La ex religiosa Valeria Vanesa Zarza está imputada por el mismo delito que ella denunció ser víctima.

En la Sala I del Tribunal de Juicio se desarrolló la segunda jornada de la audiencia de debate en la causa seguida contra Valeria Vanesa Zarza (46), imputada por abuso sexual simple continuado y abuso sexual gravemente ultrajante continuado, en concurso real, en perjuicio de A. M. M. S.
Se trata de laex monja, que antes de ser acusada por este caso (en julio de 2017), denunció en 2016 al sacerdote Agustín Rosa Torino por el mismo delito y acompañó a otras víctimas que también señalaron al cura como abusador.

Ayer declararon un psicólogo del CIF, un licenciado en Criminalística y un técnico del CIF, un policía y dos integrantes de la comunidad religiosa Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, asiduas asistentes a la Parroquia de la Santa Cruz, donde habrían ocurrido los hechos.

Al término de la declaración del licenciado en Psicología citado para hoy, el fiscal pidió una ampliación de la pericia psicológica realizada a la imputada. La solicitud no encontró objeción por parte de la defensa, por lo que el nuevo informe se llevará a cabo en los próximos días.

A continuación declararon los dos peritos en Criminalística, quienes tuvieron a su cargo la realización de un croquis de la Iglesia de la Santa Cruz. Ambos fueron consultados especialmente acerca de la ubicación y de las características de los baños públicos conque cuenta el edificio.

Seguidamente declaró una testigo ofrecida tanto por la defensa como por la fiscalía. Se trata de una mujer que desde 2009 a 2012 cumplió funciones de secretaria y de asistente en la parroquia. Dijo conocer a Zarza de esa época.

La testigo refirió que la familia de A. M. M. S. siempre recibió ayuda de la congregación. Dijo que conocía a la madre de la víctima y que siempre le daban dinero, mercadería y ropa.

Sostuvo que, desde su punto de vista, “la denuncia contra Zarza es un claro perjuicio en su contra porque ella es denunciante en otra causa” que involucra a un sacerdote de la comunidad religiosa.

La testigo sostuvo que las veces que vio a A. M. M. S. (menor al momento de los hechos) en la iglesia, estaba acompañada por su madre o por su padrastro. Indicó que no sabe exactamente qué edad tenía en esa época pero por su contextura le calculaba unos 11 o 12 años. Dijo que una sola vez vio a la niña sola con una religiosa de la congregación, pero no era Zarza. En esa oportunidad, esa hermana llevó a A. M. M. S. a comprar zapatillas con autorización del tío de la menor, que era sacerdote en la misma iglesia. Refirió que la niña tenía cercanía con otras dos hermanas, pero no con Zarza.

Agregó que la menor solía decirle “tía” a todas las religiosas y miembros de la comunidad, incluso a ella.

Acerca de la imputada, manifestó que “estaba como aislada de las otras hermanas”. “La superiora nos recomendó no hablar con ella porque no se encontraba bien, pero no nos dio otra explicación”, acotó.

La testigo dijo que cuando se enteró de la denuncia contra Zarza a través de los medios de comunicación, se puso en contacto con ella. Dijo conocer los pormenores de la denuncia por los detalles publicados en la prensa y sostuvo que la biblioteca donde A. M. M. S. dijo haber sido víctima de los abusos era un sitio al que solo tenían acceso los hermanos de la congregación.

Finalmente refirió que cuando algún miembro de la orden abandonaba la comunidad, las hermanas le recomendaban al resto no tener más contacto con esa persona e intentaban influir en ese sentido.

El juicio está a cargo del juez Javier Aranibar. Por el Ministerio Público interviene el fiscal penal 1 de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, Sergio Federico Obeid. La defensa de la imputada está en manos de Marta López, de la UDP 2.