Las internas de mañana servirán para determinar qué tanta presión puede ejercer el intendente dentro de la UCR para que Cambiemos en Salta se conforme bajo su égida. Si su lista aliada no atesora ningún buen resultado, el cafayateño volverá a competir por la gobernación. (Alfio Bustos)
Mañana se llevarán a cabo finalmente las internas de la Unión Cívica Radical (UCR) salteña, tras rodeos institucionales, intervenciones sesgadas de la Junta Electoral y la prórroga de la fecha de los comicios. En ese trayecto, la novedad pasó por la unidad de la oposición a Miguel Nanni, algo que no pudo conseguir ningún radical, sino el intendente capitalino, Gustavo Ruberto Sáenz, y el reclamo de las mujeres para que se respete el cupo femenino y se otorguen candidaturas de jerarquía a las militantes.
Los ánimos en la sede de calle Mitre, en la ciudad de Salta, mantienen cierta controversia. Si bien son pocos los que se animan a vaticinar un escenario de paridad entre el candidato oficialista para presidir el partido, el diputado provincial Mario Mimessi (h), y la oposición representada por Luis Zavaleta, no se descarta que la victoria sea menos taxativa de lo que anticipaba Nanni hace tres semanas, cuando parecía que la Junta Electoral había logrado borrar la disidencia. La contienda provincial se encaminaría en su favor pero el desgaste habría sido mayor que el esperado, y las posibilidades de que su manejo dentro de la UCR decaiga ponen en una situación más ardua sus aspiraciones de volver a competir por la gobernación.
La historia reciente ofrece confianza a Nanni, quien en cinco años nunca perdió una interna y que, con grises y no sin reproches, supo reposicionar al radicalismo en la órbita política de Salta, aun antes de que Ernesto Sánz consiguiera que en Gualeguaychú, en 2015, se decidiera integrar una alianza con el PRO y la Coalición Cívica de Lilita Carrió para volver al Gobierno de la Nación. Nanni logró ser candidato a gobernador por la UCR en 2015, favoreciendo así al oficialismo de Juan Urtubey, aunque volviendo a presentar un crédito propio después de varias elecciones en las que no había habido rastros del radicalismo.
En las antípodas de ese recorrido triunfal de Nanni se encuentra Rubén “Chato” Correa, el collar de plomo de la lista de Zavaleta. Aunque Ruberto Sáenz conocía el largo lastre de derrotas que posee el docente universitario -prácticamente no se conocen victorias comiciales en su currículum-, debieron incluirlo en el armado opositor para debilitar la comodidad con la que el oficialismo se alzaría con la victoria. En situación parecida queda Federico Núñez Burgos, quien tras pasar inclusive por el ahora urtubeycista Libres del Sur, retornó al radicalismo al calor de las nuevas oportunidades que otorgaba formar parte del gobierno a través de la Alianza Cambiemos. Poco suman, pero todo sirve para atemperar las ambiciones de Nanni.
Mimessi, legislador por el departamento San Martín e hijo del difunto y reconocido dirigente de Tartagal, se encuentra en una posición prácticamente ideal. Con menos pretensiones y urgencias que su padrino, Nanni, al diputado le cayó del cielo la candidatura para presidir la UCR, con la cual medirá fuerzas pensando en el año próximo, cuando seguramente busque apropiarse de la intendencia de su ciudad de origen. Allí, por estos días y desde diciembre de 2017, gobierna el hermano del intendente electo, Eduardo Leavy, quien asumió sin que se convocaran nuevas elecciones ya que Sergio “Oso” Leavy abandonó la función para ocupar una banca en el Congreso de la Nación. Con una elección aceptable, el “Gatito” Mimessi no sólo se pondrá a la cabeza del partido sino que también ampliará su fuerza y recursos para encarar la campaña por la intendencia de Tartagal.
Si el triunfo de Mimessi es muy contundente, el diputado nacional y actual presidente del partido podrá negociar con mayor espalda el armado de Cambiemos en Salta de cara al recambio de gobernador. Desde el círculo íntimo del cafayateño aseveran que sus intenciones no son otras que volver a competir por la Casa de Gobierno de Grand Bourg, considerando que los desprendimientos del oficialismo y un Ruberto Sáenz menos fuerte que el año pasado le bastan para ilusionarse con un batacazo. Los más realistas aceptan que no sería extraño que el sueño de batacazo se convierta en un barquinazo.
Las y los opositores, por su parte, apuntan a que el oficialismo partidario se desdibuje con los resultados en el distrito capitalino, donde confían que la fórmula de Ángel Ortiz y Pilar Aleman podrá disputar la propuesta de Nanni, quien acompaña a Sandra Vargas -pese a que hay tres listas, se avizora polarización entre estas dos-. De hecho, vienen sugiriendo por lo bajo que si la victoria en la provincia es de Mimessi, lo mejor que puede pasarle a la institucionalidad del partido es que en la capital salteña la conducción quede para otro sector. Ello sería una bocanada de aire fresco para Ruberto Sáenz, quien así tendría mayor influencia dentro de la UCR para presionar a Nanni a conformar Cambiemos en Salta y acompañarlo en sus aspiraciones por llegar a la gobernación.
Un aspecto preocupa a todos en el radicalismo local: la baja participación de los afiliados. Con el desencanto que genera el actual gobierno, y el hecho de integrarlo por las decisiones del partido a nivel nacional, son escasos los dirigentes que se atreven a proyectar amplia asistencia a las urnas en la jornada de mañana. De cualquier manera, la interna parece más encaminada a dirimir el músculo de negociación que tendrán Nanni y Ruberto Sáenz que a reorientar los rumbos de la UCR local.