El aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo quedaron al fin legalizados en Irlanda del Norte a medianoche del lunes después de décadas de lucha infructuosa para conseguir la equiparación con el resto del Reino Unido.

El cambio se ha conseguido gracias a la intervención del Parlamento de Westminster. Con la Asamblea de Belfast, en la que recae el gobierno autonómico de la provincia, cerrada desde hace tres años y medio, la gestión norirlandesa se administra en gran medida en estos momentos en Londres. Aprovechando está situación, los diputados en Westminster aprobaron en julio una enmienda según la cual, si no había un gobierno local funcionando para este lunes, automáticamente entrarían en vigor las leyes del aborto, que rigen en el resto del país desde 1967, así como las del matrimonio del mismo sexo.

“No vamos a soportar más el sentimiento de culpa y de vergüenza. Mañana con las leyes en funcionamiento, y por primera vez en Irlanda del Norte, las mujeres serán libres”, declaró la activista Dawns Purvis, en un mitin público en Belfast.  Para Grainne Teggart, a cargo de la campaña de la ONG Amnesty en Irlanda del Notre, “es el día en que vamos a decir adiós a unas leyes del aborto opresivas, que controlan nuestro cuerpo y nos han negado el derecho a elegir”, señaló en un tuit

El conservadurismo religioso en Irlanda del Norte, tanto de protestantes como de católicos, había hecho imposible la legalización del aborto, que previamente  fue bloqueada por el Partido Unionistas Democrático (DUP), utilizando su derecho especial al veto.