La Juntada es lo que su nombre dice: una reunión entre distintas ramas del arte que se está produciendo por estos lares: música, poesía, visuales y más. Conversamos con los organizadores de esta movida que en los últimos meses vienen creciendo cual bola de nieve y no parece querer detenerse. (R.E.)

Uno de los ciclos alternativos  que este año ha irrumpido en los oídos del público salteño y con gratas sorpresas ha sido La Juntada, una idea que nació como propuesta para sacar a los músicos del ámbito académico y llevarlos a un ambiente más relajado.

segunda grupal

Tres de los organizadores conversaron con nosotros para contarnos un poco más acerca de los que fue y es esta juntada: Ana Azurmendi, gestora cultural que se mueve en distintos ámbitos relacionados al arte local; Juan de la Cruz, músico y estudiante de la Escuela de Música José lo Giudice, al igual que José Burgos, guitarrista que lleva adelante varios proyectos, entre los que se encuentra precisamente el que ahora nos convoca, llegaron hasta la redacción de Cuarto Poder para tomar mate y charlar un poco.

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Hasta ahora son cinco los encuentros que ellos organizaron con el apoyo de otros amigos, como Pablo Lihuén, Eloy Notario y Belén Martínez que también agregan su cuota en cada movida que se realiza en La Ventolera, el lugar de encuentro donde realizaron casi todas las actividades.

De los participantes, podemos contar hasta ahora (además de los antes mencionados) a Yanina Aguilera, Alejandro Wayar, Joaquín Basquez, Manuel y Marcelo Colqui, Pablo Soler, Juan Pablo González, Nicolás Vaca, Sofía Brizuela, Salvador Rueda, Mario del Pin, Luciano Miranda, Florencia Galvez, Javier Guantay, Fátima Colombo, Gustavo Kantor, Javier Cuenca, Adrián Moroni; y las bandas De Natura Sonoris y Scaturnas Jazz, en la parte musical; mientras que la literaria participaron Fernanda Salas, Cecilia Toconás, Fernanda Álvarez Chamale y Hernán Viaggio; y para la parte visual participaron Walpac, y Pablo Lihuen, además de la teatralidad con Nicolás Obregón. Todos ellos compartiendo en las distintas ediciones de La Juntada el escenario, ya sea en simultáneo, improvisando y jugando para deleite del público.

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La historia del inicio de estas movidas culturales no dista mucho de lo que sucede en el ámbito salteño en general, y José nos lo grafica de una manera simple cuando asegura “empezamos por una cuestión de autogestionarios un lugar donde tocar”, a lo que Juan agrega: “después de que tocaron una vez con el Librecuarteto (banda en la que José es guitarrista) y él vio que yo trabajaba en La Ventolera, me dijo ‘armemos una fecha’ para tocar nosotros dos”, a lo que José responde: “entonces decidimos cerrar esa fecha donde él estaba laburando, que era un acceso bastante directo. Eso en un principio, después charlando yo le contaba algunas experiencias mías en las que me di cuenta que le faltaba eso a la Escuela, que es un lugar en el que estás tocando todo el tiempo, estudiando y solamente tenés una audición al año, en un solo espacio que encima está dentro de la institución y es un lugar denso porque están los profesores, el resto de los alumnos y es una presión académica en la que uno pelea con uno mismo para que salga todo bien y por todas estas cosas te termina saliendo más o menos, no como uno quiere. Pero bueno, está el espacio de última, sólo que es una vez al año. Nunca te terminás de foguear, porque es como siempre es la primera vez; entonces de ahí también surge esta idea de decir bueno, vamos a otro lugar…”.

Esta idea de salir del ámbito académico para en un inicio hacer un encuentro puramente musical luego fue cobrando otros matices, “al principio la idea era armar una fecha invitando a un par de personas más y luego tocar en varios lugares, no solamente en uno, entonces convocamos para la primera edición y nos juntamos un día en la Escuela de Música y no sé a quién se le ocurrió la idea de agregar otras cosas”. Nos cuenta Juan y José completa: “sí, ahí la cosa era hacer un ciclo de guitarras de concierto, de ahí comienza a surgir todo esto. Después comenzamos a pensar en que estaría mejor agregar visuales, ahí pensamos en Lihuen, luego le sumamos la poesía y pasó a ser un ciclo artístico, porque entran varias ramas del arte en una interacción bastante linda. Yo antes vi las cosas que organizaban La Minga, o el PolleraPantalón (donde Ana también participa como organizadora), y todo eso es una especie de espejo para uno, y eso es lo que queremos lograr con La Juntada, para que otros se den cuenta que pueden hacer las cosas si es que tienen ganas”.

En cuanto a la parte literaria, Ana nos cuenta: “hay gente que ya sabe que uno organizó un evento previo y está dispuesta a leer, no tienen ningún problema y luego van surgiendo otros nombres, de gente que también escribe y están predispuestos a participar”. Luego Juan comenta que “no es difícil armar una fecha, porque hay un montón de gente, y si vos preguntás por ahí hay uno que otro que no se anima, pero siempre hay alguien, porque ahora no sólo organizamos con los alumnos de la Escuela, porque el espacio se convirtió en un espacio en el que también participan profesores que por ahí tocan por fuera y la gente que está por fuera de la institución”.

En cuanto a la organización, sólo quienes se han metido en los vericuetos de la autogestión puede dimensionar lo que eso implica, sin embargo La Juntada ya tiene una especie de núcleo en el que cada uno sabe cuál es la función a cumplir, o como dice José: “la idea es que todos cumplamos con un mínimo de tiempo para hacer algo que surja y fluya muy rápido”, con ello hace referencia a la continuidad, porque a estas alturas del año van mandando alrededor de un evento por mes; en cuanto a eso Ana nos dice: “Ahora se dan las condiciones para que la gente se anime a juntarse y hacer cosas. Gestionar te lleva tiempo y dinero, pero no es imposible. La autogestión y el trabajo en equipo es lo que está bueno, y pasa en La Juntada, donde tenemos un equipo de trabajo bastante heterogéneo, con gente que viene de distintos ámbitos y cada uno con un rol en el que ven la forma de encajar”.

Cabe destacar que si bien el espacio físico con el que cuenta La Ventolera no es de los más amplios, esto también forma parte de la intimidad que se propone cada uno de los encuentros, porque para la gente que asiste es siempre una grata sorpresa esa cercanía con los músicos, escritores y artistas visuales. “Está buena la respuesta del público, porque además de los amigos y familiares de los que participan, va también otra gente que no los conoce y la reacción es muy copada, positiva, porque te dicen: ‘ah, mirá, yo no sabía que había gente así en la escuela’, porque hay gente muy joven, que tiene veintipico de años y son muy grosos. Eso es lo bueno. Igual en cada fecha yo también quedo como sorprendida y digo, la puta madre, de donde salieron estos pibes”, nos dice Ana.

Al cierre de esta edición se lleva adelante la sexta Juntada, y todavía tienen planeadas muchas más, no sólo en el lugar donde ahora las desarrollron, sino que la idea es ir girando, tal vez con los mismos artistas y seguramente con otros, por distintos escenarios, bares, centros culturales y demás lugares que abran sus puertas a esta propuesta que para un futuro tiene muchas más sorpresas que los chicos andan planeado, como sumar el canto lírico y danza contemporánea, y darle un poco más de espacio al teatro.

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Para la próxima, cuando usted escuche de un evento en Facebook, el diario, la web o por el boca-a-boca en el que se esté gestando una nueva Juntada, no dude en asistir. La va a pasar de puta madre.