias de sus recibos de sueldo donde figura la deducción de la cuota alimentaria. También de la obra social, en la que muestra que el 100% de la cobertura para la niña es cubierta por su dinero.